No sé con precisión en que año
pude ver la película de Herzog “El enigma de Kaspar Hauser”, si la película es
del año 1974, quizás sería en el último lustro de aquella época.
Recuerdo eso sí, que la película
de Herzog, me impresionó muchísimo y que retrajo a mis pantallas interiores,
una discusión ética y filosófica que en aquellos momentos se desarrollaba sobre
el Mito del Buen Salvaje.
El Mito del Buen Salvaje tuvo su
punto álgido en la segunda mitad del S.XVIII principios de S. XIX, nace a
partir del descubrimiento de América, concretamente en las cartas que Diego
Colón, en las que expresa que en su llegada a las costas de Venezuela dice haber llegado al
paraíso terrenal, la imaginación se desbordó para atribuir todo tipo de
bondades ingenuas a los indígenas (los naturales, como se les llamaba en los
documentos españoles de la época) y muy especialmente, en la primera Década, Libro III, se
hace la descripción del “filósofo desnudo”, un “salvaje” de la isla de Cuba que
expone a Diego de Colón los principios fundamentales que él mismo ha aprendido
de su contacto con la naturaleza.
La leyenda negra española amplificó por toda Europa la visión en positivo de los
indígenas americanos, descritos como seres humanos en estado de
naturaleza, virtuosos, amables, ingenuos y confiados;
perfecto contrapunto de sus conquistadores, descritos como abyectos y
sanguinarios torturadores, entregados a la codicia y al fanatismo, que
resumirían todos los vicios y degeneración del hombre civilizado.
Las utopías del siglo XVI (Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura; Tomás Moro, Utopía) y obras como la de Baltasar Gracián (El Criticón) en el siglo XVII, llevan a la definitiva discusión del ser humano como malo por naturaleza (Leviatán de Thomas Hobbes)
que quedó inmortalizada en la frase de Homo homini lupus est, el hombre es un lobo para los otros hombres, y que añade: “la caracterización de la vida en el estado de naturaleza como “solitaria, pobre, desagradable, brutal y breve”, o bueno por naturaleza, como pretendió la Ilustración (John Locke y sobre todo Jean-Jacques Rousseau),
que vuelve a
descubrir ejemplos de buenos salvajes en las islas del océano Pacífico (tropicales y paradisíacas como las Antillas, con indígenas desnudos de
fácil trato y naturaleza pródiga) que describen viajeros como James Cook y se reproducen en historias como la
del motín del Bounty. El propio
Rousseau, decía: “Los hombres son malos: una triste
y continuada experiencia no exime de la prueba; sin embargo, el hombre es
naturalmente bueno, según creo haberlo demostrado. ¿Qué puede entonces haberlo
depravado a tal punto, sino lo cambios o modificaciones efectuados en su
constitución, los progresos realizados y los conocimientos adquiridos? Admírese
tanto como se quiera la sociedad humana, no por ello será menos cierto que ella
lleva necesariamente a los hombres a odiarse mutuamente a medida que sus
intereses aumentan todos los males imaginables”.
Es
de destacar también la influencia de Montaigne en el análisis y difusión del concepto
del Buen Salvaje, que
expuso y defendió la teoría de la «candidez original» frente al «amaneramiento
del espíritu humano».
Joseph-Marie
Loaisel de Tréogate, escritor apreciado especialmente durante la Revolución francesa se hizo eco de las teorías de Rousseau
al respecto del Buen Salvaje afirmando que el hombre es bueno por naturaleza
y es la sociedad la que le pervierte, y que todo lo que no pertenece a la
naturaleza sólo puede llevar al desorden físico o moral.
Ésta
discusión, lejos de haber sido zanjada con los avances de los conocimientos
científicos, sigue viva, especialmente en el ámbito de la antropología, pero también
de la sociología, de la filosofía, del anarquismo, etc.
