dilluns, d’abril 15, 2013

LAS TAULAS DE LA "ISOLA SACRA"





Los que con paciencia vais siguiendo las entradas de éste vuestro blog, sabéis bien el interés que siento por los grandes monumentos y creaciones de la Humanidad.  De entre todas ellas, la denominada Cultura Megalítica es una de las que más me ha fascinado desde que tengo memoria y uso de razón. El Dolmen de Pedra Gentil en Vallgorgina, o el de la Cova d'en Daina en Romanyà de la Selva, formán parte de mi imaginario y de mi experiencia vital de una manera directa y dificilmente explicable y su presencia ha ido señalando, modificando y orientando los diversos cambios que se han producido en mi devenir a lo largo de los años.
En éstos enlaces encontraréis algunas referencias a ésta cultura de las piedras:



En la primera, trataba de señalar el contexto cultural, el marco cosmológico de las primeras religiones de la "Antigua Europa", siguiendo el camino iniciado por Marija Gimbutas y Robert Graves, alrededor del culto a la Gran Madre, aspecto básico para entender dicha cultura.

En la siguiente:


se intenta hacer una aproximación a los principales temas de ésta cultura, a partir del estudio de algunos de los principales monumentos megalíticos del ámbito europeo.

En éstas dos:


y



se trataba de establecer la relación entre determinados monumentos megalíticos y las substáncias enteogénicas, todo ello desde la perspectiva de la experiencia mística y visionária, en la base de las antiguas religiones, anteriores a los dioses patriarcales, de orígen indo-ário y evidentemente, al monoteísmo de las tres religiones semíticas: judaísmo, cristianismo e Islam. Hoy, opino que seria conveniente recordar algunos de aquellos conceptos para un mejor entendimiento de la presente entrada, dedicada a los principales monumentos de la cultura talayótica en Menorca, especialmente las Taulas.
Porque a pesar de los reclamos del turismo playero, fiestero y de gran consumo de alcohol, Menorca es mucho más.
Por suerte, dentro del mal, ocasionado por ese tipo de turismo, en Menorca hay aún muchos lugares que han sabido protegerse y salvaguardar una naturaleza relativamente virgen, tanto de tipo marítimo -los menos- como  rural, acompañadme en un pequeño recorrido visual por alguno de estos lugares:



Vista general de la costa norte desde el Monte Toro.







Algunas vistas de las muchas calas, para los peninsulares sorprende la calidad, limpieza y transparencia de las aguas.





La naturaleza se muestra exultante en éstos primeros dias de primavera.
En algún momento llegué a pensar si no me encontraba en alguna de aquellas islas del norte de Europa, como Irlanda, o Escocia...



Lugares protegidos... la totalidad de la isla, está considerada reserva de la biosfera, lo que no ha impedido ciertos excesos





Y el viento, característico de la isla, según dicen, causante de las dificultades de habitabilidad 




Pero ello no impide que la belleza asome por todas partes


Salida del sol en el puerto de Maó.

La Isla de Menorca probablemente ya fuera considerada un lugar místico desde los primeros momentos de población, sin duda para aquellos primigenios pobladores, Menorca se encontraba en el centro del mundo, lo que viene a corresponderse con el centro de nosotros mismos, es decir en la situación donde se comunican el pasado y el presente; lo superior y la esfera de lo humano. Todo centro implica la experiencia de lo trascendente.
La antigua concepción cosmológica parte siempre de la existencia de un Eje (Axis Mundi), símbolo de la divinidad, alrededor del cual, el mundo invisible y el material, giran como en un enorme reloj. Ese eje, es el punto a partir del cual se ordena el Kosmos, por lo tanto es allí a donde hay que acudir para conectar con lo "Alto"; para curar el cuerpo y el alma y renovar la alianza entre el hombre y el Universo.
Hoy en dia se piensa que Malta - ya nos referiremos más adelante a ella-  ejerció el papel de isla Santuario (Isola Sacra), pues se sabe que se acidía a ella para participar en ritos, procesiones, cultos mistéricos, prácticas de adivinación (oráculos),  de medicina sagrada, culto a los muertos. La acumulación de restos en Menorca unos 1.800 yacimientos inventariados, de los que unos 1.500 están declarados Bienes de Interés Cultural y 25 de ellos se ha solicitado sean reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, en tan sólo 689 Kilómetros cuadrados de superficie total de la isla, parece indicar que Menorca quizás también lo fuera.

La palabra de la piedra

Cuando se produce la experiencia trascendente, hay que señalarla. No sólo las religiones han establecido los signos de sus grandes revelaciones. Menorca es en éste sentido una señal inequívoca, es la piedra. Todos los "soñadores" se han preguntado alguna vez, cómo se vería el mundo con los ojos de una piedra. Ella, nació a la vez que el planeta o poco después, en un mundo todavía convulso y en formación. Esa misma piedra que ahora tenemos entre las manos vería, hace millones de años, la aparición de los primeros organismos, de los primeros seres vivos y la larga serie de cambios, evoluciones y cataclismos que han conducido hasta nuestros días. Para su existencia casi-eterna, todo sucedería con la máxima rapidez. La piedra cuenta las cosas por miles de millones de años. Esa misma piedra que encontramos desperdigada por los campos menorquines, es el receptáculo de una dimensión que no podemos imaginar: la cuasi-etermidad.
Por ello, cuando el ser humano ha querido marcar su experiencia trascendente a acudido a la piedra. Porque cuando ponemos la mano sobre ella, nosotros nos convertimos en algo así como el hombre eterno. Nos superponemos en el tiempo con cada uno de nuestros antepasados. Nos comunicamos con ellos t dejamos nuestro mensaje a todos cuantos nos seguirán. No importa si desaparecemos, otros seguirán encontrando la piedra en el mismo lugar y colocarán la mano sobre ella, tal y como estamos haciendo nosotros ahora. Unidos todos en un mágico instante por la misma esencia del Tiempo Absoluto.
Los seres humanos han aprendido a comunicarse a través de la piedra. En nuestras manos, ergida como un monumento o abandonada en los campos, o sometida a los embates del mar, la roca habla, grita: ¡Vivo!,  ¡Vivo!.
Es decir que pese a su apariencia de materia inerte, muerta, pese a su frialdad y aparente falta de ternura, a cuanto la separa de nosotros, la roca vive y nos trae un mensaje de esperanza: lo muerto vive aún, en otro nivel de existencia. Las piedras hablan. Y todos los grandes monumentos que jalonan los paisajes de Menorca, no son sino señales que apuntan al "Más Allá"


Cultura pretalayótica





Cronologia de los monumentos baleáricos

Tradicionalmente se denomina cultura pretalayótica a la primera manifestación cultural de la sociedad prehistórica en las islas Baleares (España). La denominación "pretalayótica" responde únicamente a su cronología relativa con respecto a la manifestación cultural más vistosa de la prehistoria balear: la cultura talayótica. Desde finales de los años noventa es más normal utilizar denominaciones más específicas (Bronce Antiguo, Bronce final, etc.), que permiten definir mejor las distintas fases de dicha época.


Los primeros pobladores


La mayoría de los arqueólogos actuales especializados en la prehistoria de las Baleares consideraba como probable la llegada de seres humanos a las islas en algún momento del tercer milenio a. C., aunque hasta finales del siglo XX se creía que esa fecha se remontaba al V o VI milenios.
Recientes estudios vuelven a retrasar dichas fechas y dejan claro que existen restos de presencia humana en el Abrigo de Son Matge del 4.800 a.C. aprox. y en la Cueva de Muleta, algunos restos humanos del 4.000 a.C. aprox.,
Se considera como más probable que los primeros pobladores de las islas perteneciesen a la Edad del Cobre (también llamada Calcolítico o Eneolítico), y que proviniesen de algún lugar en el arco costero del Mediterráneo occidental delimitado entre el levante de la Península Ibérica y el noroeste de Italia. Otros investigadores consideran que los primeros pobladores pudieron provenir del norte de África, aunque dicha corriente migratoria es anterior al Neolítico y, por tanto, muy anterior al Calcolítico.
Otra consideración a tener en cuenta sobre los primeros pobladores de las islas es que, dado que la isla de Ibiza se puede ver desde la península, Mallorca se puede ver desde Ibiza, y Menorca se puede ver desde Mallorca, podría darse el caso de que, antes de asentarse definitivamente en las islas, los futuros pobladores pudiesen haber pasado generaciones enteras explotando sus recursos de una manera estacional. Hay estudios que consideran la posibilidad de que, desde tiempos remotos, viniesen a las islas diversas bandas de cazadores/recolectores en temporada estival para acumular y conservar alimentos. Sin embargo, la posibilidad de que los primeros isleños fuesen anteriores en el tiempo, encuadrados en el Neolítico ha sido prácticamente descartada en la actualidad.
Las primeras fases de la prehistoria isleña siguen siendo poco conocidas, sobre todo debido a la escasez de restos arqueológicos provenientes de esa época. Se sabe que los primeros pobladores practicaban la ganadería y la agricultura, manifestadas por la aparición de restos óseos de especies domésticas (ovinos, caprinos, suidos y bóvidos) que no existían en el territorio insular antes de la llegada de los pobladores humanos. La agricultura está demostrada por la abundancia de restos de hoces de sílex halladas cerca de los yacimientos más antiguos.





La convivencia del ser humano con Myotragus balearicus está probada en el yacimiento de Son Matge donde se hallaron restos de coprolitos y de huesos, lo que indica que no sólo había animales muertos, si no también estabulados. Es bastante probable que el desarrollo de los humanos en las islas esté estrechamente relacionada con la extinción de la especie, bien por sobreexplotación, o bien por la posible competencia de las especies domésticas (especialmente cabras) traídas por ellos.
En algún momento posterior a la llegada de los primeros pobladores, las Baleares se incorporan a las corrientes megalítica (aparecen los dólmenes) y campaniforme, denominada por la cerámica con incisiones decorativas que se esparció por gran parte del continente europeo occidental. Tampoco es posible, por el momento, determinar si estas nuevas manifestaciones culturales fueron aportadas por nuevos pobladores o a través de las influencias traídas por los intercambios comerciales entre las islas y el continente, que nunca dejaron de existir.
Estas manifestaciones pertenecen ya al Bronce Antiguo, y la continuidad de los intercambios comerciales con el exterior se ve demostrada por el hecho de que, para hacer bronce hacen falta cobre y estaño, y este último no existe en el archipiélago

Economía y sociedad


Las gentes de la Edad del Bronce balear vivían en grandes cabañas de planta de herradura alargada, construidas con piedras y techadas con ramaje y barro, llamadas naviformes por su forma parecida a una nave (ver naveta). Las piedras formaban las paredes de las cabañas, colocadas y encajadas entre sí de modo que las piedras más grandes (con frecuencia eran muy grandes) estaban más abajo, y las más pequeñas, más arriba.  Todo ello sin usar ningún tipo de cemento o argamasa, lo que se ha venido en llamar técnica ciclópea, para distinguirla de la técnica megalítica, propia de los dólmenes.
La economía estaba basada en la unidad familiar: cada una de las cabañas podía alojar una amplia familia autosuficiente, donde sus miembros de distintas edades y sexos tenían especificadas las tareas productivas que les correspondían. La agricultura que había habido hasta entonces, de cereales y posiblemente algunas legumbres, fue cada vez más insostenible porque, al no conocer el arado, quemaban los bosques y sembraban sobre las cenizas, lo que resulta muy destructivo para el territorio. Eso llevó a una generalización de la ganadería, demostrada por la escasez de restos de polen de especies agrícolas hacia finales de la Edad del Bronce balear, según los análisis polínicos de las excavaciones más recientes. La escasa frecuencia de caries en las dentaduras de las gentes de la época también nos denota una dieta muy pobre en vegetales.
La dieta basada casi exclusivamente en proteínas animales fue un factor importante en la crisis generalizada de la economía del Bronce balear, pues la capacidad productiva del territorio es menor cuando se dedica a pastos, que cuando se dedican las tierras a la agricultura. La creciente presión demográfica sobre unos territorios limitados y mal aprovechados supuso la descomposición progresiva del modo de vida conocido hasta entonces, con comprensibles episodios de agresividad interna. Esta descomposición llevó progresivamente, a lo largo de varios siglos y coincidiendo con el cambio del segundo al primer milenio a. C., al éxito a modelos sociales más jerarquizados, como las jefaturas, y estos nuevos estamentos sociales se reflejan en la proliferación de grandes monumentos de piedra, como los túmulos prototalayóticos de finales del segundo milenio a. C. Esto desembocó finalmente, en el primer cuarto del primer milenio a. C., ya en la Edad del Hierro, en el apogeo de la cultura talayótica, caracterizada por la abundancia y variedad de grandes monumentos, murallas, talayotes, etc. Sin embargo, existe aún la teoría de que el cambio de la sociedad "pretalayótica" a la talayótica fue debido a agentes externos (llegada de otros pobladores), y de que el inicio de la Cultura Talayótica coincide en el tiempo con los disturbios de los "Pueblos del Mar", en el Mediterráneo oriental, hacia el siglo XIII a. C..,
En lo que respecta a las manifestaciones funerarias, fueron múltiples, pero casi siempre se relacionaban con las cuevas: los pocos dólmenes que se conservan presentan muestras de haber seguido siendo utilizados, al menos, a lo largo de toda la primera mitad del segundo milenio a. C. Pero también se conocen enterramientos en cista, en cueva natural, en cueva natural modificada y en hipogeos, o cuevas excavadas artificialmente en la roca. Existen hipogeos de todas las épocas en las Gimnesias, pero los del Bronce son abundantísimos, sobre todo, en Mallorca. Algunos de los hipogeos más claramente adscritos al Bronce, los llamados "de planta alargada" son de una perfección técnica y una belleza notables (ver foto), con antecámara, camarines laterales y otras características diferenciadoras.
Las "culturas pretalayóticas" también existieron en las Pitiusas, en sus distintas manifestaciones: se conoce un dolmen en Formentera, así como asentamientos del Bronce, tanto en Ibiza como en Formentera. Sin embargo, no se llegó en ningún momento a la Cultura Talayótica en ellas, por razones que todavía son desconocidas. Se barajan dos posibilidades: la extinción de los pobladores, y la de que la crisis que sufrieron las Gimnesias no tuvo tiempo de ocurrir, pues en el siglo VIII a. C. empezaron las visitas de los fenicios que terminaron, eventualmente, en la fundación de la colonia púnica Ibussim (o Ebussus en su denominación Latina).

