En Catalunya la
persecución fue intensísima y también bastante antigua pues el primer caso se
produjo en 1330, así como en los S.XV y XVI, entre 1618 y 1620 además de las 14
de Viladrau, fueron ejecutadas 6 en Sant Feliu Saserra, 5 en Terrassa, 4 en
Taradell, 1 en Vilalleons, 4 en Seva, 4 más en Taradell, 3 en Susqueda y la
lista continúa. Entre 1620 y 1622 fueron ejecutadas unas 300 mujeres...
Dice un refrán de por aquí
que: “de Arbúcies a Sant Hilari, dotze cases, tretze bruixes...”, en clara
referencia a la proliferación, real o supuesta, de brujas en la comarca y los
datos históricos parecen confirmarlo.
El caso de Viladrau
revienta la estadística, según los censos en el pueblo y sus alrededores vivían
hacia 1620 unas 75 u 80 familias, 14 personas entre ellas –todas mujeres-,
fueron acusadas de brujería y sufrieron gravemente los efectos de dicha
acusación y eso sólo en dos de los procesos de los que tenemos constancia,
aunque con toda probabilidad hubo bastantes más.
Pero cómo empezó todo?
Los acontecimientos se
precipitaron como consecuencia de una enorme tormenta que cayó sobre el término
municipal de Viladrau los días 2 y 3 e noviembre del 1617 –recordáis el
apartado de la mini glaciación?-,
la magnitud de la tempestad debió ser impresionante, pues destruyó las cosechas, provocó el desbordamiento de la Riera Major y del Rio Ter, arrancando puentes de piedra y destruyendo molinos...
la magnitud de la tempestad debió ser impresionante, pues destruyó las cosechas, provocó el desbordamiento de la Riera Major y del Rio Ter, arrancando puentes de piedra y destruyendo molinos...
Los habitantes del Mas
Espinzella –un gran mas, entre Viladrau i Taradell-, denunciaron que por la
noche del día 2, habían visto el resplandor de una hoguera en la ermita de Sant
Segimón en la falda del Matagalls, en lo que suponían era una reunión de brujas
y que al día siguiente por la tarde, vieron descender a dos de las acusadas,
por el camino que descendía del Matagalls.
Hoy en día el día de Tots
Sants, en Viladrau se representa para los críos y turistas, la Leyenda del
“Cavaller d’Espinzella”, una especie de Sant Jordi que dotado de armadura y a
lomos de una moto tapizada en piel y con una cola de caballo, a golpe de
espada, hace huir a los demonios. Ganas me han dado en más de una ocasión de
intervenir a gritos y desenmascarar a semejante “héroe”.
Como ya hemos explicado, cuando una autoridad
sospechaba que en algún sitio se producía un brote de brujería, normalmente se
enviaban unos siniestros personajes llamados “los familiares de la
Inquisición”, éstos “familiares” que no llevaban ningún distintivo visible, ni
uniforme, eran los ojos y oídos de los tribunales. No es de extrañar que cuando
a una comunidad llegaba un personaje desconocido todo el mundo suponía lo que
era, por lo tanto la gente de bien callaba y se apartaba de ellos, los rehuía
–ésta actitud a lo largo de cien o doscientos años bien puede haber sustentado
la idea de que la gente de los pueblos de montaña es reservada y desconfiada,
no me extraña!-, pero claro, todos aquellos que tenían litigios, disputas o lo
que sea con sus vecinos o parientes, veían llegada su hora... de la venganza...
Entre éstos “familiares”
destacó en nuestra comarca, un tal Cosme Soler, alias “Tarragó”, enviado gentil
y desinteresadamente –pa arrimar el hombro- por el Obispo de Tarragona, el
Tarragó ese –por cierto un converso que había sido investigado por la
Inquisición- presumía de poder encontrar en la piel de las brujas, justo al
lado del omoplato izquierdo una señal impuesta por el demonio, unas arrugas en
la piel similares a la huella del pie del diablo, si os miráis con atención esa
parte del cuerpo, seguro que la encontraréis. También fueron famosas dos
niñitas de unos 6 años que decían que mirando a los ojos de una bruja la podían
reconocer, pues veían un pequeño sapito –que por cierto solo ellas podían ver-,
esos argumentos y delaciones tan sólidas llevaron a la horca a más de 10
mujeres.