De
ahí que sea interesante contrastar las teorías con las experiencias, de ahí el
interés de la ciencia por los llamados “niños salvajes” o “niños ferales”. Los niños ferales son aquellos que desde recién nacidos han vivido aislados
del entorno humano, sin experiencia en la sociedad o el lenguaje. Algunos
simplemente han sido confinados por sus padres al encierro, o al abandono, otros
han sido criados por animales.
Se ha sabido de por lo
menos treinta niños que fueron criados por animales, como vacas, osos,
lobos, pumas, perros, gallinas, entre muchos. En otras ocasiones, ni se supo
quién cuidó de los niños, ya que se les ve solos en los bosques. Existe un
larguísimo listado de éstos niños sobre unos 53 datados y medianamente documentados en los tiempos modernos, entre los más conocidos, destacan:
Los
"niños lobos" hessianos (1341-1344).
El niño de
Bamberg, que creció entre el ganado.
Hans de
Liege, el niño irlandés criado por ovejas.
Los tres
"niños osos" lituanos (1657, 1669, 1694)
La niña de
Oranienburg (1717)
Los dos niños
pirenses (1719)
Pedro de
Hamelín (1724)
La niña de
Songi, en Champagne (1731)
La niña oso
húngara (1767)
El hombre
salvaje de Cronstadt (fines del siglo XVIII)
Victor de
Aveyron (1797).
Víctor fue el nombre asignado por su
tutor oficial a un adolescente salvaje encontrado en la región francesa de
Aveyron en los últimos años del siglo XVIII. Su caso fue el más seriamente
estudiado y el mejor documentado de todos los de este tipo.
Víctor fue encontrado por tres cazadores, a finales de
Septiembre de 1799. Lo hallaron desnudo, en los bosques de Caune, cerca de los
Pirineos. Aparentaba unos doce años, y ya había sido avistado antes de su
captura recogiendo bellotas o buscando tubérculos para alimentarse. En un
principio, lo dejaron a cargo de una viuda. Al cabo de una semana, se escapó.
Por las noches, se ocultaba. Durante el día, el niño se acercaba a
los pueblos aledaños.
Podéis ver ésta excelente película aquí:
Kaspar Hauser
(a principios del siglo XIX).
El
caso de Kaspar sucedió en la pequeña ciudad
alemana de Núremberg, en
mayo de 1828, cuando un joven que, después se supo, creció encerrado en un sótano oscuro, aislado del
mundo, y a los dieciocho años, de
acuerdo conel testimonio de un vecino del
barrio, salió por primera vez al mundo y parecía borracho. El joven decía unas pocas
palabras, pero no entendía casi nada. No captaba las cosas de la manera en que consideramos natural captarlas. Su
actitud, su mirada y sus respuestas eran bastante extrañas.
Este
evento fue rápidamente reportado en los periódicos de la época, atrayendo
a curiosos de diferentes países, lo cual contribuyó a que hubiera muchos relatos, testimonios y documentos del
caso, además de innumerables obras históricas literarias y científicas. La narrativa que aquí enfocamos es la reconstrucción en la película de Werner Herzog, de 1974, que en el original tiene el intrigante
título “Cada uno para sí y Dios contra todos” (Jeder für sich und Gott gegen alle). El título de la versión castellana, El enigma de Kaspar Hauser, sugiere una
trama de misterio que la película no muestra.
De cualquier modo, en la época, el caso planteó muchas
sospechas y controversias acerca de la
verdadera identidad de Kaspar. ¿Era un impostor? ¿El
hijo bastardo de un noble o un príncipe cautivo por razones
políticas?
Sin
duda la historia de Kaspar está recubierta
por cuestiones sin respuestasy diferentes
interpretaciones. En otra película hecha sobre el caso en
1994—Kaspar Hauser, de Peter Sehr— se exploran
estas cuestiones históricas y se refuerza la idea de que se trataba de una disputa
sobre la herencia del poder político.