La Cultura Talayótica 


Es el nombre de la sociedad correspondiente, aproximadamente, a la Edad del Hierro en las islas Gimnesias (Mallorca y Menorca en el archipiélago Balear). Sus orígenes datan de finales del II milenio a. C., cuando la mal llamada Cultura Pretalayótica entró en crisis y vivió su consiguiente evolución. Su nombre procede de los «talayotes», que son las construcciones más emblemáticas y abundantes de la prehistoria balear.

Procedencia


Hasta finales del siglo XX se consideraba que esta sociedad había surgido de la interacción de nuevas gentes procedentes del Mediterráneo oriental con los pobladores originales de las islas, bien como invasión, o como integración pacífica de las dos poblaciones. Las fechas coincidían con lo que se ha denominado la crisis de los Pueblos del Mar, que revolucionó las sociedades de ese extremo del mar hacia el siglo XIII a. C. Basándose principalmente en los restos arquitectónicos que abundan en Mallorca y Menorca, se estimó que los talayóticos eran más belicosos que los antiguos pobladores, pues abundaban las «torres defensivas» (talayotes) y los poblados amurallados. Además, los talayotes presentan muchas similitudes con los nuragas de la isla de Cerdeña, lo que reforzaba la teoría de su posible procedencia sarda.





Nuraga de Serdenya



Pero las excavaciones arqueológicas de entre finales del siglo XX y principios del XXI han recortado la cronología de los talayotes, trayéndola a los inicios del primer milenio a. C., lo que desvincula su construcción de los acontecimientos de la crisis de los Pueblos del Mar y de las construcciones sardas. Además, cada vez hay más pruebas de que el paso de la Cultura Pretalayótica (Bronce final) a la talayótica fue más bien una evolución ocurrida a lo largo de varios siglos, y como consecuencia de una crisis interna. Aun así, no debemos menospreciar la posible influencia de factores externos, pues la existencia de la aleación del Bronce (que requiere Estaño, inexistente en las islas) indica que nunca dejaron de existir contactos relativamente frecuentes con el mundo exterior.


Historia


Los primeros indicios de la "futura" Cultura Talayótica se presentan a finales del segundo milenio a. C., cuando la sociedad anterior se encuentra comprometida entre el crecimiento de la población, la ineficiencia de sus recursos productivos, y lo limitado del territorio isleño. En esencia, los conocimientos de agricultura que habían traído consigo los primeros pobladores, más de un milenio antes (Edad del Cobre), se limitaban al "cultivo de rozas": quemar terrenos silvestres y sembrar sobre las cenizas. Esta técnica provocó un deteriroro rápido de la tierra fértil, y pudo ser la causa principal por la que, hacia el Bronce final, la dieta de los pobladores de las islas fuese casi exclusivamente cárnica. La capacidad de producción de alimentos de un determinado territorio es menor si se dedica a pastos que si se dedica al cultivo, lo que pudo ser un factor fundamental de la crisis del modelo socioeconómico existente que, tras varios siglos, desembocó en la Cultura Talayótica. Uno de los principales factores que apuntan a la evolución interna, en lugar de la repoblación desde el exterior, es la continuidad evolutiva de las formas cerámicas a lo largo de la transición entre las dos épocas.
Los rasgos más visibles de esta nueva formación social son los arquitectónicos: a finales del segundo milenio, empiezan a aparecer grandes construcciones de piedra, algunas de ellas aprovechando y amortizando construcciones anteriores (las llamadas habitaciones naviformes). Estas construcciones monumentales sólo se pudieron hacer bajo una nueva organización social, fuertemente jerarquizada y ordenada en torno a jefaturas. La familia como unidad productiva, propia de la Edad del Bronce balear, había dado paso a la estructuración de la producción basada en poblados, y la aparición de clases sociales.
La situación de crisis en el seno de la sociedad isleña, y la falta de una solución real, al menos hasta que reapareciese el protagonismo de la agricultura, llevó a una radicalización de la sociedad que provocó un crecimiento exagerado de las construcciones de carácter ritual y de ostentación. La mayoría de los arqueólogos consideran que, tanto los talayotes como las murallas de los poblados, si bien pueden cumplir una función defensiva primaria, no son eficaces realmente, y su construcción responde, más bien, al hecho de demostrar la capacidad de levantar grandes construcciones. Además, la subsistencia de la especie en una isla del tamaño de Mallorca o Menorca, conlleva la necesidad de que se mantengan relaciones fluidas entre poblados, para que pueda haber intercambio sanguíneo, y esto viene demostrado sobradamente por la uniformidad de las modas en la forma de hacer la cerámica. La factura de las vasijas cerámicas y otros utensilios caía en manos de las mujeres, y estas eran las que, al emparejarse y verse obligadas a instalarse en el poblado de su pareja, transmitían las técnicas y las modas entre los distintos poblados.
Las investigaciones apuntan a que se habían construido todos los talayotes de las islas antes del siglo VIII a. C. En cambio, los pocos datos relativos a las murallas que rodean a casi todos los poblados de Mallorca y algunos de los de Menorca, apuntan a que éstas aparecen a partir de ese mismo siglo. Tanto si su función real es defensiva como ostentatoria, su aparición delata que la crisis que había desembocado en la formación de la sociedad talayótica se había cerrado en falso con el cambio de modelo social. De hecho, uno de sus factores primordiales, que fue la dependencia casi exclusiva en la ganadería, seguía sin resolver y, mientras no ocurriese, la sociedad se vería sometida a fuertes tensiones entre el crecimiento de la población y su escasa capacidad para explotar con eficiencia los limitados recursos naturales.
A pesar de que la sociedad de la Edad del Hierro en Mallorca y Menorca se ha venido denominando de la misma forma en ambas islas ("Cultura Talayótica"), las similitudes entre ellas no son tan profundas. Estos monumentos presentan las similitudes suficientes como para demostrar que nunca dejó de haber contactos entre las dos islas, pero sus diferencias apuntan a que en cada isla hicieron frente a la crisis a su manera. Lo que sigue es una descripción de los grandes rasgos definitorios de la Cultura Talayótica en Mallorca y Menorca, basados principalmente en sus características arquitectónicas, que son las que mejor se han conservado.


El Talayótico en Mallorca


Los primeros grandes monumentos son los Túmulos Escalonados, de carácter funerario. La fecha de su construcción suele rondar el cambio de milenio, entre finales del 2º milenio a. C. y principios del primer milenio a. C., y muchos de ellos están asociados a hipogeos (cuevas artificiales de carácter funerario) de cualquier etapa del Bronce. A grandes rasgos, a la sociedad de esta época se la denomina "Prototalayótica", pues empiezan a aparecer muchos de los rasgos de la futura organización social, como el agrupamiento, cada vez más generalizado, en poblados. En algunos de estos poblados se ha constatado también el "desmonte" de habitaciones naviformes para reaprovechar sus piedras y construir habitaciones en los poblados talayóticos.




Poblado talayótico de S'illot en Majorca

Al inicio del primer milenio a. C., empiezan a proliferar los talayotes en la isla, unas veces aislados, formando hitos territoriales, otras veces en los polados y, sobre todo, agrupados formando centros ceremoniales. En Mallorca los centros ceremoniales son tan abundantes como los poblados. Algunos de ellos consisten en grupos pequeños de turriformes (talayotes, túmulos…), esparcidos por el territorio, y frecuentemente delimitando las fronteras entre poblados. También existen varios centros ceremoniales que consisten en alineaciones de hasta siete turriformes a lo largo de más de medio kilómetro. La abundancia de estos centros resalta su importancia: era en ellos donde seguramente se resolvían las frecuentes disputas, y también en ellos se debían celebrar las numerosas ceremonias festivas donde, además de señalar las fechas significativas para el ciclo económico (siembras, colectas, cacerías, etc.), los jóvenes de distintos poblados podrían conocerse para garantizar la variedad sanguínea.
También existen los santuarios, reconocibles porque sus dos esquinas traseras están redondeadas. Los del interior de los poblados son pequeños, y en su interior sólo existe una columna, más o menos centrada. Los de fuera de los poblados son mucho mayores (10-15 m.) y pueden tener varios pares de columnas.
Los monumentos funerarios de Mallorca son variados, al igual que en la etapa anterior: se hacen enterramientos en cuevas naturales y necrópolis de hipogeos. Los hipogeos talayóticos son mucho más grandes que los del Bronce, a veces con columnas talladas a expensas de la misma roca, y frecuentemente se realizan a base de agrandar estos. También se construyó un gran cementerio, la Necrópolis de Son Real, único en las dos islas, que se trata de un cementerio cuyas tumbas se asemejan a pequeños talayotes, tanto circulares como cuadrados, y pequeñas navetas. A pesar de la predilección por los enterramientos en hipogeos, durante la Cultura talayótica se introdujo una novedad: el enterramiento con cal


El Talayótico en Menorca


La reorganización de la sociedad en Menorca en torno a jefaturas y poblados es similar a la de Mallorca y, de hecho, algunos de los poblados menorquines son mucho más extensos que los mallorquines. Esto delata que pudo haber algunos estamentos sociales más poderosos, reflejando, quizás, unas tensiones sociales más intensas que en la isla vecina, o algo anteriores en el tiempo. La variedad de monumentos (además de los talayotes) construidos desde finales del Bronce final, y a lo largo de la Edad del Hierro supera, con creces, a la de Mallorca.
A finales del segundo milenio, aparecen las navetas funerarias, construidas con técnicas talayóticas, pero herederas de una larguísima tradición, que les proporciona muchas similitudes con los dólmenes (o sepulcros megalíticos), casi un milenio más antiguos.
La Taula es, por excelencia el monumento ceremonial más emblemático de Menorca. Se trata de un santuario cuyo recinto tiene forma de herradura, parecido a los de Mallorca pero que, a diferencia de estos, tiene un gran monumento central que se asemeja a una mesa, lo que le da el nombre (taula es "mesa" en catalán). Se desconoce la cronología de estos santuarios pues, aunque los recintos pudieron existir a lo largo de todo el Talayótico, sus monumentos centrales pueden pertenecer a cualquier fecha a lo largo del primer milenio


El final del talayótico


Hacia mediados del milenio, la crisis que nunca terminó de resolver los factores que la habían originado, acabó también con la Cultura talayótica. Dejaron de construirse talayotes, y muchos de ellos fueron destruidos o reutilizados con fines diferentes a los originales. La vecina ciudad púnica de Ebussus, hoy Ibiza, ampliaba su influencia, y acabó por entrar en contacto con las Gimnesias, comerciando con ellas en unas condiciones que, con frecuencia, se han calificado como colonización. El último cuarto del milenio está marcado por el dominio, en competencia, del Mediterráneo por parte de Cartago y Roma, así como de las Guerras Púnicas que ocurrieron entre las dos potencias. Las sociedades de Mallorca y Menorca se vieron involucradas en ellas, ya en plena Protohistoria, y sus manifestaciones sociales se llaman Cultura postalayótica o Cultura baleárica, en alusión al nombre que les dieron los historiadores clásicos.

