diumenge, d’abril 05, 2009

EL MITE DE L'EDAT D'OR I LA SETENA PROFECIA MAIA.1/2


L’EDAT D’OR


«Lao-tse va dir:
«En una remota antiguitat, les persones autèntiques respiraven yin i yang, i tots els éssers vivents admiraven la seva virtut, harmonitzant així de manera pacífica. En aquells temps, el lideratge estava ocult, la qual cosa creava de manera espontània una simplicitat pura. La simplicitat pura no s'havia perdut encara, de manera que la multitud dels éssers es trobava molt assossegada”.


Una proposta de definició:


Sempre que l'ésser humà viu d'acord amb l'espai en el que habita i no es troba d'esquena als ritmes que marquen el cosmos i la terra, s'està produint en el món una Edat d'Or. Perquè, en tal experiència, s'està complint aquesta intuïció humana d'estar sobre la Terra per a una destinació de plenitud.
Això ho captem, en ocasions, quan entrem en contacte amb les gents que habiten en el món rural, en plena naturalesa, sempre que en elles el sentit de poble no s'hagi desnaturalitzat (pel diners, pel consum, per la globalització...) ni hagin perdut aquesta saviesa, alhora tan antiga i tan nova que atresoren.


El concepte –mític i tòpic- de l'Edat d'Or s'encunyà en el món clàssic greco-llatí (Hesíode, Virgili i Horaci, per exemple, ho expressen de manera molt bella en algunes de les seves obres) i es reactualizà en la literatura del Renaixement, encara que ja com somni més que com possibilitat.

Veiem que dien els clàssics:

Hesíode: "Els treballs i els dies"

Ahora si quieres te contaré brevemente otro relato, aunque sabiendo bien –y tú grábatelo en tu corazón- cómo los dioses y los hombres mortales tuvieron un mismo origen.
Al principio los Inmortales que habitan mansiones olímpicas crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron aquellos en tiempos de Cronos, cuando reinaba en el cielo; vivían como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatiga ni miseria y no se cernía sobre ellos la vejez despreciable, sino que, siempre con igual vitalidad en piernas y brazos, se recreaban con fiestas ajenos a todo tipo de males. Morían como sumidos en un sueño; poseían toda clase de alegrías, y el campo fértil producía espontáneamente abundantes y excelentes frutos. Ellos contentos y tranquilos alternaban sus faenas con numerosos deleites. Eran ricos en rebaños y entrañables a los dioses bienaventurados.
Y ya luego, desde que la tierra sepultó a esta raza, aquellos son por voluntad de Zeus démones benignos, terrenales, protectores de los mortales [que vigilan las sentencias y malas acciones yendo y viviendo envueltos en niebla, por todos los rincones de la tierra] y dispensadores de riqueza; pues también obtuvieron esta prerrogativa real.
En su lugar una segunda estirpe mucho peor, de plata, crearon después los que habitan las mansiones olímpicas, no comparable a la de oro ni en aspecto ni en inteligencia. Durante cien años el niño se criaba junto a su solícita madre pasando la flor de la vida, muy infantil, en su casa; y cuando ya se hacía hombre y alcanzaba la edad de la juventud, vivían poco tiempo llenos de sufrimientos a causa de su ignorancia; pues no podían apartar de entre ellos una violencia desorbitada ni querían dar culto a los Inmortales ni hacer sacrificios en los sagrados altares de los Bienaventurados, como es norma para los hombres por tradición. A éstos más tarde los hundió Zeus Crónica irritado porque no daban las honras debidas a los dioses bienaventurados que habitan el Olimpo.
Y ya luego, desde que la tierra sepultó también a esta estirpe. Estos genios subterráneos, se llaman mortales bienaventurados, de rango inferior, pero que no obstante también gozan de cierta consideración.
Otra tercera estirpe de hombres de voz articulada creó Zeus padre, de bronce, en nada semejante a la de planta, nacida de los fresnos, terrible y vigorosa. Sólo les interesaban las luctuosas obras de Ares y los actos de soberbia; no comían pan y en cambio tenían un aguerrido corazón de metal. [Eran terribles; una gran fuerza y unas manos invencibles nacían de sus hombros sobre robustos miembros.] De bronce eran sus armas, de bronce sus casas y con bronce trabajaban; no existía el negro hierro. También éstos, víctimas de sus propias manos, marcharon a la vasta mansión del cruento Hades, en el anonimato. Se apoderó de ellos la negra muerte aunque eran tremendos, y dejaron la brillante luz del sol.
Y ya luego, desde que la tierra sepultó también esta estirpe, en su lugar todavía creó Zeus Crónida sobre el suelo fecundo otra cuarta más justa y virtuosa, la estirpe divina de los héroes que se llaman semidioses, raza que nos precedió sobre la tierra sin límites.
A unos la guerra funesta y el temible combate los aniquiló bien al pie de Tebas la de siete puertas, en el país cadmeo, peleando por los rebaños de Edipo, bien después de conducirles a Troya en sus naves, sobre el inmenso abismo del mar, a causa de Helena de hermosos cabellos. [Allí, por tanto, la muerte se apoderó de unos].
A los otros el padre Zeus Crónida determinó concederles vida y resistencia lejos de los hombres, hacia los confines de la tierra. Éstos viven con un corazón exento de dolores en las Islas de los Afortunados, junto al Océano de profundas corrientes, héroes felices a los que el campo fértil les produce frutos que germinan tres veces al año, dulces como la miel, [lejos de los Inmortales; entre ellos reina Cronos.
Pues el propio padre de hombres y dioses le libró, y ahora siempre entre ellos goza de respeto como benigno. Zeus a su vez otra estirpe creó de hombres de voz articulada, los que ahora existen sobre la tierra fecunda.
Y luego, ya no hubiera querido estar yo entre los hombres de la quinta generación sino haber muerto antes o haber nacido después; pues ahora existe una estirpe de hierro. Nunca durante el día se verán libres de fatigas y miserias ni dejarán de consumirse durante la noche, y los dioses les procurarán ásperas inquietudes; pero no obstante, también se mezclaran alegrías con sus males.
Zeus destruirá igualmente esta estirpe de hombres de voz articulada, cuando al nacer sean de blancas sienes. El padre no se parecerá a los hijos ni los hijos al padre; el anfitrión no apreciará a su huésped ni el amigo a su amigo y no se querrá al hermano como antes. Despreciarán a sus padres apenas se hagan viejos y les insultarán con duras palabras, cruelmente, sin advertir la vigilancia de los dioses - no podrían dar el sustento debido a sus padres ancianos aquellos [cuya justicia es la violencia-, y unos saquearán las ciudades de los otros]. Ningún reconocimiento habrá para el que cumpla su palabra ni para el justo ni el honrado, sino que tendrán en más consideración al malhechor y al hombre violento. La justicia estará en la fuerza de las manos y no existirá pudor; el malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso con retorcidos discursos y además se valdrá del juramento. La envidia murmuradora, gustosa del mal y repugnante, acompañará a todos los hombres miserables."