Pero el enfoque de Herzog trasciende
esta dimensión poniendo en escena cuestiones filosóficas
acerca de la civilización, la ciencia y el proceso de inclusión social.
Herzog
da colores al caso y hace del extraño Kaspar nuestro
prójimo. Siguiendo su historia, compartimos su angustia, espantos, aflicciones, encantos, frustraciones y la
dificultad de hacerse comprender. El relato
describe así los componentes sutiles, y otros bruscos, del proceso de socialización y los mecanismos de regulación y control social. Además de los constreñimientos de las convenciones, se
revela allí cómo el desarrollo cognitivo
depende de las prácticas sociales. Kaspar aprendió a escribir y describió su punto de vista de su proceso de socialización. Su aprendizaje de la “forma humana” (es decir, el estilo de vida de una ciudad
alemana del siglo xix) para ver y relacionarse con el mundo, revela la forma en que los
sistemas de significación, como el lenguaje, son fundamentales para nuestra vida social.
Podéis ver ésta película aquí:
Kamala (4) y
Amala (3), niñas criadas por lobos, encontradas en región de
Calcuta (1920).
La historia de estas niñas
empieza en 1920, cuando un misionero que se encontraba a las afueras de
Midnapore fue informado de que había un fantasma en el bosque, y que
era necesario hacer un exorcismo. Cuando éste fue a investigar lo que
ocurría, acabó descubriendo a dos niñas desnutridas y salvajes en la madriguera
de unos lobos, a quienes la madre loba defendía como si fueran sus cachorros.
Aunque el hombre dudó en qué hacer, antes de que pudiera decidir, los
nativos mataron a la loba y capturaron a las dos pequeñas.
Kamala era la mayor. Tenía 6
años y su hermana Amala tan solo 3. Separadas así de su entorno
"familiar" solamente se tenían la una a la otra, considerando hostil
cualquier otro ser humano que se las acercara.
En los primeros meses, las
pequeñas eran sumamente agresivas y peligrosas : arañaban, mordían y atacaban
como bestias a quienes se le acercasen. Tenían las mandíbulas afiladas y los
caninos más largos de lo habitual, los ojos les brillaban en la noche y veían
mejor que nadie en la oscuridad, así como su sentido del olfato estaba especialmente
desarrollado. Tampoco sabían llorar o reír, ni tenían, aparentemente, ningún
sentimiento humano.
Se constató que no parecía
haber vínculos familiares entre las dos, lo que llevaba a la sorprendente
conclusión que la loba las había recogido en diferentes situaciones.
Su adaptación fue tan
difícil que el reverendo Sing se llegó a preguntar sino hubiese sido mejeeor
dejarlas en el bosque.
Tan sólo un año después de
su ingreso en el orfanato, la pequeña Amala enfermó y murió de disentería.
Cuando Amala falleció, se vio a
Kamala llorar (además, se la tuvo que separar por la fuerza del ataúd de su
hermana). Pasó las semanas siguientes refugiada en una esquina y aullando en
las noches.
Marcos Rodríguez Pantoja, abandonado en Sierra Morena (España) y encontrado en 1965 tras doce años viviendo con lobos y otros animales. Al que dedicaremos el cuerpo principal de la siguiente entrada.
Genie, hallada en 1979 en Los Ángeles. Es uno de los casos mejor estudiados.
La niña
ucraniana Oxana Malaya, que fue criada por perros hasta la edad de 8 años (en
la década del noventa). Un caso de niño salvaje hallada a los 8 años de
edad en Ucrania en 1991, habiendo vivido la mayor parte de su
vida en compañía de perros. Adquirió gran número de hábitos caninos y tuvo
dificultades para manejar el lenguaje.