Cronología


Para dar un repaso rápido a la cronología de estas culturas, ayúdate con el gráfico que se muestra al inició de la Cultura Pretalayótica:
Las investigaciones más recientes apuntan a que los primeros hombres llegaron a las islas en algún momento del tercer milenio AC. Se trataba de gentes cuya cultura estaba viviendo el cambio entre el Neolítico y los inicios de la Edad del Cobre, que trabajaban la tierra, hacían vasijas cerámicas y trajeron algunas especies domésticas, como ovejas, cabras, bueyes y cerdos. En las islas se encontraron con un mamífero autóctono del tamaño de un perro mediano, el Myotragus Balearicus. Los Myotragus nunca habían tenido enemigos naturales, por lo que debieron ser fáciles de cazar. Esto, y posiblemente la competencia por los recursos naturales que supuso la llegada de las nuevas especies domésticas, llevó a la rápida extinción de este animal. La gente vivía aprovechando abrigos y cuevas naturales pero, sobre todo, debían construirse cabañas con materiales perecederos, lo que explicaría que no nos hayan llegado restos de sus construcciones.
En Mallorca descubrieron que podían extraer mineral de cobre de algunas zonas montañosas, aunque su escasez y dificultad de extracción apunta a que, seguramente, nunca se cortaron los vínculos comerciales con el continente. Inicialmente debieron seguir habitando en cabañas construidas con materiales perecederos, pero empezaron paulatinamente a construir con piedra. De los escasos vestigios arquitectónicos de esta época tenemos un posible grupo de cabañas en Valldemossa, Mallorca. En esta época aparece la cerámica campaniforme o incisa. Esta cerámica tiene paralelos en la península y buena parte de Europa occidental, por lo que es un testimonio de contactos marítimos continuados o de la llegada de nuevas gentes. Si llegaron nuevas gentes, se debieron integrar perfectamente, porque las formas de esta cerámica se mezclan con las formas preexistentes.
Hacia el 1900 AC, aparecen algunos ejemplos de dólmenes (estructuras de enterramientos colectivos), parecidos a los del sur de Francia y la costa nordeste de España, tanto en Mallorca como en Menorca. Todavía no hay suficiente información sobre si este nuevo tipo arquitectónico corresponde a la llegada de nuevas gentes, al igual que tampoco se sabe si este hecho coincidió en el tiempo con la introducción de la cerámica campaniforme. Mientras tanto, es posible que las primeras cuevas de enterramiento artificiales, de planta sencilla, también pertenezcan a esta época.
Todavía en los primeros siglos del segundo milenio AC llega la Edad del Bronce. Esto implica contactos sistemáticos con el exterior pues, para obtener esta aleación, se necesita añadir estaño al cobre, y el estaño no existe en las islas. A estas alturas, ya se dominan algunas técnicas constructivas con piedra, por lo que algunas de sus construcciones han llegado a nuestros días. Se trata de las habitaciones naviformes, también llamadas navetiformes o navetas de habitación, presentes tanto en Mallorca como en Menorca. En cambio, los enterramientos se hacen de varias formas: reaprovechando los dólmenes construidos con anterioridad, aprovechando cuevas naturales, o excavando cuevas artificiales en la roca. Algunas de las cuevas artificiales tienen una forma sencilla, más o menos circular, pero empiezan a aparecer unas de planta alargada, con antecámaras, camarines laterales, etc., de gran complejidad y perfección. Nunca después, ni siquiera durante la cultura talayótica, se volverán a excavar cuevas tan perfectas.
Al final del segundo milenio AC aparecen síntomas de una gran crisis en toda la sociedad, posiblemente debida al progresivo empobrecimiento de las tierras, cultivadas a base de quemar bosques, y sin conocimientos técnicos para su regeneración, como el arado. Esto lleva a la generalización de la ganadería, lo que conlleva una reducción de la productividad alimentaria del territorio. La sociedad del Bronce Antiguo, organizada en torno a núcleos familiares independientes, entra en crisis y evoluciona hacia una sociedad donde priman las jerarquías, y donde los jefes de los clanes mandan construir monumentos que suponen grandes esfuerzos comunitarios. Se empieza a vislumbrar lo que será la cultura talayótica (en sus inicios se le llama prototalayótica). Aparecen algunos monumentos turriformes, como los túmulos escalonados, en ocasiones construidos encima de antiguos naviformes. Pero aquí empiezan las diferencias entre las dos islas: en Menorca aparecen las magníficas navetas de enterramiento, parecidas a las de habitación, pero su construcción, utilizando exclusivamente piedra, resulta más monumental que las de habitación, que solían ir techadas con ramaje y barro.
A principios del primer milenio AC cobra auge la cultura talayótica, con su enorme riqueza monumental. En sus inicios, se corresponde con la época del Bronce Final. Los túmulos escalonados empiezan a dar paso a un número enorme de talayots (más de quinientos repartidos entre las dos islas), que son construcciones en forma de torre, construidas con piedras de gran tamaño. Las diferencias constructivas entre Mallorca y Menorca se incrementan: en Menorca, los talayots suelen ser circulares u ovalados, macizos o huecos, mientras que en Mallorca, más pequeños, los hay circulares y cuadrados, y siempre con cámara en su interior. Es el apogeo de la cultura talayótica. Cambia el patrón de asentamiento, y los nuevos poblados se empiezan a construir en lugares con clara intención estratégica de dominio de un territorio. A menudo, los propios talayots hacen de marcadores de "fronteras" entre territorios de distintos poblados. En Mallorca, encontramos a veces varios talayots agrupados formando centros ceremoniales o de función comunitaria, donde también puede haber santuarios, túmulos, y otras construcciones.
Más adelante, algunos de los poblados son protegidos con murallas (la mayoría en Mallorca y unos pocos en Menorca), también construidas a base de grandes piedras. A menudo el perímetro de las murallas aprovecha los talayots para ahorrar unos metros de muralla, dando el aspecto a éstos de torres defensivas. Empieza la edad del hierro en las islas, y la sociedad púnica (fenicios y luego cartagineses) se instala en las islas Pitiusas (Ibiza y Formentera), ejerciendo actividades colonizadoras en las Gimnesias (Mallorca y Menorca). Las costumbres funerarias son muy variadas: en Mallorca aparece la necrópolis de Son Real, posiblemente para enterrar a jefes de distintos clanes, pero también se practican enterramientos en cuevas artificiales excavadas en barrancos, o en cuevas naturales. En Menorca también se excavan cuevas en los barrancos, formando grandes necrópolis, y también se utilizan cuevas naturales.
Las excavaciones más recientes empiezan a vislumbrar un nuevo cambio, hacia mediados del primer milenio AC, entre la sociedad talayótica y la postalayótica. Ya no se construyen más talayots, y amplias zonas de los poblados aparecen quemadas, abandonadas, y reutilizadas posteriormente. Es posible que sea en esta época cuando aparecen las taulas en Menorca (aunque situadas en santuarios ya existentes con anterioridad). En Mallorca también proliferan los santuarios, y muchos se parecen a los de Menorca por su planta en forma de herradura, pero sin el monumento central en forma de mesa que da nombre a las taulas. Como mucho, algunos de los santuarios tienen una gran columna central o bien unas cuantas distribuidas regularmente por su interior.
Las casas talayóticas menorquinas (llamadas "círculos") alcanzan gran perfección, con su distribución circular alrededor de un patio central, y abundantes columnas monolíticas en su interior. A menudo son tan abundantes que se adosan unos círculos a otros, formando una especie de cadena de casas. Proliferan los enterramientos en cal, aunque en ninguna de las dos islas se deja tampoco la costumbre de utilizar también cuevas, o antiguas necrópolis talayóticas, como la de Son Real.
En los últimos siglos del milenio, los púnicos (Cartagineses) reclutan honderos de las islas para sus guerras contra Roma, las llamadas "Guerras Púnicas". La influencia de los grandes imperios clásicos (sobre todo la cultura grecorromana) se deja notar en la cultura de los Baleares. Finalmente, en el 123 AC, El Imperio Romano se anexiona las islas, incorporándolas así a la historia escrita del Mediterráneo occidental.
Después de ésta larga introducción podemos pasar a reconocer algunos de los principales yacimientos de la isla de Menorca.


Dolmen de Ses Roques Llises







Este dolmen sorprende por que, a pesar de su antigüedad (Ll. Plantalamor apunta que puede ser el más antiguo de los que se conocen), es el que conserva mejor todo su porte. De todos los que se conocen en Menorca, más los dos dólmenes conocidos en Mallorca, este es, sin duda, el mejor conservado. Sólo un dolmen en la isla de Formentera (Ca Na Costa) mantiene un porte y una belleza comparables.





A pesar de que apenas quedan indicios del círculo de piedras que lo rodeaba (peristálito), tiene parte de su corredor de acceso, todas las losas que lo cierran (alguna tiene más de 2 m. de altura), conserva perfectamente su losa perforada, así como algunas de las losas de cobertura, caidas en su interior.
La construcción de este monumento puede encuadrarse en la coriente megalítica de las islas Baleares, algo posterior a la continental, en algún momento entre el 2500 A.C. y el 1700 A.C.
A escasos metros de este lugar nos encontramos con el magnífico (y misterioso) monumento de "Sa Comerma de sa Garita." Aunque su relación puede ser descartada por la marcada distancia que los separa en el tiempo (unos 1500 años), no cabe duda que el dolmen, tan bien conservado y tan cercano debió ejercer una influencia en la sacralización del terreno. Así, se especula que el monumento de Sa Comerma pudo tener fines funerarios.


Cala Morell



Cala Morell es una de las necrópolis de hipogeos más espectaculares de Menorca. No es la más grande, pues Cales Coves tiene muchas más cuevas, pero se conserva en buen estado, es muy accesible y nos presenta hipogeos de dos épocas: de la Edad de Bronce antigua (pretalayóticos) y de la Edad del Hierro (talayótico medio y tardío). Lamentablemente, algunas de las cuevas se perdieron en tiempos recientes por la construcción de la carretera de acceso a la cala. La mayoría de las cuevas se han conocido desde siempre ya expoliadas, por lo que su datación se hace estudiando su estilo constructivo, y es poco precisa. Pero hay dos de las cuevas, más al interior del torrente principal, que dieron algunos restos pretalayóticos, lo que nos muestra (además de sus entradas de menor tamaño) una larguísima perduración del concepto funerario de los hipogeos excavados en barrancos.










Llegando a la necrópolis por carretera, veremos un par de cuevas, más bien grandes y con columnas interiores, a nuestra izquierda. Prácticamente enfrente de ellas hay un ensanchamiento de la carretera, apropiado para dejar el vehículo. Despues de visitar estas cuevas, es una buena idea subir por la escalera que se ha construido recientemente entre ellas, porque nos proporcionará una vista de conjunto de la parte más importante de la necrópolis. Casi todas las cuevas están en el lado de enfrente, y llama especialmente la atención una de ellas porque su fachada está flanqueada por unas columnas de estilo clásico, que soportan una repisa también esculpida en la misma roca. Se trata de una muestra de la influencia de las culturas clásicas en los siglos finales de la cultura talayótica.








Las distintas cuevas tienen una serie de características arquitectónicas interesantes que van desde columnas interiores, algunas con capitel (que recuerda a una taula), ventanas, ábsides, un tragaluz, tarimas a distinto nivel del suelo de la entrada, etc. Dos de las cuevas tienen una especie de "patio" frontal y, sobresaliendo entre todas, está la cueva del portal labrado.
Entre las distintas cuevas nos encontramos unos abrevaderos tallados en la roca, que no deben confundirnos, pues son más modernos que la necrópolis (aunque por el hecho de estar también tallados, deben ser antiquísimos). Pero lo que sí veremos son muchos entrantes en forma ovalada vertical tallados en la pared. Se trata de las "Capades de Moro" (cabezazos de moro) que sí que son de la época y se encuentran también en otros lugares de la isla. A su evidente carácter ritual sólo se puede añadir la utilidad (si tuvieron alguna) de que podrían haber acogido pequeñas ofrendas o antorchas. 




Para los amantes de los sobrenatural, ésta fotografia no dejará de atraerles.
Resulta fascinante imaginar un funeral prehistórico, al atardecer, con el torrente-necrópolis bañado en las luces y sombras de numerosas antorchas colocadas en estos agujeros.



Calescoves




Esta necrópolis es la más espectacular de la isla y, seguramente, la más estudiada. La necrópolis está compuesta por más de un centenar de cuevas excavadas artificialmente en la roca de las paredes del torrente que desemboca en la cala del mismo nombre. El lugar es de una belleza espectacular, y no sorprende que los antiguos habitantes de esta isla escogieran un lugar tan rebosante de magia como éste para dedicarlo como última morada de los suyos. Recientemente se ha procedido a tapar las bocas de las cuevas con grandes planchas de hierro que, tras oxidarse, las han afeado enormemente. Esto se hizo para evitar que fuesen ocupadas por veraneantes, que colgaban ropa, etc. Pero parece casi tan malo el remedio como la enfermedad.






Si llegamos a la cala en coche, nos encontraremos muy cerca dos de las más importantes cuevas de este complejo. Unos 100 m. antes de llegar al mar, debemos internarnos por la vegetación a nuestra izquierda. A pocos metros del camino llegaremos a una pared rocosa con una cueva provista de cierre ciclópeo. Este cierre recuerda muchísimo a la parte frontal de las navetas más antiguas, las llamadas "de tipo intermedio." Es posible que se trate de la cueva más antigua del complejo; que pertenezca al bronce medio, cuando la cultura de los naviformes empezaba su evolución hacia el prototalayótico. Al llegar al mar, a nuestra derecha, se encuentra escondida la "Cova des Jurats" que fue reaprovechada en tiempos romanos y paleocristianos, y donde se grabaron abundantes inscripciones en latín. 