Bastaba el testimonio de
una persona acusando a otra, para poner en marcha la maquinaria represora que
siempre pasaba por la cámara de torturas, que acababa en la horca, o en la
hoguera – aunque en Catalunya no era muy frecuente, pues se reservaba sólo para
los que habían tenido la suerte de morir, o de huir, antes del proceso-, y que
casi siempre llenaba las arcas de los tribunales, que expropiaban de sus
miserables bienes a los acusados y descendientes directos y hacían pagar a las
familias hasta la madera para construir el cadalso, o la leña de las hogueras,
amén de los dispendios, dietas y comilonas de los miembros del tribunal
mientras durase el proceso, claro está!.
A menudo el inicio de un
proceso por brujería, implicaba la promulgación de un impuesto especial que
debían de pagar todos los ciudadanos del municipio y/o alrededores.
Inmediatamente se procedió
a la detención de las inculpadas, solían presentarse en la casa el alguacil y
hombres armados, acompañados del rector, antes de la salida del sol, procedían
a un registro minucioso y solían llevarse a la acusada sin muchas contemplaciones...
El interrogatorio constaba
en la repetición sistemática de un cuestionario previamente redactado, sacado
del terrible “Malleum Maleficarum” –Martillo de los que hacen maleficios-,
redactado por dos Inquisidores alemanes de principios del S.XVI, Jacobo Spenger
y Enrique Institor que ya conocemos. Entre las desgraciadas destacamos a:
Antonia Rosquelles. No
sabemos que edad tenía en el aquel mes de abril del 1620, pero nos la podemos
imaginar como una mujer mayor, sobre los 50 años, acusada de provocar bocios,
aquella enfermedad que se daba frecuentemente entre las personas mal
alimentadas, o con carencias vitamínicas notables, se caracteriza por una
fuerte hinchazón en el cuello, era muy, muy frecuente;
de provocar granizadas y tempestades; de arruinar las cosechas; de acudir a akelarres –las reuniones de las brujas, según la terminología vasca que se extendió por toda Europa a raíz del juicio contra las supuestas brujas de Zugarramurdi-; y finalmente, como guinda al ya sabroso pastel, de provocar la muerte de niños recién nacidos, no hará falta que os recuerde que en tiempos de hambruna, epidemias, malnutrición, etc., los bebés son los más débiles y propensos a morir.
de provocar granizadas y tempestades; de arruinar las cosechas; de acudir a akelarres –las reuniones de las brujas, según la terminología vasca que se extendió por toda Europa a raíz del juicio contra las supuestas brujas de Zugarramurdi-; y finalmente, como guinda al ya sabroso pastel, de provocar la muerte de niños recién nacidos, no hará falta que os recuerde que en tiempos de hambruna, epidemias, malnutrición, etc., los bebés son los más débiles y propensos a morir.
El caso de Elisabeta Martí
que tenía ni más ni menos que 70 años cuando fue detenida, es escalofriante.
Condenada a muerte por numerosísimos delitos (traduzco aproximadamente):
“apóstata –los que renuncian voluntariamente a la fe en Jesucristo-, idólatra,
sacrílega, adúltera, autora de numerosos encantamientos, hereje, infamia,
crímenes nefandos –que practicaba el sexo por detrás-, provocaba bocios,
envenenaba a los animales, estropeaba las cosechas, provocaba granizadas y
tormentas, y envenenaba a los niños”...
Pues a su edad soportó con entereza durante varios días las torturas más crueles y despiadadas, por tres veces aguantó hasta perder el conocimiento la llamada “del potro”, estirada desnuda en un banco, mediante unas sogas la estiraban de las manos y los pies, la duración del tormento, como era costumbre, se media en tres padresnuestros y tres avemarías... y hasta ocho veces, la llamada “de la soga”, desnuda, de pie con las manos atadas a la espalda, se la levantaba tirando de ellas por medio de una polea que colgaba del techo..., era costumbre zarandear violentamente la cuerda...a partir de la tercera vez, se añadían pesos en los pies de la víctima –de medio y de un quintal-..., mientras eso sí, los padrenuestros y las avemarías, competían para silenciar los aullidos de dolor de las atormentadas. El caso de ésta anciana es excepcional.
Pues a su edad soportó con entereza durante varios días las torturas más crueles y despiadadas, por tres veces aguantó hasta perder el conocimiento la llamada “del potro”, estirada desnuda en un banco, mediante unas sogas la estiraban de las manos y los pies, la duración del tormento, como era costumbre, se media en tres padresnuestros y tres avemarías... y hasta ocho veces, la llamada “de la soga”, desnuda, de pie con las manos atadas a la espalda, se la levantaba tirando de ellas por medio de una polea que colgaba del techo..., era costumbre zarandear violentamente la cuerda...a partir de la tercera vez, se añadían pesos en los pies de la víctima –de medio y de un quintal-..., mientras eso sí, los padrenuestros y las avemarías, competían para silenciar los aullidos de dolor de las atormentadas. El caso de ésta anciana es excepcional.