Geórgicas I de Virgilio.


"Antes del reinado de Júpiter no había labradores que arasen los campos, ni era lícito acotarlos o partir límites en ellos; todos los aprovechaban para su sustento, y la tierra misma daba de grado, más liberalmente que ahora, todos los frutos. (...) Entonces, en fin, nacieron los varios oficios: todo se venció a la fuerza de un ímprobo trabajo y de la necesidad, que nos obliga a las cosas más duras. "
La Égloga IV de Virgilio.


"Ya llega la última edad anunciada en los versos de la Sibila de Cumas; ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos. Ya vuelven la virgen Astrea y los tiempos en que reinó Saturno; ya una nueva raza desciende del alto cielo. Tú, ¡oh casta Lucina!, favorece al recién nacido infante, con el cual concluirá, lo primero, la edad de hierro, y empezará la edad de oro en todo el mundo. (...) Para ti, ¡oh niño!, producirá en primicias la tierra inculta hiedras trepadoras, nardos y colocasias, mezcladas con el risueño acanto. Por sí solas volverán las cabras al redil. (...) Mas luego, llegado que seas a la edad viril, el nauta mismo abandonará la mar y cesarán en su tráfico las naves; todo terreno producirá todas las cosas".



Metamorfosis I de Ovidio.

"La primera en brotar fue la edad de oro, la cual, sin ley ni rey, espontáneamente, practicaba la buena fe y la justicia. (...) Por su parte, la tierra, inmune, sin que la azada la tocase ni la hiriese arado alguno, todo lo daba de por sí, y, contentos los hombres con los manjares que sin obligarla nadie criaba ella, cogían los frutos del madroño y fresas de los montes y endrinas, y las moras que se apretaban en los ásperos zarzales y las bellotas que habían caído de las extendidas ramas del árbol de Júpiter. La primavera era eterna y los plácidos céfiros acariciaban con sus tibios soplos las flores nacidas sin semilla.
Luego que, echado Saturno al tenebroso Tártaro, estuvo el mundo sometido a Júpiter, vino la edad de plata, peor que la de oro, pero de más valía que la del rojizo bronce. Júpiter acortó la duración de la antigua primavera, y, con los inviernos, los veranos, los desiguales otoños y una primavera breve, hizo el año de cuatro estaciones. (...) Las semillas de Ceres fueron entonces por vez primera soterradas en largos surcos y, oprimidos por el yugo, gimieron los novillos. Después de aquélla surgió, en tercer lugar, la edad del bronce, más cruel en ingenios y más pronta a los horribles combates, aunque no criminal. La última es la que está hecha de duro hierro (...): huyeron el pudor, la verdad, la buena fe, y en su lugar se introdujeron los fraudes, los engaños, las insidias, la violencia y la criminal ansia de poseer".


El sentiment de l'Edat d'Or a la literatura del renaixement i del barroc.

Mentre preparava aquesta reflexió vaig trobar aquest poema, em va semblar que podia ser una bona manera de començar, perquè l’ambient, l’atmosfera conté molt d’aquesta Edat d’Or.





‘El ama’ (Castellanas, 1902):


"La vida era solemne;
puro y sereno el pensamiento era;
sosegado el sentir, como las brisas;
mudo y fuerte el amor,
mansas las penas,
austeros los placeres, arraigadas las creencias,
sabroso el pan, reparador el sueño,
fácil el bien y pura la conciencia’.

Trobem en aquests versos un cert sentiment de plenitud, de vida antiga, dintre d'una sobrietat en les manifestacions de la psique humana (pensament, sentir, amor, penes, plaers, creences, aliment, somni...), clarament emparentada amb aquest fons estoic que ve de molt lluny.
Solemnitat, puresa, serenitat, lentitud, assossec, austeritat, arrelament... constitueixen tot un model vital que torna a repetir el mite de l'Edat d'Or, expressat per la poesia de manera incessant.
Aquesta nostàlgia de la vida antiga, de la “aurea mediocritas” que tant bé definí Horaci:



"Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido”.