Está bastante deteriorada por la mala calidad de la piedra donde están hechas las inscripciones, por lo que sería deseable que el Museo de Menorca hiciese una reproducción de esta cueva antes de su total desaparición. Para llegar a esta cueva, debemos seguir unos pocos metros por un sendero que arranca desde la azotea de unas casetas para barcas que hay a la derecha de la cala.
En el lado izquierdo de la cala hay una de las paredes principales del barranco, con abundantes cuevas. El terreno en pendiente lleno de vegetación que hay a los pies de ese barranco fue tierra de labor en el siglo 19, cuando Emile Carthaillac vino a estudiar esta necrópolis. Hoy es un lugar impracticable, pero sabemos gracias a él que algunas de las grandes rocas que hay sobre ese terreno tienen señales de parte de las cuevas, por lo que debieron derrumbarse después de la excavación de éstas. El estudioso francés especulaba sobre la posibilidad de que tantas cuevas hubiesen debilitado la fachada del barranco, provocando su derrumbamiento. Así, lo que veríamos ahora, son las cámaras interiores de los hipogeos, mientras que muchos de ellos, que debieron tener antecámaras, las perdieron por el derrumbe. Esta posibilidad no es descabellada, pero seguramente tampoco es el caso generalizado. Pero sí que se ven, en varios lugares de la necrópolis, algunas cuevas que apenas penetran en la roca, como si fuese lo poco que quedó después de que la fachada rocosa donde se encontraban se derrumbase.





Otra cosa interesante que documenta Carthaillac es que se debía acceder a estas cuevas desde la parte superior del barranco, a través de escaleras de caracol. Según dice él, en sus tiempos ya se habían tapado casi todas, pero se lo contaron las gentes de la zona. Y añade que él mismo vio algunos de los indicios de estas escaleras.
Por último, como interés testimonial está el del llamado "hipogeo 21," que está en un lugar al que no se puede acceder sin escaleras. El interés de este hipogeo está en que es el único de esta necrópolis que tiene una columna exenta, esto es, que no está adosada a las paredes. Esta cueva fue reestudiada recientemente, porque había noticias de que estaba siendo excavada por expoliadores. Apenas se encontraron objetos de interés, pues los expoliadores habían hecho estragos pero, en los montones de tierre que dejaron éstos, se pudieron encontrar fragmentos de cerámica que había sido deshechada, lo que permitió reconstruir algunas piezas interesantes del talayótico.

Son Mercer de Baix. "Sa cova des Moro."






El poblado de navetiformes de Son Mercer de Baix, aunque muy pequeño, es realmente espectacular, tanto por la vista que domina los barrancos cercanos,









como por la presencia de la navetiforme más espectacular de Baleares: "Sa Cova des Moro." Esta es una construcción atípica porque, en contra de lo habitual, su techo está construido con losas. Lo normal en este tipo de construcciones es que esté hecho con vigas de madera, ramaje cruzado y una cobertura impermeabilizante de barro y piedras. Así, como el techo de piedras grandes es más duradero, este naviforme se conserva en un estado realmente espectacular, permitiendo al que la visita hacerse una idea del espacio interior de estas construcciones. En el interior quedan tres columnas a lo largo de su eje longitudinal, que son las que soportan el techo, formado por lajas de piedra planas apoyadas entre los laterales del naviforme y las columnas.





En el mismo poblado hay restos de la cimentación de varios naviformes más, así como diversas consttrucciones con otras formas y otros muros, todos ellos sin excavar. Alejándonos unos pocos metros nos daremos cuenta del valor estratégico de este poblado: está construido de modo que se domina desde este lugar la confluencia de dos barrancos fluviales, en un paraje de una belleza difícil de describir con palabras. Al otro lado del torrente, más o menos hacia el oeste, existen unos restos de naviformes, de los que uno de ellos también tuvo el techo de losas, aunque está muy derruido. Estas son las dos únicas construcciones de estas características que se conocen.






En el invierno de 2001 esta joya del patrimonio menorquín se derrumbó durante una borrasca. Aunque la causa principal de esta destrucción es el inevitable paso del tiempo (en este caso, casi cuatro milenios), no deja de ser una llamada de atención acerca del nefasto estado de conservación de nuestro patrimonio arqueológico. Pasados varios años de su derrumbe, el monumento ha sido restaurado con el máximo mimo posible, aunque no debemos olvidar que es imposible devolverlo excatamente a su estado anterior; lo correcto hubiera sido protegerlo y asentarlo antes de su destrucción.

Navetas de enterramiento.


Estos monumentos, que sólo se encuentran en Menorca son, junto a las taulas, las construcciones más conocidas de la prehistoria de la isla. Las navetas de enterramiento, o "navetas" a secas, son monumentos de uso funerario que aparecieron durante el bronce antiguo y medio, unos siglos antes de la aparición de la cultura talayótica. Hoy se cree que pudieron ser una evolución de los dólmenes o sepulcros megalíticos, pues presentan algunos rasgos en común con estos. Sin embargo, su técnica constructiva ya incorpora unos avances de lo que iba a ser la construcción en tiempos talayóticos.

Uno de los rasgos que estas construcciones heredaron de los dólmenes es la losa perforada para dar acceso a la cámara mortuoria. Consiste en una losa que cortaría el acceso desde el corredor de entrada, pero que se le ha practicado un agujero, habitualmente rectangular, de dimensiones suficientes para permitir la entrada de las personas. En algunos dólmenes, así como en las navetas, se puede ver un rebaje practicado en los lados del hueco, destinado a encajar otra losa plana que sirva de cierre. Esta losa perforada representa la separación entre el mundo de los vivos y el de los muertosy, posiblemente, sólo se podía acceder al interior por ciertas personas, "iniciadas" a los ritos funerarios.
Las navetas tienen forma de nave invertida (de eso viene su nombre) pero, sin embargo, las navetas más antiguas tienen planta ovalada, o casi circular, lo que las asemeja todavía más a los dólmenes, que estaban rodeados de un circulo o elipse de piedras (el peristálito). De esa forma, las navetas más modernas parecen haber evolucionado hacia la forma de nave, más conocida por todos. Del mismo modo, la cámara interior empezó siendo ovalada y evolucionó a la forma absidal, o de herradura muy alargada. Aunque no hay navetas del tipo antiguo (llamadas de tipo intermedio por su intermediación entre el dolmen y la naveta "pura") que se conserven en un estado suficientemente bueno como para saber si tenían un segundo piso, lo mas probable es que no fuese así, y que el piso superior fuese otra característica añadida en las navetas más tardías. El mejor ejemplo de estas lo tenemos en la Naveta des Tudons, que se conserva en un estado prácticamente perfecto. Esta naveta tiene forma claramente absidal y alargada, posee un piso superior, y ha perdido la losa perforada, que ha sido sustituida por una simple entrada hecha con piedras rectangulares, dos a modo de jambas y una encima a modo de dintel.
Aunque las navetas empezaron a construirse antes de la llegada de la cultura talayótica, suponen tambien una evolución de la técnica constructiva megalítica hacia la técnica constructiva ciclópea. Esta técnica se diferencia de la técnica megalítica, propia de los dólmenes en que que, en estos, el interior está hecho con grandes losas planas puestas verticalmente (ortostatos), y en la técnica ciclópea el interior está hecho con piedras de tamaño intermedio, encajadas en seco.
Por último, el que todas las navetas hayan sido construidas antes de la llegada de la cultura talayótica no impidió que siguiesen siendo utilizadas en pleno talayótico. Así, en las excavaciones arqueológicas que se han hecho, se han encontrado pocos restos correspondientes a fases pretalayóticas, y sí muchos restos, ajuares, y enterramientos de época plenamente talayótica.

Es Tudons.

El monumento mejor conservado de la isla.






La naveta de Es Tudons es el monumento individual más emblemático de la prehistoria de las Baleares, tanto por su belleza como por su excelente estado de conservación (fue restaurada entre 1959 y 1960). Esta construcción mantiene un aura mágica a su alrededor, que le confiere una belleza sin posibles comparaciones. Esta belleza la ha hecho más famosa que las mismísimas taulas, que son sobradamente espectaculares, pero ninguna de ellas ha alcanzado tanta difusión individualmente.

Esta naveta representa el ejemplo de naveta tardía, llamada "evolucionada" o de planta alargada, donde ya se han perdido algunas de las características que asemejan las navetas iniciales a los dólmenes, anteriores en el tiempo. Por ejemplo, la forma ovalada inicial se ha convertido en la típica forma de nave, con un extremo absidal y una fachada plana. En esta naveta la fachada es ligeramente cóncava, alejándose aún más de la forma elíptica de los monumentos iniciales. Además, esta construcción tiene dos pisos, que es una característica presente ya en los ejemplares de épocas tardías. Por último, la losa perforada que daba acceso a la cámara principal ya no es tal, sino una entrada normal, construida con varias piezas: jambas laterales y dintel superior, a modo de trilito.






La naveta Des Tudons, uno de los movimientos más antiguos de la isla. Conserva a pesar de haberse convertido en una imagen tópico, un fuerte componente de misterio vivo. El monumento, con su forma de nave invertida que le valió su denominación. Vemos un ábside como de tortuga de piedra. El monumento pertenece al género de las navetas de enterramiento, por oposición a las llamadas navetas de habitación. Se unscribe en la fase final del período pretalayótico y comienzos del talayótico, cuando se operaba un cambio decisivo en la historia menorquina.
Estamos ya en el Bronze inicial, pasada la revolución neolítica, hacía más de 600 años que se habían construido las pirámides de Gizeh, Egipto estaba en la X dinastía, Mesopotamia se encontraba en una fase floreciente de expansión, con el Imperio Hitita, Tiro, Biblos y Sidón ya se habían fundado, en Creta se desarrollaba la cultura minóica.


Los pretalayoticos, gente pacífica y de una economía de mera subsisténcia eran contemporáneos de las grandes religiones y epopeyas, con los "pueblos del mar" y un comercio muy desarrollado de lado a lado a lado del Mediterráneo.
Se levantaron sepulcros megalíticos a base de rocas colosales - como en Roques Llises, según el modelo "dolménico". La religión centrada en el culto a los muertos, excavaron hipogeos de corredor y cámara..., a veces comunicando el mundo de los vivos con el de los muertos.
En el lenguage religioso de aquella época, dos eran los grandes protagonistas: la Gran Madre, la Diosa Blanca de la que nos hablaba Robert Graves que dió origen a la Astarte fenícia y a la Tánit púnica.






Tanit- astarte de Cales Coves

Ella, como Señora de la Tierra, tenía su viente y su matriz en las cuevas, en la oscuridad germinal de lo subterráneo. Sus adoradores buscabal el lugar de donde surgia la vida para depositar sus muertos. Y así regenerándose con su poder, éstos podían algún renacer o incluso seguir viviendo en forma de númenes.
El segundo personaje era masculino. Era el dios guerrero de la poténcia solar, asimilado al Toro


Brauet de Torralba d'en Salort.


Uno de los más antiguos cultos mediterráneos fue el que se rindió al toro, venerado por su fuerza y como símbolo de fecundidad. Desde Sumeria hasta el Atlántico encontramos numerosas pruebas de esta taurolatría.
En la Península Ibérica, el mito de Gerión y de sus grandes rebaños se localizaba en Andalucía, y las alabanzas de los autores griegos a los toros sagrados tartésicos son muy reveladoras. Este culto sagrado se desarrolló también en las islas Baleares, por lo  menos desde la Edad de Bronce. Algunos santuarios baleáricos, cuyo origen se remonta al primer milenio a.C., continuaban en plena actividad en el siglo II, cuando las islas se incorporaron al mundo romano. Relacionados con ellos se encuentran los cuernos de barro o de bronce aparecidos en muchos yacimientos arqueológicos mallorquines y que hoy se conservan en los museos de Madrid y Barcelona.




Los mejores ejemplares estudiados son las famosas cabezas de toro de bronce (de rara perfección técnica y de calidad artística extraordinaria) halladas en Costig, en la isla de Mallorca. 
Estas piezas excepcionales han sido tema de discusión para los arqueólogos. Hace años, Antonio Vives opinaba que las cabezas de toro (como los cuernos votivos con palomas y la cabeza de toro con el hacha de dos filos en el testuz) eran pruebas patentes de la influencia egea. Opinión parecida mantenía Martínez Santaolalla, relacionando los toros con la columna mediterránea y la “cultura de las islas” (Chipre, Creta, Cerdeña, Malta, Menorca y Mallorca). Por el contrario, para Bosch Gimpera los toros de Costig son imitaciones tardías, de época imprecisa, quizá romana. El enigma arqueológico sigue sin resolverse.
De hecho la asociación entre la cabeza del toro con el útero femenino es muy antigua, como mínimo 4.000 a.C.


La naveta era una cueva artificial, llevada a la majestad. Para la mentalidad arcaica, no hay diferencia entre la realidad y el sueño, la vida y la muerte. Aquellos que fallecen no dejan éste mundo, sino que siguen aquí. Devolviendo los muertos al seno de la diosa, se aseguraba no sólo su supervivencia individual, sino al mismo tiempo la de toda su sociedad.