En cambio, Esperança
Marigó, otra de las inculpadas, se asemeja más a lo que serían nuestras
reacciones: lo confesó todo de buenas a primeras...por qué? En el primer
interrogatorio, se hacía presentar a la acusada –normalmente una mujer de edad
avanzada- ante los miembros del Tribunal, tres o cinco, según los casos,
presididos por un gran señor, un Obispo o un noble, con otros miembros del
mismo: sacerdotes, notarios, jueces, los “bone viri” -los testigos-, el médico
–generalmente el barbero del pueblo más próximo- ah! y por cierto, el verdugo
con todos sus instrumentos bien preparados y a la vista de todos. Se hacía
desnudar a la acusada ante todos ellos, tened en cuenta que en aquellos años,
nadie se desnudaba nunca en la vida para nada – se lavaban con ropa, incluso
para hacer el amor, la ropa interior llevaba un agujero adhoc -, se le leía el
acta de acusación y se le advertía de los instrumentos que se utilizarían, como
y que efectos tendrían sobre su cuerpo, el dolor que le provocaría, etc. Pero
esa confesión no la libró de la tortura.
Debéis tener en cuenta que
los tribunales sólo admitían la veracidad de una confesión producida bajo los
efectos de la tortura, que posteriormente habían de ser ratificadas por el
acusado...Además si un acusado no confesaba, a pesar de los muchos y variados
métodos utilizados, se suponía que esa resistencia –sobrehumana- era debida a
la ayuda del diablo, lo que implicaba un grado de culpabilidad aún mayor.
Se les repetía el
cuestionario con las 29 preguntas extraído del Malleus que ya hemos visto, una
y otra vez, hasta que las pobres confesaban...que confesaban?...evidentemente,
lo que los jueces querían oír, esa era la única manera de huir de la tortura...
Al cabo de un rato, debían
parar para que la víctima recuperase mínimamente el aliento y no se desmayase,
porque entonces ya no servía de nada la tortura. Y vuelta a empezar...
Mirad que conozco éstos textos desde hace muchos, muchos años, pero aún me pone la piel de gallina; no
comprendo cómo alguien puede estar sentado escribiendo esas cosas durante
horas, días, semanas e incluso meses...sin que se le revuelva el estómago ante
semejante barbaridad. La condición humana.... Antes o después, las víctimas de
semejante interrogatorio confesaban, el que? Pues lo que los inquisidores
estaban esperando.
Montserrat Solera
“Flassada” y Margarida Font “gavatxona”, (Seva) nacidas en ésta población.
La concatenación de juicios, torturas y acusaciones que llevaron a ésta barbarie persecutoria de horror y muerte, empezó con la siguiente declaración llevada a cabo por el hostelero de Santa Maria de Corcó – l’Esquirol,
pueblo que se hizo mucho más famoso como consecuencia de no participar en la huelga general del 1919, de ahí que la palabra “esquirol”, signifique rompehuelgas en casi todos los idiomas del mundo – Joan Reixach el 7 de julio del 1620:
La concatenación de juicios, torturas y acusaciones que llevaron a ésta barbarie persecutoria de horror y muerte, empezó con la siguiente declaración llevada a cabo por el hostelero de Santa Maria de Corcó – l’Esquirol,
pueblo que se hizo mucho más famoso como consecuencia de no participar en la huelga general del 1919, de ahí que la palabra “esquirol”, signifique rompehuelgas en casi todos los idiomas del mundo – Joan Reixach el 7 de julio del 1620:
“Hace unos 6 meses, poco
más o menos, llegó a mi casa un hombre que estaba de camino, a cenar. Y
mientras cenaba, me dijo que el día anterior había entrado en el hostal que hay
un poco más abajo – en el de la Graneta – y mientras estaba allí se dió cuenta
de que allí había una bruja, cuando la ha visto se ha marchado a una capilla
cercana la de Sant Genís, para hacer oración...Por la mañana que era domingo,
volvió a la capilla para asistir a misa...y según me dijo, la Iglesia estaba
llena de brujas, que reconoció a 5 o 6, pero aseguró que si pudiera verlas con
más atención, reconocería a muchas más...”
