dissabte, de febrer 16, 2008

L'ANTIC CULTE AL BOLET II

LA QUIMICA DE LOS DIOSES.



El hombre es un animal inquieto. Desde que se elevó sobre sus patas traseras,ha caminado por la historia buscando respuestas para las muchas y variadas preguntas que se le han ido planteando. Una de ellas, a buen seguro la más importante, sigue todavía sin responder. El primer homínido pensante ya se cuestionaba el hecho de que todo ser vivo deja inevitablemente de serlo una vez cumplidos ciertos plazos o sufridos ciertos desagradables percances y, hasta el día de hoy, los seres humanos hemos creído siempre en una suerte de trascendencia que nos ha ayudado a sacudirnos de encima el terror atávico a la muerte. ¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos otra vida más que ésta? Para no responderlo jamás el hombre ha inventado religiones, ha creído en espíritus y adorado a dioses de lo más variopinto, sin otro objeto que abrir las puertas de otro mundo, más sutil y vaporoso, al que todos alguna vez tendremos acceso.
Prueba de esto es que los ritos más antiguos y los que menos variaciones han experimentado con el tiempo y las sociedades son los ritos funerarios. Los hombres piden a sus dioses la inmortalidad, pero la fe en ella, o el sagrado juramento de un sacerdote, no han bastado para espantar ese miedo a la muerte. Sobre todo hoy, que damos por sabido únicamente lo que vemos, la certeza de la pervivencia del alma no se verifica sólo por creer en ella o aceptar la autoridad de un determinado credo, no esa certeza ha de experimentarse. Debemos conocer ahora que el más allá es una realidad y para ello debemos saborearlo, tocarlo, penetrar en él.








Enterramiento neolítico de una pareja abrazados.
Ése ha sido el objetivo fundamental de la Mística de todas las tradiciones: lograr un conocimiento de lo transcentende, llámese éste como se llame, contemplar a Dios, diluirse en el Nirvana. Podremos conseguirlo por un esforzado sacrificio físico y mental o merced a la acción del Espíritu Santo, como una gracia divina exterior a nosotros. Pero a pesar de lo que nos han dicho hasta la saciedad, no sólo de este modo.
Sin embargo, lo que científicamente es un hecho contrastado para casi cualquier religión, no lo es tanto para las así llamadas Religiones del Libro: Cristianismo, Judaísmo e Islam, y la razón no es otra que la fe, una fe al margen de todo procedimiento científico. Cristianos, judíos y musulmanes creen en un ser inmanente a la creación, que la contiene y a la vez está por encima de ella, al que llaman Dios. Este Dios es a la vez un creador y un legislador, y la contemplación de su divinidad se halla terminantemente prohibida; es más, la contemplación de siquiera un atisbo de su divinidad, como le ocurrió a Moisés, depende única y exclusivamente de Su voluntad, nunca de la voluntad de Sus siervos. De manera que todo esfuerzo voluntario de los hombres por comunicarse con Dios es vano, ya que es unicamente Dios quien elige a sus comunicandos y el momento que más le place para establecer la comunicación.













Moises y Zarza. Observar la forma de la zarza ardiendo, símbolo del mismo Dios.

Esta convicción teológica cierra el camino a la voluntariedad de la experiencia mística, que se constitutye así en un arrebato sublime proporcionado por Dios sin que el afectado pueda ni siquiera rechazar la experiencia que se le ofrece, puede que muy a pesar suyo. Dios es, pues, una especie de benevolente tirano que no consiente a nadie abrir las puertas de su casa.
Pero esto es justo lo contrario de lo que otros pueblos creen con respecto a sus dioses o espíritus, con quienes contactan a voluntad gracias al uso de una sustancia o práctica enteogénica, de manera que las puertas de estos dioses se hallan sencillamente abiertas para todo aquél que quiera atravesarlas.









Mientras un yogui de Bengala se contorsiona y paraliza sus funciones para entrar en una forma particular de éxtasis, los indios de la cuenca del amazonas arrancan la corteza de una liana, Banisteriopsis caapi, la muelen en un mortero junto con partes diversas de otras plantas, como Tetrapterys methystica, Psycotria viridis o Brugmansias de diverso tipo, cuecen el polvo durante cuatro o cinco horas hasta reducirlo a un líquido marrón y viscoso y luego lo ingieren, sobre todo de noche, durante una ceremonia en la que el chamán canta una monodia acompañada de percusión, bien para traer una revelación a la comunidad, bien con el fin más utilitario de procurar salud a los enfermos. En cualquiera de los casos, el chamán entra en contacto con los muertos para conseguir información de ellos o facilita el camino a sus feligreses para que contacten por sí mismos, como en el caso actual de la hermandad del Santo Daime, personificación cristianizada del genio de la Banisteriopsis.
La iglesia del Santo Daime fue creada en Brasil en la década de los años 1930 por Raimundo Irineu Serra, enorme negro que trabajó en la Amazonía, como ayudante militar. Estando en la selva aprendió el uso de la ayahuasca -que ellos denominan daime- de los chamanes indígenas. Al salir de la jungla organizó un nuevo rito, cristianizando el consumo de este enteógeno. Con el tiempo se ha convertido en la religión del Santo Daime. En la actualidad hay unos cinco mil daimistas repartidos por casi todo el mundo - occidental, la mayoría en Brasil. La sede de esta nueva religión está en un pueblecito llamado Mapiá, de unos cuatrocientos habitantes. Hasta allí van cada año centenares de seguidores provenientes de todo el mundo para tomar daime, aprender los himnos que se cantan bajo el efec- to del enteógeno y convivir con sus correligionarios. No obstante, no son la única iglesia que comulga con ayahuasca - también lo hacen los seguidores de la UDV, a Barquiña y otras iglesias brasileñas que en total sumam unos 20.000 afectos-, pero es de ellos que trata esta historia reciente.