Esta naveta fue excavada en dos ocasiones, la segunda de ellas entre los años 1959 y 60 a cargo de María Lluisa Serra, quien tambien dirigió la restauración del monumento. Las losas que separan el piso superior de la cámara inferior habían colapsado lo que hizo que todo el material se mezclase en la cámara inferior. Pero el descubrimiento de que la naveta había tenido dos pisos llevó a la arqueóloga a hacer unas catas en la parte superior de la naveta Sur de Rafal Rubí, lo que reveló que el piso superior podía ser habitual en las navetas evolucionadas. En las excavaciones se encontraron restos de unas 100 personas y objetos de bronce (como un brazalete alrededor de un hueso de brazo), y cerámica talayótica, debido a la perduración de su uso en la cultura talayótica. Pero tambien se encontró un botón triangular de hueso, lo que puede ser prueba de la existencia de la naveta en tiempos anteriores al talayótico.
La naveta Des Tudons, encierra por tanto ese mensaje de retorno, o de una nueva vida Más Allá. Si nos situamos ante su fachada, podremos apreciar una ligera tendéncia cóncava, lo que unido a la planta de herradura y la estilizada resolución del ábside crea una armonia y ligereza difíciles de olvidar.



Rafal Rubí, naveta Norte.

Junto con la naveta Sur, dos navetas casi gemelas.


Esta naveta pertenece al yacimiento denominado Rafal Rubí, que tiene dos navetas de enterramiento, del tipo evolucionado, y muy cercanas entre sí, lo que demuestra que ya estaban relacionadas desde los tiempos de su construcción. Las excavaciones que se llevaron a cabo al final de los años 60, no encontraron nada, pues había sido expoliada desde antiguo y, con toda probabilidad, más de una vez.







La naveta tiene las características de las de su tipo ("evolucionadas"): planta alargada, de forma absidal, y dos pisos separados por un techo-suelo de lajas de piedra horizontales, dispuestas perpendicularmente al eje principal de la naveta. El ejemplo más típico de las navetas evolucionadas es la de "Es Tudons," aunque aquí nos encontramos con una diferencia fundamental: la naveta de "Es Tudons," se construyó sin la losa perforada que hace de umbral a la cámara funeraria inferior, mientras que en esta naveta, quizá algo más antigua, todavía se utilizó. Esta losa es una laja de piedra puesta verticalmente, a la que se la ha practicado un orificio más o menos rectangular para permitir el paso a través de ella, hacia el interior de la cámara. Alrededor de la perforación se distingue perfectamente un rebaje destinado a acomodar una losa de cierre. La losa perforada simboliza el paso al mundo de los muertos (seguramente, sólo unos pocos de los vivos podían entrar en su interior), y es uno de los restos de la tradición megalítica (dólmenes).
La naveta está arrasada más o menos a la altura del suelo del piso superior y, en su parte trasera, está un poco más destruida, por lo que permite ver el interior del piso bajo.

Rafal Rubí, naveta Sur.





Prácticamente todo lo que se dice en  el apartado anterior de la naveta Norte de este yacimiento en cuanto a sus características constructivas, vale también para ésta. Pero la naveta Sur conserva unas losas a modo de estantes en ambos extremos de la cámara inferior, mientras que la naveta Norte está demasiado destruida como para saber si los tuvo. Además, esta naveta, despues de ser excavada fue restaurada dentro de lo que les fue posible, por lo que conserva con un poco más su altura, y su forma lateral.
Durante la excavación y reconstrucción de la naveta de "Es Tudons" se descubrión que había tenido un piso superior, aunque estaba destruido. Entonces, la arqueóloga María Lluisa Serra hizo una cata en la naveta Sur de Rafal Rubí, para confirmar la existencia de dos pisos en estos monumentos, y descubrió que, no sólo era cierto, sino que el suelo del piso superior de esta naveta estaba intacto y conservaba todavía restos arqueológicos. A finales de los años 60, Guillermo Rosselló y M. Ll. Serra emprendieron las excavaciones y restauración de esta naveta.
En las excavaciones se hallaron 29 enterramientos, aunque escasísimo ajuar funerario. Esto apunta a la posibilidad de que el piso superior de la naveta fuese un osario donde se acumularían los restos ya antiguos. Los escasos trozos de cerámica que se encontraron se encuadran en épocas finales del bronce antiguo (pretalayótico) y talayótico arcáico, lo que es habitual en estos monumentos, cuyo uso perduró normalmente hasta bien entrada la era talayótica. En el piso inferior no se encontró nada, porque había sido vaciado desde tiempos antiguos, y la naveta había sido reutilizada como aprisco.

Biniac-L'Argentina, naveta occidental.




Esta es una de la navetas más significativas del tipo antiguo, a las que Ll. Plantalamor llama de "tipo intermedio" porque están en un punto intermedio entre los dólmenes y las navetas de planta alargada, como la Naveta des Tudons. Por sus características, parece responder a una cronología de acuerdo con esta evolución y, por tanto, debe tratarse de una de las navetas más antiguas. Sin embargo, esto es difícil de comprobar porque, a menudo, estas navetas fueron utilizadas también durante los primeros estadios de la cultura talayótica.
Concretamente, en el caso de esta naveta, se llevaron a cabo dos excavaciones, que revelaron una reutilización de la misma en época talayótica y que, además, su interior fue modificado, sufriendo un agrandamiento. Tambien en esta época se hicieron diversos enterramientos en los alrededores de la naveta.

Talayots de Menorca.

Los talayots son, sin lugar a dudas, los monumentos más emblemáticos de la antigüedad de las baleares, aunque su fama en Menorca se vea superada por las taulas y, quizás tambien, por las navetas de enterramiento. El gran número de ellos ha hecho que su nombre popular, "talayot", que es el aumentativo de atalaya, dé nombre a la cultura más monumental de las islas: "Cultura talayótica." Esta fase abarca desde el 1300 A.C. aproximadamente, hasta la anexión de las islas a Roma en el año 123 A.C. Como la mayor parte de la perduración de esta cultura coincide ya con culturas históricas del mediterráneo, se considera esta cultura como encuadrada en la protohisotria, no en la prehistoria. Esto es porque, aunque en las islas no había escritura (no había "historia"), sí se tienen referencias escritas sobre ellas en las culturas clásicas.








Los talayots Menorquines son, como ocurre a menudo con otras construcciones de su época, más monumentales que los de la vecina Mallorca. Su construcción y sus formas evidencian una sociedad quizás mejor organizada, capaz de obtener mayor rendimiento de los escasos recursos de la isla. Si no fuera por la falta de escritura, la cultura talayótica en Menorca puede ser considerada como que tiene rasgos de "civilización", con numerosos y grandes edificios sociales, defensivos y de culto, y todos ellos construidos con mayor monumentalidad que en Mallorca.
La cultura talayótica todavía está rodeada de grandes misterios, pero la ciencia ha ido desvelando poco a poco muchos de ellos, a la vez que éstos abrían nuevas interrogantes. Se saben ahora muchas cosas, pero con frecuencia se aplican a Menorca los conocimientos que tenemos de Mallorca (lo cual puede ser acertado o no). Además, la larguísima perduración de estos monumentos ha conllevado cambios en su utilización, destrucciones parciales y reconstrucciones, lo que hace muy difícil conocer su finalidad inicial. Se ha hablado de su función como torres defensivas, atalayas de vigilancia, casas de jefes de tribu, lugares de enterramiento, etc. Hoy en día se ven más como edificios de ostentación, de prestigio o de poder, delimitadores de territorio, etc. Por otro lado, buscar una finalidad a secas es quizás intentar simplificar demasiado.







Lo que sí queda claro a los ojos de los investigadores es que, al inicio de la época talayótica, se producen grandes cambios en la sociedad de las islas. De una sociedad pacífica organizada en torno a grupos familiares, se pasa a una organización social fuertemente jerarquizada, necesaria para poder emprender la construccion de los talayots y otros monumentos de estas características. Los cambios visibles, tanto por la aparición de estas grandes construcciones, como por la aparición de espadas y cuchillos de bronce, tuvieron lugar en el espacio de un par de siglos nada más. Esto ha hecho desde inicios de las investigaciones y las excavaciones, que sea muy atractiva la teoría de la invasión: un grupo pacífico es suplantado o dominado por uno más poderoso y más belicoso. Aunque últimamente está cobrando cierto auge una teoría más decantada hacia una crisis interna provocada por superpoblación, y su correspondiente resolución más o menos rápida (unos dos siglos) con una transición a la sociedad talayótica. Para ver más detalladamente estas dos teorías, ver la introducción a talayots circulares de Mallorca.







En Menorca, los tipos de talayots son más variados, con lo que es difícil agruparlos, pero se puede hacer un intento, aunque sea algo burdo. Por su espectacularidad, podemos mencionar primero los grandes talayots, como el de Torelló (Torellonet Vell). Estos monumentos quizá se asemejan a los túmulos de Mallorca: son grandes construcciones turriformes macizas, que tienen una construcción en su parte superior. Se pero se diferencian de los túmulos mallorquines en que estos suelen ser de planta cuadrada, mientras que la de los talayots menorquines suele ser circular o elíptica. A esta construcción se suele acceder por una gran ventana dintelada (llamada "ventano") a la que se llega por una rampa. Es posible que esta construcción en la parte superior tuviese finalidades cultuales, aunque no pasa por alto que estas construcciones suelen estar en lugares desde los que se pueda dominar claramente todo el horizonte. El otro tipo de talayots de Menorca, más habituales son los llamados "talayots de corredor." Son más pequeños y se asemejan más a los de Mallorca: su interior tiene (o tuvo) una cámara a la que se accede a través de un corredor, y su techo estaba sostenido por una o más columnas, vigas de lentisco o acebuche, y grandes lajas de piedra.

Torellonet Vell.

El talayot más espectacular de la isla.







Este talayot, con su hermoso ventano adintelado en su parte superior es el mejor conservado de la isla, aunque su estado tampoco es perfecto. Parece conservar restos de una rampa que subía pegada a él, así como restos de una cobertura de piedras pequeñas que se puede ver en su parte trasera. Ahora, en su parte superior, tiene un marcador geodésico y unas luces de indicación del aeropuerto.
Cuando se realizaron excavaciones en el talayot, se encontraron unas viviendas adosadas a su parte frontal, y se descubrió que, al menos una de ellas, estaba adosada a un talayot anterior, sobre el que luego se edificó el que podemos ver ahora. En las excavaciones se encontraron pruebas de que había un taller de fundición de bronce, y se encontró también una figura de un dios bélico tocado con casco corintio. Tambien se encontró un fragmento de obsidiana, piedra que sólo puede provenir de islas del Este del Mediterráneo.
Mirando hacia el Este desde el talayot, podemos ver unas piedras en el terreno del otro lado de la carretera, que corresponden a un círculo, o casa talayótica, excavada por María Lluisa Serra. Poco antes de llegar a este talayot, podemos encontrar otro talayot con portal inferior adintelado que da acceso a un corredor. Finalmente, si seguimos un poco más por la misma carretera, llegaremos a la basílica paleocristiana de Es Fornàs de Torelló, de época tardorromana.

Biniparratx Petit.

Una vivienda reconstruida.





El círculo de Biniparratx Petit nos permite ver con claridad lo que era la vivienda típica talayótica, aunque es muy posible que su distribución interior corresponda más bien a finales de la época, o incluso a tiempos romanos. Este círculo se encontraba en un lugar que quedó afectado por la ampliación de la pista del aeropuerto, por lo que hubo que hacer una excavación de urgencia y luego fue trasladado con cargo a fondos del organismo aeroportuario (Aena).
Desde el exterior del círculo podemos observar la técnica constructiva del muro, hecha con bloques escuadrados dispuestos verticalmente sobre un zócalo de bloques horizontales, que es la técnica más habitual de estas construcciones. 






Cerca de la entrada hay una sala hipóstila que también sufrió modificaciones internas, y que ahora no da mucha sensación de tal porque se encuentra por encima del nivel del suelo. Ya en el interior nos encontramos con una serie de espacios distribuidos alrededor del patio, gracias a cinco columnas y sus correspondientes paredes. Se pueden identificar estancias al fondo, tras subir algunos peldaños y otras en los laterales. Tambien hay una sección que debía ser el almacén y otra que sirvió de vertedero. En el suelo hay unos huecos destinados a la recogida y almacenamiento de agua. En uno de los lados hay una especie de caja hecha con losas planas, que era el hogar para el fuego. En algunas de las puertas de las estancias se pueden distinguir perfectamente los rebajes destinados a la colocación de puertas de madera.
Las excavaciones dieron muestras de que la ocupación perduró un poco en tiempos romanos (hasta finales del siglo I A.C.), y de que luego la casa fue rehabitada en tiempos medievales.

Torre d'en Gaumés

Un círculo atípico en el mayor poblado talayótico.






Este círculo tiene una especial particularidad: está hecho aprovechando los desniveles del terreno y una cueva natural más o menos retocada, para ahorrar en parte la longitud de pared exterior a construir. Además, el tamaño de la cueva have que la superficie útil de esta vivienda sea bastante mayor de lo habitual. Aunque los hallazgos no hayan delatado nada que singularize este círculo, podemos sospechar que debió ser la residencia de gentes importantes dentro del poblado, tanto por su tamaño, claramente mayor de lo habitual, como por su ubicación privilegiada, en la parte más alta del poblado, junto al recinto de taula y los talayots.