Los padres de
Oxana, alcohólicos, eran incapaces de cuidarla. Habitaban en una zona
empobrecida por la que campaban perros salvajes. Vivió en una caseta de perro
tras su casa, donde fue cuidada por estos animales, de los que aprendió su
comportamiento y maneras. Gruñía, ladraba o se encuclillaba como un perro
salvaje, olisqueaba la comida antes de ingerirla y se descubrió que tenía
agudizados los sentidos del oído, el olfato y la vista. Cuando la encontraron,
a Oxana le fue difícil adquirir habilidades humanas y emocionales normales. No
había tenido ninguna estimulación intelectual ni social, y su único apoyo
emocional había provenido de los perros con los que vivía. Al no haber estado
expuesto al lenguaje en contexto social, se le hizo muy difícil mejorar su
habilidad verbal.
Andrei, un
niño de 7 años criado por un perro guardián en la región de Altai, en el sur de
Siberia, descubierto en Julio de 2004.
Sunjit Kumar,
de Fiji, criado por gallinas (encontrado en 2005)
Maria Isabel Quaresma Dos Santos, criada por pollos, descubierta en 1980 a los 9 años de edad.
Rochom P'ngieng, hallada en Camboya en Enero de 2007 después de casi dos décadas de aislamiento.
Maria Isabel Quaresma Dos Santos, criada por pollos, descubierta en 1980 a los 9 años de edad.
Rochom P'ngieng, hallada en Camboya en Enero de 2007 después de casi dos décadas de aislamiento.
Como podéis comprender, no he puesto éstas u otras muchas imágenes que las hay en internet, por un afán de mera curiosidad, exibicionista o de voyerismo, sino precisamente por todo lo contrario. Quisiera exponer mi absoluta solidaridad, con éstas criaturas, en la mayoría de los casos abandonadas, o perdidas que fueron separadas de su entorno familiar o social. Casi siempre con efectos devastadores para ellos, de los que dificilmente se recuperarían. Otra cosa fue, como los "capturaron" o intentaron devolver a la sociedad. Los casos de Víctor, Kaspar y Marcos son suficientemente ilustradores.
Pero, mucho antes de todos éstos ejemplos, la literatura y la mitología de casi todos los pueblos de la tierra, nos narran experiencias de niños cuidados por animales:
o
Enkidu, planteada por bestias no especificados, se
convierte en el amigo del héroe Gilgamesh.
o
El mismo Zeus que fue criado por la ninfa Amaltea, a la que a
menudo se representa como a una cabra.
o
Los hermanos Rómulo y Remo, criados por una loba, se
convierten en los fundadores de Roma.
o
Šāhnāmeh iraní "El Libro de los Reyes / El rey de
los libros", introduce Zaal, el héroe mítico de Irán, planteada por
Simurgh, un pájaro muy grande y sabio que se oscurece el cielo durante el
vuelo, dijo estar relacionado con el ave fénix.
o
En de Ibn Tufail El filósofo autodidacta, Hayy es
criado por una gacela en una isla desierta y se convierte en un filósofo
autodidacta.
o
En Ibn al-Nafis 'Theologus Autodidactus, Kamil también
se eleva por los animales en una isla desierta, y se convierte en un científico
autodidacta y teólogo.
o
Según el folklore americano, Pecos Bill, el legendario
vaquero, fue criado por los coyotes.
Más modernamente la literatura ha creado dos
personajes que forman parte de nuestra cultura occidental, de manera
insoslayable: Ridjard Kipling, creó en su obra
“El Libro de la selva” a Mowgli,
criado por una loba
y Edgar Rice Borroughs a Tarzán, “el hombre mono” criado
por una especie ficticia semejante al gorila los “mangani”, representados en el
cine por la famosa “Chita” (chimpancé)
Los casos de Kaspar y otros niños salvajes son, sin duda, raros pero especiales para la comprensión del ser humano. Ellos instigan la reflexión sobre la naturaleza humana. La posibilidad de conocer el “pensamiento salvaje”, un pensamiento en su condición original, virgen, aún no domesticado,
revelaría mucho acerca de nuestra
cultura y la educación. ¿Qué sería, entonces, una persona sin el patrimonio común de su cultura? ¿Serían aquellos casos expresiones de nuestra esencia más profunda, del ser humano in natura? ¿Cómo alguien que creció fuera de la realidad social capta el mundo a su alrededor? ¿Cuáles de nuestros comportamientos son instintivos y cuáles provienen de la educación? ¿Cómo podemos aprender a ser humanos y cuál es el papel de la lengua y las costumbres de este proceso colectivo? ¿La razón humana es algo invariable o depende de la sociedad en la que se crece o del idioma que se habla?