El hombre en cuestión no
era otro que el “Tarragó” de quien ya hablamos, pues bien, el tal “Tarragó”,
identificó, reconoció y acusó de brujas ante el tribunal, por lo menos a:
Margarida Parolera, a su hija Ángela Serra, Elisabeth Fàbregues, a la mujer del
Templat y a la Graneta vieja... Por el ya conocido sistema de encontrar la
huella del demonio en una marca en la piel, al lado del omoplato
izquierdo...
Del interrogatorio, mediante tortura, de éstas mujeres, por el simple hecho de estirar del hilo del ovillo, fueron saliendo más y más nombres, que dieron lugar a más juicios, más torturas y más condenas...
Del interrogatorio, mediante tortura, de éstas mujeres, por el simple hecho de estirar del hilo del ovillo, fueron saliendo más y más nombres, que dieron lugar a más juicios, más torturas y más condenas...
Algunos de los acusados,
por temor a la tortura y pensando que tal vez confesando de buenas a primeras,
se escaparían de ella, no vacilaron en acusar a todas aquellas personas con los
que tuvieran la más mínima diferencia...Éste es el caso de Pere Torrent “Cufí”.
El tal “Cufí”, pensaba que
el proceso era un simple trámite y que lo dejarían libre rápidamente, por eso
no dudó en explicar habladurías y chismes, acusando con total ligereza a mucha
gente...no obstante cuando fue sometido a tortura y se dio cuenta de la
trascendencia de sus declaraciones anteriores, desmintió sus primeras
acusaciones: “yo las había inculpado mal y por malicia, sin saber nada malo de
ellas; ahora por descargo de mi conciencia, las disculpo y digo la verdad que
no hay nada de malo en ellas...Todo lo que dije anteriormente, era mentira y lo
dije pensando que así me libraría...”
No obstante, la maquinaria
represiva siguió su curso, los jueces dieron crédito a todas las acusaciones y
lo que resulta aún más grave, las inculpadas sometidas a brutal tortura,
confirmaron punto por punto, lo que los interrogadores esperaban encontrar...
Pues a lo que íbamos,
entre 1620 y 1648 aproximadamente, en el reducido ámbito de los pueblecitos que
estamos recorriendo, un número indeterminado de personas que puede oscilar
entre las 25 y las 60, principalmente mujeres, aunque también hay hasta cuatro
hombres, fueron detenidas, brutalmente torturadas y finalmente ejecutadas,
acusadas de brujería, de hacer maleficios, de envenenar a los ganados, de
provocar tormentas y sobre todo, de infanticidio...la única acusación realmente
seria y que no pudo –ni falta que hacía- ser demostrada por los tribunales
civiles que aquí actuaron con una violencia irracional.
Bajo la dirección de un personaje siniestro Antoni Vila de Sabassona, Gobernador General de la Varonía de Taradell y Viladrau, amén de Señor de otros muchos lugares, es decir un pez gordo de la época, que veía peligrar su posición ante el avance de los modernos tribunales inquisitoriales , estaba dispuesto a mostrar su utilidad pública –a cualquier precio- y que además andaba a la greña con el Obispo de Vic, por un tema de jurisdicciones territoriales –entiéndase impuestos-.
Bajo la dirección de un personaje siniestro Antoni Vila de Sabassona, Gobernador General de la Varonía de Taradell y Viladrau, amén de Señor de otros muchos lugares, es decir un pez gordo de la época, que veía peligrar su posición ante el avance de los modernos tribunales inquisitoriales , estaba dispuesto a mostrar su utilidad pública –a cualquier precio- y que además andaba a la greña con el Obispo de Vic, por un tema de jurisdicciones territoriales –entiéndase impuestos-.
Del Brull, fueron varias
de las brujas condenadas a muerte, Valentina Vinyas del Brull, declaró que “de
Elisabet Beneta, conocida como Belleza de las Aguas, a la que han colgado por
bruja en el término de Seva, he oído decir que había envenenado a su propio
hijo, matado a varios cerdos de la Morera del Brull y que había matado a quince
o dieciséis criaturas de diferentes lugares...”
Como vimos, la acusación
de la responsabilidad de las brujas en la muerte de criaturas se repite en
todos los procesos, pero sobre éste particular como en casi todo lo demás,
habrá mucha más fantasía e invención que no realidad.