Por otro lado, la parte interior de est círculo debió sufrir diversas modificaciones a lo largo de su perduración. G. Rosselló, que excavó varias zonas del poblado, lo describe así: "El patio, con su cavidad, queda reducido al mínimo, enmarcado por unos muretes rectos que deben corresponder a una remodelación ulterior del edificio." Debemos pensar que estas remodelaciones, tan habituales, no deberían resultarnos extrañas porque, a menudo, las construcciones talayóticas tuvieron una perduracion de más de medio milenio. Hoy en día, se hace difícil pensar en una casa construida hace 500 años y que no haya sido remodelada, restaurada y modificada numerosas veces.

Poblados, murallas y conjuntos.

Es muy complicado hacer una sección tan general como esta: inicialmente no debería haber problemas, todo lo que sea un poblado o una muralla de poblado debería tener cabida aquí. Pero, para reflejar la realidad de los monumentos y restos arqueológicos, debemos incluir tambien los centros ceremoniales y otros restos que supongan en general una agurpacion de construcciones. Tambien se incluyen referencias y fotos de murallas que han quedado prácticamente solas tras la desaparición del resto del poblado al que pertenecían, aunque sólo si realmente merecen la pena por su interés o su belleza. En otras ocasiones, monumentos como por ejemplo taulas que se sabe pertenecen a un poblado per éste está prácticamente arrasado, tendrán su lugar en la sección correspondiente, pero no necesariamente habrá una referencia al poblado en esta sección. 



Las murallas.




Una de las caracteríaticas más típicas de los poblados talayóticos en Mallorca son las murallas que los rodean. Sin embargo, éste no parece ser el caso en Menorca: son pocos los poblados realmente amurallados, otros tienen murallas en sólo algunos tramos, y muchos no tienen el más mínimo rastro de ellas. Esto nos hace preguntarnos si los amurallamientos de los poblados responden a una época de inestabilidad generalizada (por influencias externas o problemas internos), o se trataba más bien de pequeños focos de inestabilidad, más bien localizados, como conflictos de larga duración entre elgunos poblados. Aún así, esta afirmación también es muy especulativa puesto que, como siempre, se topa con la escasez de estudios en profundidad sobre este asunto. Además está la discusión sobre las paredes de los círculos: en muchos poblados, los círculos (o viviendas) más periféricos están adosados unos a otros, y sus paredes exteriores son suficientemente grandes como para ejercer de murallas defensivas. Y esto nos lleva al tema de discusión: ¿Estaban entonces completamente rodeados de estas "murallas"?
Otra característica distintiva de los poblados de Mallorca y Menorca es la cronología: hoy en día, muchos arqueólogos defienden que las murallas menorquinas son más bien tardías, casi siempre de los últimos siglos del primer milenio AC, mientras que casi todas las murallas mallorquinas son de principios del mismo milenio. De todas formas, hay que insistir en que este es un tema todavía muy abierto al debate: se hace difícil creer que las murallas de Son Catlar en Menorca y las de Ses Païsses en Mallorca, tan parecidas, puedan distar entre sí medio milenio.






Precisamente, el poblado de Son Catlar, cuyo perímetro amurallado se conserva prácticamente intacto, en un buen ejemplo para el estudio de las distintas técnicas constructivas de las murallas en Menorca. En este poblado, se pueden ver tramos de muralla cuyo exterior lo forman ortostatos (piedras planas dispuestas verticalmente) de forma irregular; hay otros tramos, que parecen responder a reformas, que apuntan a una construcción más regular, con tendencia a las hiladas horizontales y, finalmente, hay unos baluartes defensivos rectangulares, adosados al exterior de las murallas, de clara influencia clásica: están construidos con piedras rectangulares dispuestas claramente en hiladas.
Desde inicios de la época talayótica se empezaron a formar poblados y centros ceremoniales. Al igual de lo que ocurre en Mallorca, como desde el principio se empezaron a construir talayots, encontramos a menudo poblados que han sido articulados en torno a ellos. Luego, posteriores ampliaciones o reformas se han reflejado en casos como que las murallas de algún poblado aprovechan los talayots existentes, formando una especie de recinto con baluartes defensivos en sus murallas.
Los poblados de Menorca son a menudo más grandes y monumentales que los de la vecina Mallorca, y tambien es habitual que se encuentren en un estado de conservación mucho mejor. Algunos casos, como el poblado de Torre d'en Gaumés son, más que poblados, casi ciudades talayóticas, con una extensión y monumentalidad sin igual en Mallorca. En muchas ocasiones, estos poblados continuaron habitados ya entrada la era romana e incluso hasta la edad media, sufriendo por tanto innumerables modificaciones a lo largo de su perduración.



Torre d'en Gaumés.

Una "ciudad" talayótica.



El poblado de Torre d'en Gaumés es, con mucho, el más grande de las baleares. Tiene restos de construcciones esparcidos por un área de más de 60.000 metros cuadrados, mientras que el más grande que se conoce en Mallorca tiene sólo unos 17.000. Además, muy cerca del poblado encontramos un dolmen y las ruinas de la misteriosa construcción de "Sa Comerma de sa Garita" . Aunque es dudoso que el dolmen esté relacionado con el poblado porque los dólmenes son muy anteriores a la cultura talayótica, sí sería lógico suponer que "sa Comerma" esté relacionado, puesto que pertenecen a la misma época y cultura.
El poblado, tal como lo vemos ahora, tiene su acceso por la parte Norte. Allí nos encontramos con los restos de varios círculos adosados, cuyas paredes exteriores hacían las veces de muralla del poblado. Uno de ellos está prácticamente completo y, al excavarlo, se descubrió que había sufrido numerosas modificaciones a lo largo de su perduración (cosa muy habitual). Así, a pesar de que su perímetro exterior es más o menos circular, las paredes interiores son rectas, siguiendo la moda de la época romana, aunque ello implica que el espacio interior no esté bien aprovechado.







Continuando hacia la parte alta de la colina, nos encontramos con un recinto que tiene tres talayots dominando todo el horizonte hacia el Sur, y un recinto de taula. Según G. Rosselló, que dirigió las excavaciones entre los años 70 y 80, pudo tratarse de un área pública, donde se harían las grandes concentraciones de las gentes del poblado para ceremonias y celebraciones.
En el santuario o recinto de la taula, nos encontramos que la taula está caida desde antiguo. Así, en la piedra capitel, se practicó un agujero alargado donde se hizo un enterramiento en la época romana. El acceso al interior es fácil, puesto que este recinto ha sido excavado en varias ocasiones. 







Existen algunas fotos de principios de siglo en las que se ve que el acceso todavía tenía el dintel de la entrada, aunque estaba caido. Hoy ha desaparecido completamente. Durante las excavaciones de los años 80, se encontró una figurilla de bronce egipcia correspondiente a Imothep, frecuentemente asociado a las prácticas curativas. Este hallazgo reforzó la hipótesis de las taulas como santuarios. Las excavaciones revelaron tambien que este santuario dejó de ser utilizado como tal en el siglo III A.C., aunque luego fue reutilizado para otros fines en épocas posteriores.


So Na Caçana.

Un importante centro ceremonial.





Este centro ceremonial parecía que podía corresponder a un poblado hasta que se emprendieron unas excavaciones que revelaron unas cuantas sorpresas. En primer lugar, se descubrió que en el "poblado" hay dos recintos de taula o santuarios, cosa única en la isla. De esto se puede deducir que, más que un asentamiento, esto debía ser un centro religioso correspondiente a más de una comunidad. Los dos santuarios (o recintos de taula) están bien caracterizados, uno al Este y uno al Oeste de un gran monumento central parecido a un talayot. Adosadas a la base de este monumento, se encontraron una serie de habitaciones que, como suele ser habitual, son algo posteriores.
El monumento central podría haber sido considerado un talayot, pero tiene varias diferencias, lo que nos deja con la duda de si realmente se trata de uno. La más importante es que, de acuerdo con las alineaciones de las pilastras de la taula "Oeste," el monumento central fue construido con posterioridad al santuario, puesto que, una vez construido, el santuario quedó inservible para las observaciones astronómicas del levante (salidas de sol, luna, etc.) Sin embargo, cuando se empezaron a construir los santuarios de taula tal como los conocemos ahora, ya había pasado la época de la construcción de talayots (talayótico inicial). Quizás se deba a eso la existencia de un segundo santuario a pocos metros (la taula "Este"), aunque también esto resulta extraño.




El santuario "Este" está bastante destruido: de la piedra soporte de la taula queda un trozo que no llega a un metro de altura, y lo mismo ocurre con la pilastra exenta. Ninguna pared del recinto conserva una altura que supere 1,5 m. y, además hay varias paredes más modernas que separan el santuario en varias "habitaciones" diferentes, lo que hace bastante difícil apreciar en conjunto el recinto entero. Sin embargo, a pesar de que el santuario no está en unas condiciones muy buenas, tampoco es de los peores y, cosa poco habitual, se conserva íntegra la piedra capitel de la taula, caída cerca de la piedra soporte.
El santuario "Oeste", adosado al monumento central, está en mejores condiciones. Conserva todo su perímetro interior, sus pilastras, su pilastra exenta, sus nichos en las paredes, e incluso algunas de sus pilastras conservan los capiteles que las rematan. La piedra soporte está casi entera, y tiene una pilastra que la apoya por la parte trasera. Este caso es poco habitual, pero no único: un ejemplo es la taula de Torre Trencada. Igualmente, la pilastra extenta está compuesta de dos elementos verticales.
Unos metros m'às hacia el Oeste, nos encontramos con otro posible talayot, con restos de otras construcciones adosadas a él, pero todo este conjunto es menos monumental que la parte central.
Vayamos ahora a la parte más significativa de los monumentos talayóticos menorquinos.




Taulas.


Las taulas son los santuarios talayóticos exclusivos de Menorca. Junto con los grandiosos templos de Malta, 




Templo de Gigantija en Malta.



las Taulas menorquinas son quizás las expresiones más vistosas de la prehistoria del Mediterráneo.

Aunque recientes hallazgos en la Turquia oriental, concretamente en Gobekli Tepe podrían hacer retroceder la aparición de los primeros santuarios de éste estilo hasta los 9.000 a.C., confirmando aquella apreciación de que los seres humanos podrían haber construido templos, mucho amtes de que construyeran ciudades.



Que las taulas eran edificios de culto o santuarios apenas nos quedaban dudas tras unas serie de excavaciones en la segunda mitad de este siglo (aunque la primera vez que se propuso esta funcionalidad fue en el estudio de la arqueóloga inglesa Margaret Murray tras la excavación, entre otras, de la taula de Trepucó hacia 1930). Por ejemplo, en el recinto de la taula del poblado de Torre d'en Gaumés se encontró una figurilla de bronce egipcia, de Imhotep, frecuentemente asociado a dotes curativas. Más fogosa fue la controversia sobre el techo de los recintos de las taulas: mucha gente defendía que la taula en sí era una estructura hecha para sostener el techo. Hoy en día, la mayoría de los expertos defienden que eran construcciones sin techo, aunque todavía algunos arqueólogos importantes defienden que pudieron estar techadas, al menos parcialmente.






El recinto de las taulas, que es el santuario propiamente dicho, tiene una serie de características típicas, aunque a veces hay excepciones. El recinto exterior suele estar cerrado por un muro ciclópeo; tiene forma de herradura, y suele tener una fachada cóncava, con una sola entrada. En ambos extremos de la fachada, ésta puede sobresalir ligeramente, formando los brazos. La entrada tiene una losa en el suelo, el umbral, sendas pilastras laterales monolíticas, y un dintel que la enmarca por la parte superior. Ya en el interior nos encontramos la taula, cerca del centro del recinto, que consiste en una gran losa rectangular vertical, llamada piedra soporte, con otra gran losa rectangular puesta encima, a modo de mesa, llamada piedra capitel. El conjunto puede tener hasta 5 m. de altura. La piedra soporte tiene otras piedras planas más bajas, más o menos alineadas con ella, clavadas en el suelo a ambos lados. Estos conjuntos se llaman flancos. Hacia el lado izquierdo (si nos ponemos de espaldas a la taula y mirando hacia la entrada) de la taula hay una pilastra sola, coronada por una piedra plana, a modo de capitel, llamada pilastra exenta.
Pegadas a las paredes interiores del recinto, nos encontramos un número variable (aprox. una docena) de pilastras cuya altura sobresale de la de la pared del recinto, también coronadas por capiteles. Estas pilastras dividen el perímetro del recinto encapillas, muchas de las cuales tienen pequeños nichos insertados en la pared. Una de las pilastras, en el lado derecho de la taula y por detrás de ella, tiene forma de taula, por ser más ancha que las demás y tener una piedra capitel casi como si fuese una taula. Se le llama pilastra tipo taula. En muchas ocasiones, el espacio interior del recinto está escalonado en varios niveles, descendiendo ligeramente desde el ábside hacia la entrada, y hay otros bloques de piedra rectangulares que servían comoaltares. Tambien nos encontramos varias zonas delimitadas para grandes hogueras rituales, así como hoyos que eran utilizados como vertederos, para arrojar los huesos de los animales sacrificados y consumidos durante la práctica de los rituales.