I que ens parla d'una plenitud que no és contemporània, sinó anhel malenconiós de retir, de fugida cap a l'origen.
La sintonia entre la melodia de l'ésser (‘Cantava l'equilibri / d'aquell ànima serena’) i la melodia del món (‘i cantaven també aquells camps’), tal com apareix expressada també en ‘L'ama", sintonia que duu a la comunió de l'ànima (‘L'ànima es xopava’) amb el celeste i amb el terrestre (‘els àmbits oberts / del cel i de la terra’) i que ens recorda al poeta romàntic anglès William Blake. I aquesta sintonia, aquest batec al uníson entre les criatures i els elements de la naturalesa, es manifesta com una constant. En ocasions, s'expressa com una correspondència harmoniosa entre el dalt (el cosmos) i el baix (la terra), enmig de la plenitud de la nit, en la qual se'ns manifesta la presència latent (en el somni) de l'home i la presència conscient (en el sentir, bé despert).
Tot està tocat i investit pel sagrat, per aquest motiu tot viu en la seva plenitud, en la seva edat d'or:

‘Viven aquí las cosas
porque en su entraña cada cual encierra
la del vivir intimación divina
que a ti te ha dado jugos, fértil tierra,
y a ti te ha dado savia, vieja encina’.
(Castellanas, ‘Regreso, II’)

Ens trobem també en aquesta poesia amb l'expressió d'una vida edènica en plena naturalesa, vista com espai paradisíac, com àmbit originari, com territori del Gènesi.

"en las cumbres de las sierras hoscas;
allá, en las cimas de las sierras bravas;
en la mansión de las quietudes grandes,
en la región de las silbantes águilas,
allí vivía el montaraz cabrero
su tenebrosa vida solitaria,
melancólico Adán de un paraíso
sin Eva y sin manzanas...’"
(Campesinas, 1904, ‘Fecundidad I’).

Hi ha en aquesta poesia també un sentiment del temps, com substància que impregna l'ànim amb la seva majestat, amb la seva dolçor, amb la seva pau, amb els seus silencis, així com amb aquesta tristesa que transmet el moment del crepuscle; d'un mite, com és el de l'Edat d'Or, com una experiència intrahistòrica.
La visió avui generalment acceptada del que podríem anomenar el mite de l’Edat d’Or, va estar definitivament afirmada en el Renaixement, concretament, el descobriment de les formes de vida dels indis americans, va fer pensar els europeus que aquells homes vivien en el paradís, vegem alguns exemples:





1. Pedro Màrtir de Anglería explicava per quina raó els indígenes americans vivien en plena Edat d'Or: «És cosa esbrinada que aquells indígenes posseeixen en comú la terra, com la llum del Sol i com l'aigua, i que desconeixen les paraules teu i meu, llavor de tots els mals. Fins a tal punt s’acontenten amb poc, que en la comarca que viuen sobren camps que falten a ningú. Viuen en plena Edat d'Or, i no envolten les seves propietats amb fosses, murs, ni tanques. Habiten en horts oberts, sense lleis, sense llibres i sense jutges, i observen el just per instint natural». Pedro Màrtir de Anglería, Dècades del Nou Món. 1493-1525.



2. Fra Antonio de Guevara escrivia sobre l'harmonia existent durant l'Edat d'Or: «En aquella primera edat, i en aquell segle daurat, tots vivien en pau, cadascun conreava les seves terres, plantava les seves oliveres, agafava fruits, vendimiaba les seves vinyes, regava els seus pans, i criava els seus fills: finalment, com no menjaven sinó de suor pròpia, vivien sense perjudici aliè». Fra Antonio de Guevara, Llibre de l'Emperador Marco Aurelio, 1529, cap. XXXI.


3. Torquemada ressalta la importància de la ramaderia en l'Edat d'Or i explica l'origen del diners. «En aquella edat primera i daurada, els millors béns i majors riqueses que els homes tenien eren els bestiars, que se sustentaven, a si i als seus fills i famílies, gaudint de les despulles de la llana, llet, i formatge i sagí, i àdhuc fent vestits de les pells déllos, perquè llavors no procurava la malícia humana les noves invencions dels vestits i atavíos que ara s'usen: ni coneixien l'or, ni la plata, sinó per uns metalls molt bons, que s'aprofiten en les coses necessàries, i no per a fer moneda, que va ser la major perdició que va poder venir al món. Antonio de Torquemada, Col·loquis satírics, Mondoñedo, 1553. (Tercer Col·loqui).




4. En el següent fragment, D. Quixot parla del mite de l'Edat d'Or, quan en el món no existia la propietat privada i la naturalesa proporcionava generosament als homes el seu sustent.
"Después hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puñado de bellotas en la mano, y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones:
– Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando en su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes uvas les ofrecían. En las quiebras de la peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.
Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del tiempo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni defender los del favor y los del interese, que ahora tanto la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había que juzgar, ni quien fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señora, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propia libertad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos..."
Miguel de Cervantes Saavedra, El Quixot de la Manxa, I, XI, 1605. (Discurs als cabrers).