El caso del hijo de
Montserrat Torrents es paradigmático, se decía que la criatura había nacido
muerta y que había sido enterrada en el huerto de la casa por su marido. Pero
las habladurías llevaron a los jueces a desenterrar a la criatura, pero en
lugar de un niño encontraron una calabaza envuelta en trapos... Lógicamente se
atribuyó todo a la actuación de Margarida Portussa, “Parolera vella”...
Pero en los interrogatorios posteriores se aclararon los hechos...la criatura que nació no era hija de Pere Torrents, el marido de Montserrat y como éste lo sabía, para calmarlo, le hicieron creer que la criatura había nacido muerta y le dieron una calabaza envuelta en trapos sanguinolentos, para que los enterrase, mientras que la verdadera criatura, fue abandonada cerca de una casa importante del pueblo, sin saberse que fue de ella, o si alguien la había recogido...
Pero en los interrogatorios posteriores se aclararon los hechos...la criatura que nació no era hija de Pere Torrents, el marido de Montserrat y como éste lo sabía, para calmarlo, le hicieron creer que la criatura había nacido muerta y le dieron una calabaza envuelta en trapos sanguinolentos, para que los enterrase, mientras que la verdadera criatura, fue abandonada cerca de una casa importante del pueblo, sin saberse que fue de ella, o si alguien la había recogido...
Todo lo que se escapaba de
lo normal, o era misterioso, en éste caso un desliz extramatrimonial que se
quiere tapar a cualquier precio, se atribuía a las brujas...
Una de nuestras brujas,
Joana Negre explica así como llegó a realizar el famoso “Pacto con el demonio”
en su confesión bajo los efectos de la terrible tortura por la que estaba
pasando (respeto la sintaxis del documento original):
”Estando casada con Janot Fumanya “Casanova”, estando en una casa de Puigcordellat de la parrochia de Llussà, hace unos 36 años aproximadamente una mujer joven que era conocida como “Na Elías” que estaba en la Pinossa de Puigcordellat, me dijo que la acompañara a buscar peras a una viña próxima, por el camino “Na Elías” –que ya murió- me pregunto si quería darme al demonio y nunca más tendría angustias para conseguir comida y que si quería vengarme de una amante que mi marido tenía de la manera que yo quisiera, el demonio me ayudaría. Le contesté que estaba de acuerdo...”
”Estando casada con Janot Fumanya “Casanova”, estando en una casa de Puigcordellat de la parrochia de Llussà, hace unos 36 años aproximadamente una mujer joven que era conocida como “Na Elías” que estaba en la Pinossa de Puigcordellat, me dijo que la acompañara a buscar peras a una viña próxima, por el camino “Na Elías” –que ya murió- me pregunto si quería darme al demonio y nunca más tendría angustias para conseguir comida y que si quería vengarme de una amante que mi marido tenía de la manera que yo quisiera, el demonio me ayudaría. Le contesté que estaba de acuerdo...”
Antonia Rosquellas,
explica algo semejante: “para aprender tuve que hacer acatamiento al demonio,
si iba en su compañía, me daría dinero bastante...”
Otra bruja, acepta porque
así podrá vengarse del cerdo de un vecino que se le había comido las coles de
su huerto...
La lista podría hacerse
interminable... pero las conclusiones serían las mismas
El relato continúa:
“cuando estábamos en las Golas de les Eures nos salió al paso el demonio en
forma de un gentil hombre, moreno, de piel oscura, con los ojos negros y muy
brillantes y “Na Elías” le dijo: “Bersabuch, aquí os traigo una vasalla” y
Bersabuch respondió: “Sea bienvenida” y seguidamente se abrazó a “Na Elías” y
la conoció carnalmente por las partes sucias porque yo la ví ya que no se
apartaron de mí...Después se abrazó a mí y tuvo relaciones por el mismo sitio,
si bien yo no obtuve ninguna satisfacción, me pareció que me lanzaba alguna
cosa fría...”
En el supuesto akelarre
celebrado en Sant Segimón, Esperança Marigó, nos explica que: “Allí encontramos
a onze brujas de Viladrau, de Seva y de otros sitios que desconozco, se nos
apareció el demonio en forma de un gallo negro, nos hizo música con un tamburil
y un flaviol –una especie de flautín- y todas bailamos y mientras bailábamos
tuvo tratos carnales con todas nosotras, todas lo fuimos a adorar y le besamos
por detrás, aún recuerdo que cuando lo besé por detrás sentí mucha peste, y
cuando lo adoramos el demonio nos exhortó a hacer maleficios y a hacer caer
granizo...”