Es interesante resaltar el simbolismo que muestra el conjunto central del santuario, no sólo la taula. Aparte del predominio de ésta sobre el resto del recinto, por su tamaño, su forma y su posición central, podemos verla como una parte de un "trío majestuoso." Así, la taula está acompañada a su izquierda (mirando desde ésta hacia la entrada del santuario) por una pilastra que, al contrario que las demás, no está pegada a las paredes del recinto. A la derecha de la taula y ligeramente más atrás, nos encontramos con la pilastra tipo taula, que se distingue morfológicamente de las demás pilastras, asemejándose muchísimo a la taula misma. Este interesante trío nos muestra que, sea lo que sea lo que simboliza la taula, ésta tiene un acompañante (la pilastra exenta), y un sucesor (la pilastra-taula).
Conviene aclarar aquí que, en la literatura especializada, hay cierto desacuerdo en cuanto a las nomenclaturas. Actualmente, la mayoría sostienen que debemos llamar "taula" al recinto entero, y "monumento central" a las dos piedras que se asemejan a una mesa. Aquí he optado, para poder describir más características, por llamar "santuario" al recinto entero, "taula" a las dos piedras centrales, y "monumento central" al conjunto que forman la "taula" y sus dos flancos, incluída la pilastra exenta.




Taula de Torrellafuda

Durante mucho tiempo, la función de los santuarios de taula menorquines fue un misterio. Entre otras teorías, parecía especialmente atractiva la de que eran observatorios astronómicos, como es el caso de Stonehenge y otros círculos de piedras. Incluso recientemente ha habido un estudio que, mediante fotografía aérea y planimetrías exactas, abunda sobre las alineaciones de las pilastras, taulas, etc., (aunque pecando de un número ingente de errores y de hipótesis frágiles) con diversos fenómenos astronómicos. Sin embargo, a medida que crece el volumen de literatura en el tema de la arqueoastronomía, empieza a verse una pauta clara en la relación entre las sociedades de la antigüedad y las estrellas: la razón inicial de las observaciones astronómicas era para intentar crear un calendario fiable con el que pudieran regir sus vidas, como por ejemplo, fijando la fecha de la siembra. (También es razonable pensar que, más adelante, la obtención y custodia de los conocimientos astronómicos tuviera como fin el mantenimiento de un estatus privilegiado de los iniciados en ello, fueran sacerdotes, chamanes o cualquier otro título.) El caso es que la dificultad de establecer un calendario estriba en que el año básico consiste de 13 lunas de 28 días, y nos da como resultado un año de 364 días. Esto conllevaría que, en unos pocos años, las fechas se hubieran desfasado con el calendario real, de modo que la fecha de la siembra caería a principios de invierno, quedando inservible. La mayoría de las culturas fueron resolviendo esto, no sin dificultad, ajustándose al año solar (365,25 días). Hoy en día resolvemos la parte decimal del día (0,25) añadiendo un día cada cuatro años (año bisiesto).





Pero ahora sabemos que la sociedad talayótica a duras penas practicó la agricultura (salvo en fases ya muy tardías). El eje sobre el que giraba la economía era la ganadería, lo que hace que no sea imprescindible contar con un calendario exacto relacionado con los ciclos agrícolas. Se puede argumentar que el pastoreo también está afectado por el paso de las estaciones pero, desde luego, la exactitud no es tan crítica. A menudo los pastores practican la transhumancia, llevando a sus ganados a lugares donde sigue habiendo pastos durante la época estival. Pero las fechas de esa transhumancia no tienen por qué ser precisas y, de hecho, en años especialmente secos, se podrían adelantar esas transhumancias, y también se podrían retrasar mientras hubiera pastos frescos tras una primavera especialmente lluviosa.
Es por esto que la idea de los santuarios de taula como observatorios astronómicos, aunque sea muy cautivadora, no está fundamentada en una necesidad real de la sociedad talayótica. Esto no quiere decir que, dada su compleja estructura, en estos recintos se pudiera comprobar la llegada, por ejemplo de los solsticios con un margen de error de diez días más o diez días menos, lo que les hubiera proporcionado, de sobra, la precisión que necesitaban.
Finalmente, y manteniendo el tema de las orientaciones de estos recintos, el arqueólogo Javier Aramburu-Zabala ha expuesto recientemente la teoría de su alineación a otros monumentos cercanos, como parece ser que ocurre con muchísima frecuencia. Y, de hecho, el fenómeno de las alineaciones entre unos y otros monumentos re repite hasta la saciedad en las diferentes culturas prehistóricas, incluso con más frecuencia que las alineaciones dictadas por los astros. Así que es más realista pensar que la orientación de una taula está relacionada con un talayot cercano (u otro monumento); y que esta relación estuviera plasmada por ejemplo, por una procesión ritual entre ambos.





Frente a éstas interpretaciones, Gaston Bachelard, escribió algo tan elemental, y tan olvidado al mismo tiempo por los historiadores, como ésto: " Cuando se interpreta el texto de una civilización desaparecida, lo que habría que reconstruir son las ensoñaciones"
Es decir, que la historia y la arqueologia nos abruman con pruebas y clasificaciones materiales, de las que apenas podemos extraer una pálida idea del pasado. Pues nos falta lo principal, el alma.
No existe una disciplina dedicada a estudiar la imaginación, los terrores y los sueños de las civilizaciones perdidas. Tal vez porque ni siquiera es posible. Sin embargo, al ignorarlo carecemos del elemento principal para interpretar muchos de esos enigmas arqueológicos cuya clave está mucho más en el corazón que en la estratigrafía.
Las taulas menorquinas son un perfecto ejemplo de ello, aún hoy, en Menorca se cruzan teorías y recuestas sobre su función religiosa.
Al fin y al cabo, ¿que importancia puede tener ese significado teórico de lo que fueron? Aquí tenemos que volver a dar la razón a Bachelard. Queremos saber qué eran para poder compartirlas, ensoñarlas, como hicieron sus creadores. Es decir, participar de su función simbólica o imaginativa, que es la única que nos puede hablar.
¿Y por qué deseamos ensoñarlas? Porque las taulas siguen vivas.





Al viajero que se acerca por primera vez a ellas, probablemente le sorprendan dos cosas. En primer lugar son mucho más grandes e impresionantes en la realidad que vistas en lass numerosas representaciones gráficas, fotografías o ilustraciones. Hay un acento de magnitud sobrehumana sólo apreciable al natural. En segundo término, todo el mundo puede apreciar esa extraña fuerza que emana de su figura.
La primera impresión es la de hallarse ante un reloj cósmico. Como si la taula formara, con los otros elementos que la rodean y el propio cielo y paisaje, las letras de un alfabeto que somos incapaces de leer, pero que estamos a punto de descubrir.
Estamos ante una poderosa geometría de la materia. La piedra del ara parece flotar entre éste y "otro" espacio. El pilar -lo inerte- la retiene. Y del juego de ambas direcciones, del cruce de dos dimensiones opuestas pero complementarias, surge la inmensa fuerza del conjunto.
Ante cualquiera de éstas taulas -maciza la de Trepucó, misteriosa la de Torrellafuda, perfecta la de Torralba, delicada la de Talatí, misteriosa la de la Torretrencada- sentimos lo mismo que aquellos hombres-monos de la película "2001, Odisea del espacio" cuando se acercan indecisos al monolito.


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La taula a los ojos de un profano que no sepa nada sobre ella, se le antoja aquel mismo monolito: símbolo de la suprema proporción, resumen del Kosmos y el Kaos, expresión geométrica y matemática de la Divinidad.
Casi todos los que han acudido a buscar algo en ella, lo han encontrado. Son muchas las personas que relatan sus "historias con las piedras". Hay algo tan vibrante y misterioso que es fácil explicar toda la literatura que han generado. No hay dudade que éstos recintos fueron santuarios. Es decir, lugares consagrados a un numen o dios. Ahora bien, no siempre los santuarios eran al mismo tiempo templos. Éstos últimos implicaban la presencia viva del dios. Allí donde estaba su estatua y su tesoro. Y por ello en la mayor parte de los casos el acceso estaba totalmente prohibido a los no iniciados. Por el contrario, los santuarios eran centros de culto abiertos a todos. Allí se depositaban exvotos y ofrendas, al mismo tiempo tenían lugar fiestas, procesiones, rituales. También eran terreno sagrado a la hora de firmar tratados, o dar refugio a los perseguidos.
Que las taulas formaban parte de éstos santuarios parece incuestionable. ¿Pero cuál era su papel?






Parece que la razón de ser de la taula fué más ritual y simbólica que funcional.
Ahondando más en su sentido simbólico-religioso, Margaret Murray sostiene que: "el esplendor del monumento, el esmero puesto en su erección, el cuidado con que fue circuido, todo apunta a una misma conclusión: que la piedra capitel era el emblema, el signo visible y externo de la divinidad...El recinto sería el lugar de adoración para los habitantes de los talayots y la taula en sí, el objeto de aquella adoración. Así, el monumento sería una apelación a las Potencias Superiores, una especie de imploración hecha piedra  bajo la cual se colocaban las ofrendas de manjares y los sacrificios de animales. Puede incluso que como afirman Mascaró Pasarios apuntan la posibilidad de la propia T sea una representación esquemática del Dios toro, o Guillermo Florit cuando asegura que: se trata de una imagen de la Diosa Madre en el momento de ser fecundada por el dios masculino, el dios toro.
Éstas y otras muchas interpretaciones que eludimos aquí para no cansar en exceso al lector, son la prueba de que las taulas siguen conservando su potencial altamente mágico, capaz de ser comunicado todavía a quienes abren las puertas de su percepción. No importa si de forma real o imaginaria; porque en éste campo són débiles las fronteras y sólo impera la fuerza de lo vivido.
Es por ello por lo que los  curanderos quieren cargarse de energia, acuden a las taulas. Y en las noches de plenilunio no es raro encontrar a un grupo de gente silenciosa, fascinada, asistiendo a ese concierto cósmico que es la taula enmedio de la noche.

 Torralba d'en Salort.



La taula mejor conservada de Menorca.







Esta taula, junto con su recinto, es la mejor conservada de la isla, y está entre las más monumentales. El recinto de la taula fue excavado entre los años 70 y principios de los 80 por W. Waldren y M. Fernández Miranda. Entre otros hallazgos se encontraron gruesas capas de cenizas con huesos fragmentados de animales, que delatan el uso del recinto para grandes fogatas rituales con sacrificios animales. Otros objetos de interés encontrados en el lugar son una figurita de bronce de un toro y pebeteros con la figura de la diosa púnica Tanit.






A pesar de que la forma y el estado de conservación de esta taula y su recinto nos permiten mostrarla como ejemplo de "taula típica", en su función primordial astronómica es una taula realmente atípica. Mientras que la mayoría de las taulas tienen su fachada orientada más o menos hacia el Sur, la fachada y la taula de Torralba están claramente orientadas hacia el Este. En principio esto se debe a que la pendiente desciende en esta dirección, permitiendo mejor visibilidad del horizonte. Pero, debido a este hecho, las alineaciones de las distintas pilastras, taula, etc. con los fenómenos astronómicos están aquí representados de forma atípica. Por ejemplo, esta es la única taula que tiene la alineación equinoccial a través de su entrada principal.





En la entrada de éste mismo blog,


decíamos:
"A lo largo de éstas páginas iremos planteando algunas de las cosas que nos será imprescindible conocer para emprender el largo y difícil camino que nos aguarda. Un primer paso importante, como ya hemos dicho, sería la aceptación de la idea de que la Tierra es un ser vivo. Sólo una imagen tan sencilla y directa, puede conmover los sentimientos de la gente en una medida lo suficientemente grande como para permitir una realineación de nuestras actitudes con relación a nuestro planeta.
Mientras que los pueblos tradicionales se integraban mentalmente con su entorno de una manera inconsciente, los seres humanos modernos, tendrán que percatarse conscientemente del proceso.
Del mismo modo que un alma humana que usa un cuerpo tiene sentidos especiales en éste, también el cuerpo de la Tierra posee regiones especiales por medio de las cuales, era y es, sumamente evidente que tiene, y tenía lugar, un cierto tráfico de percepción.
Nos referimos a algunos lugares sagrados antiguos en los que se ha utilizado piedra con propiedades magnéticas y radioactivas[14]. Muchos de ellos parecen situados con relación a determinados factores geológicos, tales como líneas de fallas, yacimientos de determinados minerales, normalmente se encuentran en todos aquellos lugares en que es más probable que se produzcan notables modificaciones, en los efectos electromagnéticos, entre otros. Durante siglos y probablemente milenios, los cristales y las joyas se han asociado con tradiciones esotéricas, propiedades adivinatorias, curativas o acrecentadoras de la conciencia. Lo curioso es que hoy en día, la ciencia tiende a comparar a los cristales con los organismos vivos. Se sabe que entre los reinos de lo vivo y de lo “no vivo”, los cristales representan el grado más alto de organización estable, y algunos empiezan a describir un panorama en el que la vida tiene un origen cristalino, “fideos moleculares que flotaban y temblaban rítmicamente en la arcilla húmeda”.