No puc estar-me de recollir les paraules del seu fidel Sanç, que ens parla d'una Edat d'Or molt més quotidiana diària:
"¡Gran merced! –dijo Sancho–; pero sé decir a vuestra merced que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador. Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene en gana, ni hacer otras cosas que la soledad y libertad traen consigo..."
El mateix Miguel de Cervantes, en la seva obra "El Trato de Argel" ens presenta el mateix tema però d'una manera més poètica:

¡Oh sancta edad, por nuestro mal pasada,
a quien nuestros antiguos le pusieron
el dulce nombre de edad dorada!
¡Cuán seguros y libres discurrieron
la redondez del suelo quen ella
la caduca mortal vida vivieron!
No sonaba en los aires la querella
del mísero cautivo, cuando alzaba
la voz a mal[decir su] dura estrella.
Entonces libertad dulce reinaba
y el nombre odioso de la servidumbre
en ningunos oídos resonaba.
Pero después que sin razón, sin lumbre
ciegos de la avaricia, los mortales,
cargados de terrena pesadumbre,
descubrieron los rubios minerales
del oro que en la tierra se escondía,
ocasión principal de nuestros males,
este que menos oro poseía,
envidioso de aquel que, con más maña,
más riquezas en uno recogía,
sembró la cruda y mortal cizaña
del robo, de la fraude y el engaño,
del cambio injusto y trato con maraña.
Mas con ninguno hizo mayor daño
que con la hambrienta, despiadada guerra,
que al natural destruye y al extraño...



Sembla força evident les relacions entre aquests testimonis i el que Tomàs More recolliria en la seva famosa Utopia, assentant una relació que ja no és trencaria mai més.
En l’Amazones, les terres del qual són molt poc fèrtils, les zones que els indígenes han habitat per un major temps són les quals exhibeixen una major biodiversitat. En canvi, en el cas de les societats "civilitzades", les zones que han estat habitades per éssers humans per mes temps són les que exhibeixen una menor biodiversitat, doncs el medi ambient ha estat sotmès a la rapinya humana desmesurada i al que Gregory Bateson va designar com "propòsit conscient contra la naturalesa".
Si comparem als humans del període anterior al desenvolupament del pensament discursiu i del concepte, amb els del període posterior a aquest desenvolupament, trobem que els primers estan caracteritzats per una enorme saviesa en relació als segons, els quals tenen una manera de conèixer la realitat, caracteritzada per l’exacerbació de l'error (lethe o avidya) que consisteix en una percepció deformada de la realitat.
De fet, el desenvolupament del pensament discursiu i del concepte ha desembocat, entre d’altres coses, en la crisi ecològica actual, la qual, segons els científics independents, si tot segueix com va produirà la desintegració de les societats humanes i fins i tot podria posar fi a la vida en el planeta, o almenys a gran part d'ella, inclosa la humanitat —potser fins i tot abans de la meitat del segle XXI – el 2061 concretament.
Ara bé, la superioritat dels humans de l'etapa anterior al desenvolupament discursiu no es manifestava només en l'àmbit de les relacions entre els humans, amb el seu medi ambient natural, sinó en pràcticament tots els camps. Tenim, per exemple, que els humans del període pre- ètic exhibeixen en el seu comportament virtuts que els humans del període ètic han perdut totalment, i que no només han perdut, sinó que han reemplaçat amb els vicis que constitueixen els seus contraris.









Com ho estableix l'article de Martine Lochouarn titulat "De quoi mouraient els hommes primitifs”; “Per mitjà de l'estudi dels fòssils humans del paleolític i de començaments de neolític, la paleopatologia ha establert que en aquests períodes, la majoria dels humans, no morien a causa de traumatismes causats per altres individus, i que les ferides i els traumatismes resultants d'atacs d'animals o accidents es guarien gràcies a la cura d'altres individus”. Això sembla demostrar concloentment que encara en el paleolític el psiquisme humà estava lliure de les il·lusòries divisions i contraposicions que trobem en l'arrel dels conflictes humans (la qual cosa era concomitant amb el fet que encara no havien sorgit ni l'Estat, ni la propietat privada o col·lectiva, ni la parella exclusivista en la qual cada part posseeix a l'altra i ambdues posseeixen als fills), almenys fins a ben entrat el neolític no es van produir conflictes humans com guerres o lluites que conduïssin a l'assassinat, com bé ho demostren les primeres ciutats – Catal Huyuk - uns 9.000 anys abans de la NE que no tenien muralles, ni casernes militars, ni palaus, ni tan sols grans temples que indiquessin l’existència d’unes castes dominants sacerdotals, o militars, o polítiques.
En d’altres paraules, la paleopatologia suggereix que en el paleolític encara els éssers humans conservaven una condició similar a la del bíblic "Paradís terrenal", l’edat d'or" grecorromana o la l"era de la Veritat" (satyayuga) de la Índia.




En el pla econòmic, polític i social també trobem un grau molt menor d'imperfecció a mesura que retrocedim en el temps. Abans de l'aparició dels déus sobrenaturals i de la pràctica de l'agricultura, i de la posterior aparició de les ciutats, totes les societats humanes eren el que l'antropòleg Pierre Clastres va designar com ‘societats indivises’, en les quals no havia ni governants ni governats, ni rics ni pobres, ni propietaris ni no-propietaris. En aquestes condicions, l'estructura de la psique dels éssers humans era tan indivisa com la societat, de manera que no sentien que una part de la societat devia dominar a una altra, ni que ells com individus devien dominar a la resta de la naturalesa, ni que el treball fos una cosa indesitjable que devia ser realitzat a fi d'obtenir un fruit ‘amb la suor del propi front’. El treball, que era experimentat més aviat com un joc, prenia un mínim de dos i possiblement un màxim de quatre hores diàries, ja que ningú pensava en acumular riqueses per a augmentar el ‘nivell de vida’.
Segons les investigacions de l'antropòleg Pierre Clastres, les tribus ameríndies prehispàniques — a excepció de les que havien esdevingut Estats imperialistes, com els inques, maies i asteques — estaven caracteritzades per una ‘economia de l'abundància’ en la qual les necessitats eren satisfetes amb un mínim de treball al dia (que era experimentat com joc més que com treball) i en la qual ningú aspirava a obtenir més del que obtenia.
Encara que al suggerir la idea d'un ‘comunisme primitiu’ Clastres coincideix amb el marxisme, l'antropòleg francès, va més enllà a l'afirmar que el comunisme primitiu no estava caracteritzat per la penúria, sinó per l'abundància, i al negar que el procés d'evolució econòmica hagi representat un perfeccionament progressiu (idea que els marxistes van prendre de la filosofia del progrés constant que va ser sostinguda per Hegel).
En el plànol de la religió, la visió dels éssers humans era màgica, monista, horitzontal: el diví estava en el món, que era celebrat i curat amb la major veneració, la idea expressada pels sioux lakotes de que la Mare Terra era un immens jardí, i que els éssers humans tenien la missió de cuidar-la, fer de jardiners, i no en un ‘més enllà’, ni era patrimoni de déus que es trobessin per sobre dels humans: la verticalitat i el domini en totes les seves manifestacions eren desconegudes per als éssers humans d’aquells temps.