Pere Torrent “Cufí”,
confiesa que en uno de los aquelarres celebrados cerca del Coll Formic, el
demonio le dio a comer unos alimentos extraordinarios, aunque reconoce que
“bien pudieran ser de aire, de lo ligeros que eran, pero te quitaban el hambre”.
Desgraciadamente, la autosugestión
inducida por el terror, esa especie de locura colectiva de la que hemos hablado
en algunos apartados anteriores, dieron sus trágicos frutos, con centenares de
miles, quizás millones de personas –especialmente mujeres- quemadas o ahorcadas
sin las más mínimas pruebas de culpabilidad.
Consecuencias
A cada acusada los inquisidores pedían otro nombre, que iniciaba una cadena de muerte y barbarie. Cualquiera podía denunciar, y una vez denunciada la primera bruja, se iniciaba la cadena. Además, en este “delito” los inquisidores utilizaban a menores, particularmente a las niñas, a quien se presionaba para atestiguar contra sus madres. Llegó un momento, hacia principios del siglo XVII, que las acusaciones se descontrolaron. Cualquiera podía ser acusado, hasta las mujeres de los oficiales e inquisidores, hasta los acusadores mismos. La única forma de impedir esto fue parar todo el proceso. Así, las mismas autoridades que alimentaron la cadena de muertes, empezaron a negar y desacreditar las acusaciones por brujería.
La magnitud de la masacre
es difícil de determinar, dado el vacío que todavía existe con respecto al tema
a pesar de los múltiples estudios existentes, la reticencia a aceptar algunos
estudios realizados por mujeres y la tendencia de los investigadores hombres a
obviar la cuestión o tratarla con un exceso de prudencia. Las estimaciones más
conservadoras apuntan a 200.000 personas ejecutadas durante este período. G. R.
Quaife da una estimación de alrededor del millón de personas y Matilda Joslyn
Gage dio ya en 1893 una estimación de 9 millones, estimación que apoyaría Mary
Daly. La proporción de mujeres va del 80 al 100 %, dependiendo del momento y el
lugar.
Geográficamente, la caza
de brujas comenzó en las montañas de Alemania e Italia, expandiéndose después
rápidamente dentro y fuera de estos países, a Francia, Inglaterra, el norte de
Europa, España. En Alemania, Francia y Bélgica la persecución fue más brutal
que en otros países. Aunque no parece haber muchas diferencias entre países
católicos y protestantes, se estima que la persecución fue más dura en los
países protestantes.
En España, por ejemplo,
los inquisidores se concentraron más en ciertas herejías religiosas, como la de
los “iluminados”, siendo menos proclives a creer en la brujería, a pesar de lo
cual, también los inquisidores españoles se vieron infestados por la caza de
brujas en su época más álgida, a finales del siglo XVI y principios del XVII.
Así, en el caso de España
la persecución fue menos aguda que en otros países europeos, dado que la
Inquisición española actuó con más precaución en este tipo de procesos. Sin
embargo, durante la época álgida de la caza de brujas el número de ejecuciones
se elevó notablemente, aunque sin alcanzar el rigor de otros países. Al
contrario que en el resto de Europa, la Inquisición española mantuvo una
postura más escéptica con respecto a la brujería. Era necesario tener pruebas y
la confesión por sí misma no bastaba, ya que, según la propia Inquisición, la
tortura o el miedo a ella, así como las preguntas orientadas podían llevar a
declarar lo que nunca había pasado. El tiempo de tortura estaba limitado a una
hora, mientras que en Alemania podía durar desde un día y una noche, hasta
cuatro días y cuatro noches.
Aunque en algunas regiones
de la península parece que se daban más casos de brujería que en otras, podían
encontrarse brujas en cualquier parte, especialmente en las zonas rurales.
Parece ser que la mayor o menor concentración se debería a la mayor o menor
abundancia de hierbas medicinales en la zona y a la persistencia o no de ritos
religiosos anteriores al cristianismo. En el País Vasco es donde hubieron más
condenas. En 1610 fueron condenadas las brujas de Zugarramurdi. Otros procesos
relevantes son los de Toledo y Granada. En 1655 fueron ejecutadas 40 personas
en Valencia, 31 de las cuales eran mujeres. Galicia era también considerada
territorio de brujas, las meigas. En Cataluña, entre 1616 y 1619 fueron
condenadas a la horca 300 mujeres. Dentro del Principado catalán algunas
poblaciones fueron conocidas por la existencia de brujas; entre ellas destacan
Caldes de Montbui, Vallgorguina, Terrassa, Ullastret, Llers, Viladrau y Girona.