Uno de los principales elementos de vinculación potencial donde podía crearse un campo de mente de la Tierra, tiene que ser la sustancia química que más abunda, el agua. El agua es apropiada para cumplir esa función, precisamente debido a su ubicuidad y a su naturaleza, que es de hecho, misteriosa y compleja. Son de sobras conocidas sus propiedades receptivas e impresionables; resiste el calentamiento, es más densa como líquido que como sólido, puede hacer tanto de base como de ácido, es el disolvente universal, la mayoría de los seres son principalmente agua, sus moléculas tienen la capacidad de penetrar en la estructura molecular de casi toda la demás materia. El agua refleja y se muestra increíblemente sensible a los más diminutos estímulos ambientales; el agua nos vincula de un modo profundo tanto al medio terrestre como al extraterrestre. Incluso, algunos científicos sostienen la idea de que el agua puede poseer una cierta capacidad de memoria.
Además de todos éstos misterios y maravillas, el agua muestra cualidades todavía más profundas y sutiles, pues de todos es sabida la capacidad de ciertos manantiales que poseen poder curativo, o visionario.




Muy probablemente, el agua pueda atraer al campo de la Tierra, o tal vez, éste puede resonar directamente en ella, lo cierto es que el agua parece ser uno de los principales puntos de relación con el ánima mundi, o por lo menos, ser uno de sus principales órganos sensoriales. Evidentemente, los pozos y manantiales santos o curativos son los lugares más especiales de la Diosa, donde se tienen visiones y tienden a producirse cierta clase de fenómenos.
Debemos acudir a los lugares sagrados de la Antigüedad en busca de los conocimientos necesarios sobre las formas de utilizar realmente éstos elementos vinculantes. Sí queremos entrar en contacto con la memoria, o con la conciencia de la Tierra, deberíamos acudir a un círculo de piedras y saber con que piedras entrar en relación, para usar el lugar adecuadamente, del modo apropiado y obtener los máximos beneficios posibles.




El lugar antiguo acostumbra a ser el campo geofísico donde es posible un cambio de conciencia, éste cambio puede hacerse en cualquier otro sitio, desde luego, pero estos lugares sagrados, éstos auténticos órganos sensoriales de Gaia, hacen las veces de guías de ondas de la energía‑conciencia liberada en el estado alterado. Un estado alterado de conciencia puede obtenerse de diversas maneras; probablemente, algunas son más adecuados que otras, dependiendo de las características personales, de los objetivos que se puedan buscar, o en determinados lugares que en otros. El ayuno es un método seguro para hacer que la conciencia sea más móvil [15]. Obviamente es necesario empezar el ayuno el día antes de visitar el lugar, o como mínimo doce horas antes... Otro método más activo, consiste en un ritual de tambor [16] y movimiento, la danza, la música, el canto de mantras, etc. Otro método que algunos encontrarán muy atractivo, es soñar... El procedimiento básico de “sueño de templo”, entraña ciertos preparativos: Abstinencia sexual, ayuno, ofrendas rituales, baños, libaciones copiosas, etc. Es probable que éstos métodos alcancen su máxima eficacia cuando se combinan.




De entre todos los métodos útiles para producir un estado de conciencia alterado, el método más seguro y más experimentado a lo largo de toda la historia de la Humanidad, es sin lugar a dudas la meditación [17].
Parece evidente que el estado mental inducido por una meditación profunda, en el lugar adecuado, en las condiciones precisas, con la intención justa, nos permitiría entrar en contacto con el “campo” de conciencia de la Tierra.
Y como no, otra técnica importante para alcanzar estados alterados de conciencia es el uso de plantas psicoactivas o enteógenas [18]. En las culturas tradicionales, las sustancias enteógenas se consideraban sagradas, beneficiosas y parte esencial del sistema de creencias religiosas de la sociedad o tribu. Las plantas y sustancias psicoactivas, vienen siendo usadas de forma natural por pueblos de todo el mundo desde hace incontables generaciones. Hay cientos, posiblemente miles de plantas, cactos, cortezas de árbol, frutos, resinas, semillas, hojas, flores que poseen propiedades enteógenas y, todas ellas han sido utilizadas por infinidad de personas en uno u otro momento, en tal o cual sitio, para alterar su conciencia [19].





El empleo de alucinógenos se remonta a la prehistoria... Los pueblos siempre han utilizado las experiencias que estas sustancias permiten para establecer contacto con las raíces del mundo natural y con la memoria del planeta. Los chamanes han utilizado estas drogas desde hace siglos, no sólo para averiguar cosas sobre la historia del mundo, el funcionamiento de la naturaleza y la condición espiritual de la humanidad, sino también para fines curativos, clarividencia y otras funciones extrasensoriales, muy especialmente para el clásico “vuelo”, o éxtasis del chamán, la experiencia extracorpórea [20], entre cuyos resultados sorprendentes, destaca el que puedan viajar grandes distancias y ver lugares, personas o acontecimientos lejanos, en el espacio y en el tiempo.
La forma en que los pueblos primitivos adquirieron su avanzado conocimiento de los alucinógenos y de las hierbas curativas es un misterio para los farmacólogos modernos, olvidando que las personas que pueden comunicarse directamente con la naturaleza por medio de las plantas enteógenas, reciben las mejores lecciones de geología, historia, botánica, biología y psicología que puedan recibirse, debido a que es la mismísima Tierra la que las da".

El recinto tiene todos los elementos típicos de un recinto de taula: una gran taula, completa, de hermosas proporciones, que tiene un ensanchamiento que corre vertical por la parte central de su cara posterior, como un "nervio" de refuerzo. Hay tambien una pilastra tipo taula, detrás y a la izquierda del monumento principal, y hay una pilastra exenta en su lado derecho (antes estaba formada por dos piedras verticales, igual que en So Na Caçana Oeste). El recinto consta de 15 pilastras contando esta última, y de 11 nichos en sus paredes. Hay un triple escalonamiento que desciende de atrás hacia adelante y a los lados de la taula podemos encontrar las típicas piedras flanqueadoras. En el recinto se pueden apreciar varias subdivisiones, así como varios círculos de piedras destinados a las hogueras rituales.
Esta taula, como casi todas las demás, está situada dentro de un poblado, con el mismo nombre: Torralba d'en Salort.



Trepucó.

La taula más grande de Menorca.




La taula de trepucó es la más grande de Menorca. Está integrada en un poblado del mismo nombre aunque, en líneas generales, este poblado no tiene hoy demasiada importancia por que está muy destruido. El recinto de la taula fue excavado en 1931 por M. Murray, aunque ha sido testigo de otras campañas de excavaciones posteriores. En los años 60 se le añadió un refuerzo a la parte posterior de la taula que, si bien cumple la misión de evitar la caida de ésta, lo hace a un elevadísimo coste estético. Seguramente hoy en día se podría hacer algún tipo de soporte igual de eficaz, pero mucho más discreto (como se ha hecho en la taula de Binisafullet).
La piedra soporte tiene unas marcas diagonales cuyo origen ha provocado mucha polémica, ya desde los tiempos de Murray. Hay investigadores que ven en ellas marcas intencionadas, y los hay que consideran que son de origen natural. Si son intencionadas y tienen algún significado, poco podremos averiguar, dada la ausencia de escritura en la cultura talayótica y que no hay ninguna otra taula con marcas semejantes para poder compararlas.
El santuario tiene una parte relativamente bien conservada y el otro lado bastante destruido. En los extremos de la fachada se insinúan los "brazos," como los que hay en Binisafullet. Había al menos dos nichos en las paredes interiores, pero de uno sólo queda la base, pues fue destruido durante las excavaciones de M. Murray. 






La pilastra libre y la pilastra-taula están caracterizadas y en los lugares que les corresponde. Tambien encontramos las piedras flanqueadoras, y las del lado derecho unen el soporte de la taula con la pilastra libre.

Talatí de dalt.

Una de las grandes taulas.






La taula de Talatí es una de las más famosas por la espectacularidad de su tamaño, añadida a la pilastra que se apoya contra ella. Cuando se pensaba que esta pilastra podía suponer un apoyo a la taula, se consideraba que era un caso único, pero ahora que se ha identificado a esta pilastra como la típica "columna libre," rota y caida contra la taula, ya no es un caso singular, pero sigue siendo una de las taulas más vistosas. El aura especial que la rodea hace que sea poco fotogénica: a menudo el que la visita siente que está ante algo realmente espectacular, y lo está viendo; sin embargo, cuando ve las fotos se queda con impresión de que no ha logrado sacarla tan bella como es.
Aparte de la columna o pilastra libre, que se encuentra en todos los santuarios de taula que están en condiciones suficientemente buenas como para distinguir sus elementos, este recinto muestra otro de los elementos fundamentales: la pilastra tipo taula. En este caso, ha perdido su capitel, pero es perfectamente reconocible por su anchura, bastante mayor que la del resto de las pilastras, y por su colocación que, al igual que la de la columna lire, es la típica de estos recintos: vista mirando de frente desde la entrada hacia la taula, se encuentra detrás de ésta y a nuestra izquierda. 





Otra cosa curiosa de este santuario pero, en este caso, fuera de lo común, es la sala hipóstila que está adosada al recinto, por su exterior. Conserva una columna mediterránea y sus losas de cobertura. Su función es desconocida.

Torre trencada.

Una taula que ha sobrevivido a su poblado.





Aunque este yacimiento figura a menudo como poblado talayótico, lo que queda de poblado es poquísimo. Unos escasos restos muy destruidos entre paredes más modernas son lo único distinguible aparte de la taula. Pero ésta, desafiando su soledad en este paraje tan retirado, se yergue como una de las únicas seis taulas que se han mantenido en pie durante casi 3000 años (siete si contamos la de Binisafullet que, al ser hallada completa, pudo ser erigida de nuevo).
Del santuario que rodeó a esta taula, apenas quedan los restos de dos pilastras empotradas en una pared al lado de la taula, con un nicho rellenado entre ellas, y parte de la entrada del recinto, muy destruiday con otra pilastra. En el suelo, vemos una piedra rectangular de lo que pudo ser el umbral de la entrada. Quizá una losa rectangular empotrada en una pared a poca distancia fue el capitel de la "pilastra tipo taula." La taula es de las pocas que cuentan con una pilastra de soporte detrás de ella.
El resto son recintos hechos más recientemente con las abundantísimas piedras que proporcionan las ruinas de un poblado talayótico. Pero no es triste porque, a juzgar por las construcciones, están hechas desde muy antiguo y lo que da rabia realmente es constatar destrucciones de monumentos en nuestros días. Lo que nos queda ahora es esta taula, aguantando heróica el paso de los milenios, en un paraje de una belleza tal que parece ser la que ha animado a la taula a que resista.

Binisafullet.

La última taula descubierta en Menorca.







Esta taula corresponde a un poblado, aunque realmente es, con mucho, el elemento más interesante de él. En los alrededores de la taula se encuentra un talayot, una pequeña parte de la muralla, restos de una sala hipóstila y otros restos menos reconocibles.
El interés de la taula radica en que, aparte de que se encontró en condiciones de ser erigida de nuevo, las excavaciones de su recinto, llevadas a cabo por Ll. Plantalamor, son las más recientes y, por tanto, se han podido beneficiar de las últimas técnicas. Se encontraron numerosos huesos de animales descarnados, y señales de varias hogueras que ardieron muchas veces y por largo tiempo. Esto vino a reforzar la teoría de los recintos de taula como lugares de sacrificios animales y su consumo ritual, aunque ya prácticamente nadie se opone a ella.
El estado del recinto también es bastante razonable, aunque la altura de sus estructuras no es excesivamente monumental. En contra de lo habitual, la "pilastra tipo taula" no tiene forma de taula, sino que es una pilastra de sección cuadrada, de dimensiones mayores que las de las otras pilastras. Curiosamente, varias de las pilastras están separadas de las paredes del recinto, a modo de pilastras libres. El santuario tiene dos nichos que participan en las alineaciones. Los extremos de la fachada por el exterior sobresalen de la estructura del recinto a modo de "brazos," cosa que, si no es habitual, no es un caso único. Por las orientaciones de los distintos pares de pilastras y la taula en sí, P. Hochsieder y D. Knösel hallaron que este santuario tiene un claro predominio de alineamientos con efemérides lunares, y sólo están reflejados los alineamientos de salida y puesta del sol en el equinoccio. 


Aunque aún quedarían muchas más cosas por decir, pondremos el punto final a la entrada de hoy, que ha sido elaborada, a partir de textos de la Wikipedia, de la pag. web Talayots.es, que me fué de gran ayuda a la hora de preparar el viaje y de los inspirados textos de Carlos Garrido en su "Menorca Mágica".
Si quereis ve un poco de información "turística" sobre l'Illa de Menorca, podeis verla aquí:

http://terraxamanrutes.blogspot.com.es/2013/04/menorca-la-illa-magica-dels-cinc-7-fars.html


Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.