Amb l'aparició dels déus i el desenvolupament de l'agricultura que implica la necessitat de treballar durament durant moltes hores al dia, es completa la ruptura d'aquest estat paradisíac.
Això comportarà l'aparició del mal sobre la terra, Ramon Panikar diu que el veritable pecat original, la veritable caiguda de la Humanitat, va ser l’aparició de l’esclavitud. Havent perdut la visió holística que ens permetia saber-nos part d'un tot al qual pertanyien igualitàriament: els éssers humans, els animals, les plantes i els minerals, i que ens feia cuidar de la totalitat de l'univers i del nostre propi cos, vam arribar a identificar-nos amb un ego separat i limitat — i, com a conseqüència d'això, va sorgir i va començar a desenvolupar-se l'egoisme —.
Al fragmentar-se la psique i la societat, van aparèixer en ambdós plans les relacions psicològiques de control i domini, i van sorgir la propietat privada i l'Estat, una societat en la que uns predominen sobre uns altres i els governen.
Fins i tot en el pla de la medicina trobem fets sorprenents. Per exemple, com ho assenyala l'obra de Time & Life The Library of Curious & Unusual Facts, a Europa es realitzava la cirurgia del cervell fa molts milers d'anys, i el 80% dels pacients sobrevivia.

La Teoria: Les visions de la Història




L'observació de la Naturalesa, la constatació de la repetició de certs cicles en els processos biològics, agrícoles, climàtics, etc., va permetre als pobles primitius arribar a una concepció cíclica de la Història. Aquests cicles naturals, profundament lligats al fenomen de la Vida, devien veure's reflectits en l'esdevenir humà, en la Història de la humanitat. Així, s'aixeca una concepció de la Història que ens parla d'Edats de distintes característiques que se succeeixen unes a unes altres, per a tornar, després de l'última, a repetir el cicle des de la primera.
Hesíode, en "Treballs i dies" (107 et seq.) ens descriu precisament l'Edat d'Or, seguida de la de Plata, la de Bronze, la dels Herois i, finalment, l'Edat de Ferro. Una vegada finalitzada l'Edat de Ferro, retornarà l'Edat d'Or, però així com l'estiu deixa pas novament a la tardor, serà succeïda novament per l'Edat de Plata. La descripció de Hesíode és vàlida, amb variació de detalls, per a totes les cultures anomenades primitives (o Tradicionals, si es vol usar l'expressió de Guenón).
La més coneguda, per citar només una, és l'índia que ens parla també d'una Edat de Ferro anomenada, en aquest cas, Kaliyuga. Aquesta visió que, com ja assenyalem, està profundament lligada a la Vida, i per tant ens semblaria "natural", implica alguns aspectes que mereixen ser avaluats. Diu Mircea Elíade:
"Tales teorías del “Gran Tiempo” van casi siempre acompañadas por el mito de las edades sucesivas, encontrándose siempre la “edad de oro” al principio del ciclo, cerca del illud tempus paradigmático. En ambas doctrinas —la del tiempo-cíclico infinito y la del tiempo-cíclico limitado— esa edad de oro es recuperable; en otros términos, es repetihle, una infinidad de veces en la primera doctrina, una sola vez en la otra. No recordamos esos hechos por su interés intrínseco sino para aclarar el sentido de la “historia” desde el punto de vista de cada doctrina. Empezaremos por la tradición hindú, porque en ella es donde el mito de la repetición eterna halló su fórmula más audaz. La creencia en la destrucción y la creación periódica del Universo se encuentra ya en el Atbarva Veda (x, 8, 39-40).