Valoración
En los últimos años en el área peninsular se han producido dos tipos de estudios, unos de carácter general, basados fundamentalmente en fuentes inquisitoriales, y otros de carácter regional que apuntan nuevas perspectivas de investigación. A través de éstos podemos encontrar básicamente argumentaciones que giran en torno de la idea que en el área peninsular no tuvo lugar una “caza de brujas” al estilo europeo y que, contrariamente, existió una especie de “racionalismo hispánico” al respecto. Los fundamentos del concepto acumulativo de brujería y el estereotipo de la bruja “moderna” son los mismos en Europa y en la Península, salvo pequeñas variaciones de carácter regional, pero, llamativamente, según el nivel actual de las investigaciones los resultados derivados de dichos fundamentos ideológicos serían diferentes.
Se han aportado diferentes
argumentaciones para dar credibilidad a dicha idea. Para que se produjera la
“caza de brujas” europea fue necesario que la clase dirigente creyera que el
delito de brujería era de máxima magnitud, que se practicaba a gran escala y
que las brujas formaban parte de una secta organizada y conspiradora de
adoradores del diablo. En principio, esto no tuvo lugar en la Península. Por
otro lado, la “caza de brujas” es fundamentalmente una operación judicial, y
resulta evidente que la Monarquía hispánica poseía unas bases legales
diferenciadas respecto de las europeas. Sobre todo por la presencia de la
Inquisición, que gozaba de una auténtica transferencia de jurisdicciones y
competencias sobre brujería, y que efectuaba una singular conexión entre
jurisdicción eclesiástica y civil. Asimismo, sabemos que las jurisdicciones
reales, eclesiásticas, civiles y hasta señoriales también actuaron frente a la
brujería.
De esta manera, si nos
fijamos en las evidencias que nos muestran las fuentes inquisitoriales, no
disponemos de bases documentales para afirmar que se produjo en el mundo
ibérico una dinámica similar a la “caza de brujas”. Aunque, por lo que hace a
la actitud de la Inquisición, muchos autores defienden un cambio a partir de
las instrucciones del 1614, nosotros opinamos que no se produjo un cambio de
mentalidad homogéneo y la escisión entre la postura crédula y racionalista continuó
presente en el mundo hispánico. A todo ello conviene añadir que nosotros
estaríamos de acuerdo con Doris Moreno cuando afirma que no se puede estudiar
la Inquisición sin tener en cuenta los mecanismos de interrelación vertical y
horizontal entre los poderes centrales y locales. En este sentido se está
empezando a producir un revisionismo que apuesta por entrar en profundidad en
el estudio de los tribunales regionales y las elites de poder inquisitoriales
Desde esta nueva
orientación metodológica, si nos fijamos en los estudios de carácter regional,
observamos que en algunos territorios sí que se produjo un ambiente que
propició una “brujomanía” al estilo europeo, como por ejemplo el País Vasco y
Mallorca. Pero, a través del estudio del caso catalán hemos encontrado indicios
para pensar que en Cataluña pudo haberse producido una “caza de brujas” al
estilo europeo. Esto nos hace pensar que nuestras valoraciones se podrían
extrapolar al resto de la Península, incluso teniendo en cuenta la complejidad
y diversidad de ésta y la dificultad de establecer una explicación única para
sus orígenes y desarrollo. La base de nuestra argumentación gira en torno al hecho
de que faltan datos e investigaciones sobre tribunales seglares y locales para
determinar si tuvo lugar dicho fenómeno. En el caso de Cataluña, pese a que las
fuentes inquisitoriales nos indican que no se produjo una “caza de brujas”,
Doris Moreno a través del estudio de la zona de Tarragona, ha podido comprobar
cómo los tribunales seglares, al menos durante el XVI, gozaban de competencias
por lo que respecta al delito de brujería.
Aunque la Inquisición gozaba de mayores competencias, existen pruebas que muchos casos fueron tratados por la justicia seglar y no llegaron a instancias de ésta. Una justicia seglar que provocó muchas muertes frente a la tónica más benevolente de la Inquisición.
Aunque la Inquisición gozaba de mayores competencias, existen pruebas que muchos casos fueron tratados por la justicia seglar y no llegaron a instancias de ésta. Una justicia seglar que provocó muchas muertes frente a la tónica más benevolente de la Inquisición.
El trabajo que Pladevall realizó
sobre las brujas de Vic, que no fueron procesadas por la Inquisición, nos
indica que las conclusiones generalizadas a partir de la documentación
inquisitorial pueden ser inciertas, ya que las brujas procesadas en Vic durante
la segunda mitad del siglo XVII fueron mayoritariamente condenadas a muerte.