estos casos de niños salvajes provocaron diversas reflexiones sobre qué es la naturaleza humana, las cuales nos llevan a revisar algunas de nuestras representaciones, así como la racionalidad, que desde la Antigüedad ha sido tomada como un rasgo distintivo de la
especie humana, el bipedalismo y la sexualidad, vistos como comportamientos naturales e instintivos, no se revelaron en estos niños como se esperaba.
El
pensamiento concreto y la inteligencia animal
estaban claramente presentes, pero lo
que llamamos raciocinio, la asociación de ideas abstractas de una manera
lógica, no aparece como tal antes de la
interacción cultural y del aprendizaje que allí se genera.
Las representaciones y las expectativas
de los involucrados en los casos de los niños salvajes fue lo que dirigió sus
observaciones y tratamientos, de lamisma manera en que las
lecturas y reinterpretaciones fueron y son delimitadas por las ideas y
cuestiones de cada época. Mas, por otro lado,
es interesante notar que las propias nociones de naturaleza, cultura, civilización y educación fueron rediscutidas a partir de
estos casos paradigmáticos, ya quelas
historias de estos salvajes contrastaban
con las ideas que teníamos de ellos y de nosotros mismos. Pero ¿cómo aprendemos ciertas
prácticas, valores y normas, sin siquiera
ser conscientes de ello? La cultura es en gran medida un orden invisible, ya que muchos aspectos que impulsan nuestros
comportamientos no son evidentes. Sus reglas no tienen que ser
explícitas, ni siquiera necesitan ser conscientes oracionales. Están
implícitas en los símbolos en que se manifiesta.
Una
de esas reglas básicas, que aunque aprendida
parece natural, es el distinguir entre sueño y realidad. Esta diferenciación
en el flujo de imágenes que “pasan” en
nuestra mente en el sueño, que
asociamos con la fantasía, y loque
vemos y observamos en el estado de vigilia es fundamental en el proceso de
integración en nuestro mundo social. Aunque de
vez en cuando despertemos con dudas y nos tomemos un momento para disociarlas, el mezclarlas a lo
largo del día es una “locura”.
En un momento de
la película, cuando Kaspar estaba
conviviendo socialmente, dice que se había reunido recientemente con alguien, que su profesor sabía que, en realidad, él estaba de viaje. Al darse cuenta de que Kaspar tenía
esa visión en un sueño, el señor Daumer le explica que lo que soñamos no se considera la realidad. Este aprendizaje de lo que es y lo que no es real es crucial en la conformación de la cultura, así como la noción del tiempo, es decir,
el aprender a distinguir el presente del futuro y el pasado o a hacer representaciones y proyecciones para cada una de estas dimensiones
temporales. Sin el sistema simbólico de la representación no sería posible referirse a algo que
no está presente. Sólo con éste podemos aludir, hacer conjeturas
y hablar de algo que no podemos señalar.
La
noción de cultura tiene muchos significados
que están involucrados en las
discusiones sobre la raza, la evolución,
la educación, la locura y las diferentes
dimensiones de la realidad social. En las
humanidades hay conceptos diferentes de cultura. Algunos enfatizan la producción material, otros la lengua o el patrón de comportamiento, su estructura, su historia y costumbres. Aunque la cultura es un concepto utilizado en muchas áreas, es el objeto de una ciencia en particular —la antropología— cuya historia se funde
con la discusión misma de lo que sería la cultura.