La conservación de ideas similares en la tradición germánica (conflagración universal, ragna-rók, seguida de una nueva creación) confirma la estructura indoaria de ese mito, la cual puede, por consiguiente, ser considerada como una de las numerosas variantes del arquetipo examinado en el capítulo precedente. (Las eventuales influencias orientales sobre la mitología germánica no atentan necesariamente contra la autenticidad y el carácter autóctono del mito del ragnarök. Por lo demás, sería difícil explicar por qué los indoarios no han dividido, ellos también, desde la época de su prehistoria común, la concepción del tiempo como los demás “primitivos”.)
Sin embargo, la especulación hindú amplía y combina los ritmos que ordenan la periodicidad de las creaciones y de las destrucciones cósmicas. La unidad de medida del ciclo más pequeño es el yuga, la “edad”. Un yuga va precedido y seguido por una “aurora” y por un “crepúsculo” que enlazan las “edades” entre sí. Un ciclo completo o mahayuga se compone de cuatro “edades” de duración desigual, de las cuales la más larga aparece al principio del ciclo y la más corta al final. Así la primera “edad”, la Krita-yuga, dura 4.000 años, más 400 años de “aurora” y otro tanto de “crepúsculo”; le siguen Treta-yuga, de 3.000 años, Dvapara-yuga, de 2.000 años y Kali-yuga, de 1.000 años (más las “auroras” y “crepúsculos” correspondientes, como es natural). Por consiguiente, un mahayuga dura 12.000 años. A las disminuciones progresivas de la duración de cada nuevo yuga corresponde en el plano humano una disminución de la duración de la vida, acompañada de un relajamiento de las costumbres y de una declinación de la inteligencia. Esta decadencia continúa en todos los planos —biológicos, intelectuales, éticos, sociales, etcétera— y alcanza un relieve más destacado en los textos puránicos. El pasaje de un yuga al otro se produce, como hemos visto, en el curso de un “crepúsculo” que señala un decrescendo aun en el interior de cada yuga, terminando cada uno por una etapa de tinieblas. A medida que nos acercamos al final del ciclo, es decir al cuarto y último yuga, las “tinieblas” se espesan. El último yuga, aquel en que nos encontramos actualmente, se llama, por lo demás, la “edad de las tinieblas” (Kaliyuga). El ciclo completo termina por una “disolución”, unpralaya, que se repite de manera más radical (mahapralaya, la “gran disolución”) al final del milésimo ciclo.
H. Jacobi cree con razón que, en la doctrina original, un yuga equivalía a un ciclo completo, comprendiendo el nacimiento, el “desgaste” y la destrucción del Universo. Semejante doctrina se acerca más al mito arquetípico, de estructura lunar, que hemos estudiado en el Traite d’Histoire des Religions. La especulación ulterior no hace sino ampliar y reproducir hasta lo infinito el ritmo primordial de “creación-destrucción-creación”, proyectando la unidad de medida, el yuga, en ciclos cada vez más vastos. Los 12.000 años de un mabayuga han sido considerados como “años divinos”, durando cada uno de éstos 360 años, lo que da un total de 4.320.000 años para un solo ciclo cósmico. Un millar de semejantes mahayuga constituyen un kalpa; kalpa hacen un manvantara. Un kalpa equivale a un día de la vida de Brahma; otro kalpa a una noche. Cien de esos “años” de Brahma constituyen su vida. Pero esa duración considerable de la vida de Brahma no llega siquiera a agotar el tiempo, pues los dioses no son eternos y las creaciones y destrucciones cósmicas prosiguen ad infinitum. (Por lo demás, otros sistemas de cálculos amplían, en proporción mucho mayor, las duraciones correspondientes.)
Lo que conviene recordar de ese alud de números es el carácter cíclico del tiempo cósmico.* De hecho asistimos a la repetición infinita del mismo fenómeno (creación-destrucción-creación nueva) presentido por cada yuga (“aurora” y “crepúsculo”) pero completamente realizado por un mahayuga.
La vida de Brahma comprende así 2.560.000 de esos mahayuga, cada uno de los cuales recorre las mismas etapas (krita, treta, dvapara, kalí) y termina con unpralaya, un ragnarök (la destrucción “definitiva”, en el sentido de una regresión de todas las formas a una masa amorfa, que se produce al final de cada kalpa en el momento de mahapralaya). Además de la depreciación metafísica de la historia —que, en proporción y por el solo hecho de su duración, provoca una erosión de todas las formas, y agota la substancia ontológica de éstas— y del mito de la perfección de los comienzos, que también hallamos aquí (mito del paraíso que se pierde gradualmente, por la simple causa de que se realiza, toma forma y dura), lo que merece ocupar nuestra atención en esa orgía de cifras es la eterna repetición del ritmo fundamental del Cosmos: su destrucción y su recreación periódicas.

Parece cada vez más probable que el mito de un fin del mundo por el fuego, del que los buenos saldrán indemnes, es de origen iranio, por lo menos en la forma conocida por los “magos occidentales”, quienes, como lo mostró Cumont, lo difundieron en Occidente. El estoicismo, los Oráculos sibilinos (por ejemplo, II, 253) y la literatura judeo-cristiana hacen de ese mito la base misma de su apocalipsis y de su escatología. Por curioso que parezca, ese mito era reconfortante. En efecto, el fuego renueva al mundo; por él será restaurado un “mundo nuevo, sustraído a la vejez, a la muerte, a la descomposición y a la podredumbre, que viva eternamente, que crezca eternamente, mientras que los muertos se levantarán, la inmortalidad llegará a los vivientes y el
mundo se renovará a pedir de boca”. Se trata por consiguiente de una apocatástasis de la cual nada tienen que temer los buenos. La catástrofe final pondrá término a la historia, y reintegrará por lo tanto al hombre a la eternidad y la beatitud".
El gran canvi en la visió del món que va comportar l'arribada del cristianisme, va portar aparellat també un canvi en la visió de la Història. El cercle d'Edats dels pobles Tradicionals va ser reemplaçat per una paràbola. El temps històric tenia un començament en la creació divina a partir del no-res (ex nihil), i és seguida d’una part descendent a partir de l'expulsió del Edèn. És llavors quan el món es converteix en "Vall de Llàgrimes", i la Història passa a ser el registre de les dissorts dels homes que s'han apartat de la mirada divina.