Por otro lado, los datos que nos han llegado a través de los cazadores de
brujas procesados por la Inquisición, nos muestran la existencia de un número
superior de víctimas a las que encontramos en los documentos inquisitoriales.
Por lo que hace a la
perspectiva del debate erudito sobre realidad o falsedad de la brujería, hemos
tenido ocasión de realizar una interesante aportación de primera mano.
Actualmente estamos trabajando un documento enviado por el Padre jesuita Pedro
Gil al virrey de Cataluña Duque de Alburquerque, Francisco Fernández de la Cueva,
en 1619. El hecho de que Pedro Gil se dirija a una autoridad civil nos induce a
pensar que esta jurisdicción tenía competencias importantes sobre brujería. Se
trata de un memorial en defensa de las brujas, que las presenta como víctimas
de la ignorancia, y es un testimonio de la postura racionalista e incrédula
sobre el fenómeno. ¿Nos mostraría, acaso, que la postura dominante en la
Cataluña del siglo XVII era la incrédula, acorde con la tradición del
racionalismo hispánico? Lo interesante, sin embargo, es que junto al texto
catalán aparecen unas extensas glosas redactadas en latín por un anónimo Doctor
de la Universidad de Perpiñán en las que se exponen argumentos basados en la
interpretación más intransigente y crédula (y, en este sentido, europea) sobre
la brujería. La utilización de Martín del Río o Bodin como autoridades es un
factor incontestable en la solidaridad con la descrita línea de pensamiento
europeo.
La propia redacción del
memorial por parte del jesuita Gil y, sobre todo, el hasta ahora desconocido
texto del glosador de Perpiñán, añadirían nuevos elementos de duda al supuesto
“racionalismo hispánico”. Estos documentos son posteriores a los sucesos de
Zugarramurdi, y no obstante, evidencian una continuidad de los métodos e
ideologías que Salazar denunciaba, con el corolario terrible del procesamiento
y de la condena a muerte de personas inocentes. ¿Hasta qué punto estos
planteamientos ideológicos y de práctica judicial no exponen un clima similar o
identificable con las “cazas de brujas” europeas?
Finalmente, queremos
destacar aquellos extremos que sería necesario investigar en un futuro. En el
caso europeo hemos observado la falta de estudios sistematizados de brujería
que realicen una comparación entre las diferentes regiones europeas, que sin
duda nos serían de gran ayuda para el estudio del área peninsular. También
sería necesario descubrir si se produjo una lógica, una intención política detrás
de las persecuciones por parte de las autoridades. Si existió una conexión
entre los aspectos sexuales de la brujería y los valores forzados por
autoridades y teólogos y la “caza de brujas”. Así como la relación entre la
proliferación de la ciencia y el progreso político del XVII y dicho fenómeno.
Por lo que respecta a la lucha de sexos, nosotros creemos que resulta poco
probable debido a que la mayor parte de testimonios de los juicios son mujeres.
Algunos de los aspectos
comentados anteriormente serían aplicables al caso peninsular, pero no
obstante, urge más averiguar si realmente tuvo lugar una “caza de brujas” o un
“racionalismo hispánico”. Para llegar a tal objetivo es necesario explorar
otras jurisdicciones aparte de las inquisitoriales, así como una mayor
profundización de los estudios regionales buscando una homogeneidad de
criterios, la comparación con el caso europeo, una diferenciación más clara
entre la mentalidad de la cultura popular y la de elite, y por último, saber si
entre el medio rural y el urbano se produjeron diferencias sustanciales. Por
tanto, el tema de la brujería peninsular durante el siglo XVII posee todavía
múltiples territorios interesantes por explorar en un futuro. Tomado de Anna
Armengol.
Bueno pues con ésta valoración llegamos al fin de ésta entrada dedicada a ls brujas y sobretodo a las causas de ése crimen contra la humanidad o ginocidio, esperemos que nos haya hecho reflexionar lo suficiente como para darnos cuenta de que el verdadero horror de todo ello se encuentra en el interior de nuestras propias mentes.
Bueno pues con ésta valoración llegamos al fin de ésta entrada dedicada a ls brujas y sobretodo a las causas de ése crimen contra la humanidad o ginocidio, esperemos que nos haya hecho reflexionar lo suficiente como para darnos cuenta de que el verdadero horror de todo ello se encuentra en el interior de nuestras propias mentes.
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