Pero la historia
y la etnografía revelan que lo que los
pueblos antiguos odiferentes captan
como natural es muy variable,
y que la percepción de la naturaleza depende
del contexto cultural. A pesar de que la oposición
naturaleza cultura funcione desde hace mucho como una de las líneas estructurales de las ciencias en general, y de la antropología en particular, ha sido objeto de reflexiones y críticas. En los estudios contemporáneos sobre la ciencia se ha discutido bastante la propuesta de revisión de la dicotomía entre la naturaleza y las construccionessociales, con análisis que indagan en nuestra composición híbrida y los procesos que demuestran la arbitrariedad de la frontera, presupuesta y bien demarcada, entre lo natural y lo cultural. Desde esta perspectiva, la naturaleza
ya no es considerada como el escenario al aire libre de la acción humana y social, sino como el resultado de las perspectivas de plazo determinado.
algunos autores
consideran también la participación activa de “no humanos” (como las bacterias o elementos químicos, por ejemplo) como
actores del proceso de construcción del
conocimiento. Esto no niega necesariamente la existencia o la pertinencia
de la dicotomía entre naturaleza y cultura,
en la que se basa la ciencia moderna, sino que sólo la pone bajo sospecha,
con el fin de desnaturalizarla para que
seamos capaces de pensar desde nuevos marcos conceptuales, semánticos y
lingüísticos.
Vemos
entonces que, no menos polisémica y controvertida que la noción de cultura, es la propia noción de naturaleza,
comprendida por las teorías y las
decisiones sobre el ambiente, el conocimiento y la vida humana. Además de
ser un concepto científico utilizado en diversos campos del conocimiento, la noción de naturaleza como algo dado y
regular constituye el fundamento básico de la perspectiva científica moderna. Aunque la representación común es considerar a la ciencia como una forma de conocimiento libre de dogmas y creencias, que lucha contra ellos, no es una novedad el abordar su estudio desde un enfoque distinto, y entenderla como una perspectiva
cognitiva que también se basa en creencias o suposiciones discutibles.
De acuerdo con la
filosofía de la ciencia, el conocimiento
científico moderno se cimenta en supuestos metafísicos que, conscientemente o no, conforman
y fundamentan nuestra idea común
de la naturaleza. En pocas palabras,
se combinan los supuestos: 1) que el objeto existe
independientemente de la mente del sujeto de
conocimiento (llamado realismo ontológico); 2) laregularidad de las leyes fundamentales; 3) que
por medio del método apropiado se puede conocer estas leyes; y 4) que
se puede representar este conocimiento mediante un lenguaje apropiado. Tales ideas son a menudo tratadas como
presupuestos metafísicos dela
ciencia, es decir, como concepciones metafísicas
sobre la naturaleza, estructura y
composición del mundo (la realidad) o el conocimiento. Son los supuestos que
determinan o establecen “lo que existe” y “lo cognoscible”, que son, respectivamente, sus dimensiones ontológica y epistemológica.
Muchos aspectos y
valores consagrados en la concepción
científica de la Europa moderna se expandieron por todo el mundo y por
otras esferas de la vida social. La noción de progreso y la búsqueda de la objetividad son algunos de ellos, y se valieron de la estandarización de los
protocolos experimentales y la descripción de fenómenos, tales como el uso del lenguaje impersonal —“se observó”, “se constató”— en donde el sujeto, se supone, abandona la escena llevando consigo sus intereses, creencias y contextos. Esto sirvió para reforzar la búsqueda del conocimiento de las leyes “naturales y eternas”, que se
hallan detrás de los fenómenos, las cuales no tienen que ver con misterioso voluntades
trascendentales; conocerlas sería el fin último de la
ciencia.
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