El mito del diluvio en Génesis 6-8.
"Viendo, pues, Dios que todo en la tierra era corrupción, pues toda carne había corrompido su camino sobre la tierra, dijo Dios a Noé: «El fin de toda carne ha llegado a mi presencia, pues está llena la tierra de violencia a causa de los hombres, y voy a exterminarlos de la tierra. Hazte un arca de maderas resinosas, divídela en compartimentos, y la calafateas con pez por dentro y por fuera (...). Voy a arrojar sobre la tierra un diluvio de aguas que exterminará toda carne que bajo el cielo tiene hálito de vida». (...) Diluvió durante cuarenta días sobre la tierra, crecieron las aguas y levantaron el arca, que se alzó sobre la tierra, y el arca flotaba sobre la superficie de las aguas. (...) El día veintisiete del séptimo mes se asentó el arca sobre los montes de Ararat".
I més endavan Mircea Elíade ens recorda la doctrina tradicional dels primers cristians:
"El mundo fue creado por Dios en seis días, y el séptimo descansó; por ese hecho el mundo durará seis eones, durante los cuales “el mal vencerá y triunfará” en la tierra. En el curso del séptimo milenio el príncipe de los demonios será encadenado y la humanidad conocerá mil años de reposo y de justicia perfecta. Tras lo cual el demonio se escapará de sus cadenas y volverá a la guerra contra los justos; pero al cabo será vencido y al final del octavo milenio el mundo será creado para la eternidad".
Però sorgeix després un punt d'inflexió, marcat pel martiri en la creu. D'aquí en més, la Història passa a ser el registre dels successos que serveixen de rerafons a l'espera del Judici Final i el Regne dels Justs. És la implantació d'aquest regne, precisament, el que marca una novetat pel que fa a la visió Tradicional dels cicles històrics. Instaurat aquest Regne, no es repetirà l'expulsió, després la crucifixió per a tornar al Judici Final. Per contra, la Història es deté, i el que continua és el pur succeir de les coses: La història amb minúscula. O el que s'ha donat a anomenar "la fi de la Història".
Aquesta visió de la Història va tenir-la molt present el protestant Hegel, a l'hora de plasmar la seva visió. La paràbola que descriuria la visió cristiana és reemplaçada per una recta ascendent. L'Esperit Absolut comença el seu desenvolupament a partir de la no- adjectivació, que és igual al no-res, per a transitar la Història a la recerca de la Autoconsciència. I aquesta última s'incrementa constantment, fins a arribar a la implantació del molt conservador Estat Nacional Prussià i a la filosofia Idealista Hegeliana que marcarien el màxim de Autoconsciència i, per tant, la fi de la Història —sempre seguint a Hegel-.
Projecte iconogràfic de Luca Giordano sobre les quatre edats de la Humanitat: Edad de Oro:
“La primera edad que se creó fue la de oro, la que cultivaba la lealtad y el bien , sin autoridad, por propia iniciativa, sin ley”. (Ovidio, Las Metamorfosis, Libro I 89-90)Se representa junto a la Gigantomaquia (lado este) y viene personificada por una mujer con una manto dorado y cobijada por una encina –el árbol de Júpiter-, que vuelve su rostro hacia el escudo de la Monarquia española. Céfiro –el benéfico y suave viento del este- le acompaña desde la izquierda y precede a todo un cortejo que refuerza su siginificado: amorcillo con un molinete, Flora porteadora del cuerno de la abundancia, ninfas con espigas y frutos, un águila, una mujer que coloca unas alas al segundo niño.

La idea de Progrés, que no té sentit en una visió cíclica de la Història, i que es trobava tot just insinuada en la cristiana, fa la seva plena aparició en aquesta concepció. Però a més segueix estant present una vegada més com objectiu, igual que en la visió cristiana, la Fi de la Història.
Com sabem, el materialisme dialèctic —popularment conegut com "marxisme", però del que també és fill l’Anarquisme— va prendre les seves bases conceptuals de la filosofia hegeliana. Canviant, evidentment, els conceptes. Ara no es tractarà de l'Esperit Absolut tractant d'arribar a la Autoconsciència, sinó de la lluita de classes, o de la lluita entre Autoritat i Llibertat, com a nous impulsors de la Història.
Però així com la filosofia idealista i l'Estat prussià determinaven en Hegel la Fi de la Història; així com en el cristianisme aquest estava determinat per l'arribada del Regne dels Justs, en el marxisme tenim també una Fi de la Història: acabada la lluita de classes amb la implantació de la Dictadura del Proletariat, o de l’anarquia la Història s’acaba i només contínua la història.
Edad de Plata: “... llegó la prole de plata, peor que el oro, más valioso que el amarillento bronce. Júpiter acortó la duración de la antigua primavera ... y dividió el año en cuatro estaciones” Ovidio, Las Metamorfosis, Libro I, 113- 118)Una mujer con el manto plateado y que porta en este caso espigas y el arado; simboliza el momento en el que los frutos ya no brotan espontáneamente. A la derecha, las cuatro estaciones y sobre ellas el tiempo que rige cada uno de los ciclos, unos más benignos que otros. “ de índole más violenta y proclive al uso de las salvajes armas, pero sin llegar a la depravación” (Ovidio, Las Metamorfosis, I, 125-27)

I que passa amb el suposat enemic conceptual del marxisme, el capitalisme? Contràriament al que podríem pensar, només petites variacions ens donen exactament el mateix resultat. El conegut llibre de Fukuyama "La Fi de la Història i l'últim home" ens lliura una molt capitalista pasterada de Hegel, cristianisme —i fins i tot Nietzsche!— per a demostrar-nos que els seus mòbils de la Història —l'afany de reconeixement, per exemple— han estat superats gràcies a l'Economia de mercat i al seu homòleg polític, la Democràcia Representativa. Gràcies a Fukuyama, llavors, la Història ha arribat a la seva fi gràcies a la llei de l'oferta i la demanda i la possibilitat de posar un vot en una urna!
Una última visió de la Història que descriurem és la de qui podríem anomenar "hitleristas esotèrics", entre els qui destaquen Savitri Devi i Miguel Serrano. En línies generals, podríem resumir assenyalant que el que se'ns presenta és una visió de la Història similar a la cíclica, amb Edats semblants a les descrites per Hesíode. La diferència sorgeix, emperò, a l'acabar l'Edat del Ferro o Kaliyuga. Una vegada finalitzada aquesta última etapa, el que ocorre és la tornada a l'Edat Daurada, però ja no per a repetir el cicle, com pensaven els pobles primitius, sinó per a restaurar aquesta Edat, per a congelar el temps en una suposada Època d'Or de la humanitat, en la tornada a una perduda Hiperbórea o Atlántida, duts de la mà de l'Hitler-Kalki-Avatara-Redemptor, que retorna muntat en el seu cavall blanc per a jutjar-nos amb la seva implacable espasa flamígera. Com veiem, aquesta visió és una singular síntesi de les concepcions dels pobles pagans i de la visió judeocristiana de la Història.
Edad de Bronze:En esta ocasión siguiendo la iconografía de Cesare de Ripa, la mujer que personifica este periodo aparece con un manto color malaquita, yelmo con fauces de león y una lanza en las manos. El grupo está presidido por Minerva- repesentación más positiva de entender la guerra por su protección a personajes fundamentales de la historia mítologíca como Jasón o Hércules y encarnación de la prudencia y la sabiduría-. Va acompañada por las dos aves a las que se le asocian: la corneja –por su capacidad de adivinar el futuro- y la lechuza por su habilidad para ver en la oscuridad –que le permite ver los que otros ignoran-. Detrás, aparece la amenazante figura de Hércules-representación del carácter destructivo de la guerra- al que acompañan el Terror (con cabeza de león y látigo) y la Ira ( con antorcha, espada y yelmo que arroja llamaradas de fuego).
"L'error no és ceguesa. L'error és covardia", deia Friedrich Nietzsche Ressenyades les distintes concepcions de la Història, podem arribar a descobrir què tenen en comú totes elles, excloent momentàniament la visió cíclica dels pobles Tradicionals.
Com hem vist, judeocristianisme, hegelianisme, marxisme, capitalisme i hitlerisme esotèric comparteixen la seva idea de la Fi de la Història. En tots aquests casos, el succeir històric, l'esdevenir en el temps, és només el preludi d'una sèrie d'esdeveniments futurs que marcaran la cristal·lització d'un estat de coses que determina la fi de la Història. Una sort de trasmòn històric, un més enllà en el temps, que és la eternizació de l'Ésser.
Així com Plató, per citar un sol exemple, va construir el seu món de les Idees més enllà d'aquest, així les distintes concepcions històriques ja explicades arriben a plantejar un estat de realitat en el qual es donarien les condicions per a la permanència d'aquest estat, sense variacions significatives, excepte les donades per l'esdevenir quotidià, és a dir, la història.
Però això també ens duu a altra conclusió. L'home, subjecte de la Història, és al cap i a la fi, en aquestes concepcions, un subjecte passiu. La Història es desenvolupa d'acord a les seves pròpies regles, moguda per raons alienes a ell (els cicles naturals, els propòsits divins, el desenvolviment de l'Esperit Absolut, etc.). Efectivament l'home participa de la Història, però no la construeix, no la determina. Sinó que, sembla patir-la. Fins i tot en el cas del marxisme, on la Dictadura del Proletariat ha d’arribar per mitjà de la revolució realitzada per la classe obrera, aquesta revolució està supeditada a factors completament externs, tals com el nivell de desenvolupament o estadi que es trobi el capitalisme.
Edad de Hierro: “... apareció la guerra, que lucha con uno y otro, y blande las armas tintineantes con mano sangrienta”. Ovidio, Las Metamorfosis, Libro I, 142- 143)La más destructiva y temible, en la que tenemos la desgracia de habitar. Personificada por una figura de aspecto herrumbroso con casco en forma de cabeza de lobo y que porta en sus manos guadaña y escudo, en el que aparece la representación del fraude : personaje de aspecto humano y cola de serpiente.A la izquierda el carro de Cibeles que al igual que Minerva, se la considera protectora de las ciudades y cuyos atributos tales como la llave, el cetro y el orbe son portados por un niño que precede al cortejo junto a un personaje barbado con casco y lanza –sacerdote de la diosa.
Fugint de la realitat una vegada més —tal com en el seu moment ho van fer els metafísics en filosofia—, s'han construït visions de la Història que duen precisament a negar-la, a buscar el seu terme i finalització.
La por a la història és el que ha acabat per engendrar la Història. Perquè ha estat present fins i tot en la, aparentment, tan natural visió cíclica de la Història. Com podem veure, totes les concepcions de la Història ressenyades en aquest article neixen exactament del mateix sentiment, del mateix pathos: la por a la història, la sensació que aquesta és una cosa que es pateix, i no alguna cosa que es construeix.
Els "intel·lectuals" que han creat aquestes visions han emmalaltit tots de la mateixa malaltia que diagnostiqués Nietzsche dels filòsofs: la por a la realitat.
Així com els trasmóns metafísics representen caus enfront de la realitat, llocs on aquestes "malmeses realitats" que són els seus creadors busquen protegir-se, així també els teòrics de la Història, aquells que han descrit els seus camins i els seus mòbils, aquells que han predit amb detall la sèrie de condicions i esdeveniments necessaris per a la seva Fi —esperat, desitjat, anhelat i sospirat Fi— són altres tantes "malmeses realitats" que han estat incapaços de veure's a si mateixos —i per extensió, a tota la humanitat— com subjectes actius de la Història.