Maestre Irineu serra

Y entrar en contacto con los muertos es alcanzar el mundo superior en el que se mueven los espíritus, es decir, el equivalente amazónico del Paraíso, del otro mundo que nos asegura la perennidad y, por consiguiente, del reino de Dios. Pero la vía que el chamán jíbaro o tukano ha seguido es la poción llamada ayahuasca, y la cuenca del Amazonas no es el único lugar del globo en que los hombres le hablan a Dios mediante las plantas.
La moderna investigación sobre los usos antropológicamente reconocibles de diversas plantas psicoactivas ha establecido la innegable presencia de diversos enteógenos dentro de los rituales religiosos de las más variadas culturas. Como hemos visto ya en la comunicación “L’Antic culte al bolet” con el que iniciamos ésta temática, fueron hongos psilocibes en Mesoamérica, Amanita muscaria en el Viejo Mundo y Norteamérica, ayahuasca en la Amazonia, y otros muchos ejemplos que reporta la bibliografía existente y que confirma la tesis de que las plantas con potencial psicoactivo fueron utilizadas desde muy antiguo para establecer contacto con el reino de lo divino, con los dioses, o los espíritus ancestrales de cada pueblo; en suma, con la parte más trascendente de nosotros mismos.
En la región mazateca del centro de Méjico, la difunta María Sabina, y ahora otros sabios como ella, ingería y hacía ingerir elevadas dosis de hongos psilocibes a los asistentes a sus veladas, en las que la Virgen regalaba su sabiduría por intoxicación fúngica. Los kamchadales, chukchis y koriaks de Siberia comen amanita muscaria o beben su jugo filtrado en una pieza de lana, tal y como tres mil años antes que ellos lo hacían en la India los sacerdotes védicos para llegar a ser como sus dioses.





Una de las pocas representaciones visuales conocidas de Soma, según representación mesopotámica.

En los Vedas, Soma es al mismo tiempo un licor de vida y el dios que dispensa ese licor. La planta es el dios Soma, e igual ocurre en Africa meridional, en los países limítrofes de Gabón, donde los buitis adoran a Nzamé, quien a través de los muertos les regaló su sangre en el extracto de la planta Tabernanthae iboga, nombre que procede del cocimiento alucinógeno fabricado a partir de la propia iboga. En el libro de Shen Nung, emperador chino que escribió el manual fitoquímico más antiguo de la historia, en torno a los cuatro mil años (2737 a. C.), se habla de la capacidad psiquedélica del cáñamo, en tanto los taoístas alaban el Ling Chih, un hongo visionario de la inmortalidad.





Ling Chih

Como participaban los griegos que adoraban a Dioniso cuando, junto con el vino, tomaban ciertas cantidades del jugo tóxico de una hiedra silvestre y luego comían hongos alucinógenos, muy probablemente psilocibes, o mezclaban su jugo con el vino para crear filtros poderosos.





Estos extraños dólmenes con forma de seta se encuentran muy difundidos por el estado indio de Kerala, con una antiguedad de unos 2.500 años antes de nuestra era, las investigaciones no han detectado los enterramientos en cista que son característicos de los dólmenes de otras latitudes, más bien parecen asociados al culto a Soma que posteriormente sería expandido por los arios por todo el mundo.
Tampoco debemos olvidar que los iniciados de Eleusis, lugar del santuario de la diosa Deméter, bebían kykeón, nombre de la pócima confeccionada a partir del ergot o cornezuelo, un hongo que parasita las espigas de los cereales y a partir del cual Albert Hofmann sintetizó el componente activo dietilamida del ácido lisérgico, base del tan traído y llevado LSD.



Alex Gray, retrato de Sir Albert Hoffman sintetizador del LSD-25

Refiriéndose a las semillas del alucinógeno ololiuhqui, Peter T. Furst comenta que, para las poblaciones prehispánicas de Sudamérica,
"...el ololihqui, como los hongos y otras plantas mágicas, era algo más que un simple medio de comunicación con lo sobrenatural. La planta en sí era una divinidad, objeto de adoración, preservada reverentemente dentro de los altares secretos en las casas de los chamanes del pueblo, pero también en casas de curanderos y aun de la gente común y corriente de la primera época colonial".
Siempre que en la Antigüedad una cultura ha recurrido a la ingesta de sustancias psicoactivas ha sido con fines religiosos y, de hecho, con frecuencia los elementos del culto se han organizado en torno a una determinada planta o brebaje, reinterpretándose el nacimiento, la recolección y otros factores relacionados con el ciclo vital de dicha planta o la elaboración de dicho brebaje, en virtud de una imaginería simbólica que une lo trascendente al mundo natural y humano para lograr una explicación de la realidad secreta de la vida, es decir, de aquello que le da sentido. Los arios védicos hindúes lo debían todo a Soma, los buitis narran con devoción la historia de como los muertos les regalaron la iboga, Castañeda nos cuenta que el yaqui Juan Matús recurría al peyote para contactar con mescalito, una forma india de mana, de gran poder, que residía en el cactus. Incluso en la Edad Media se acusaba a curanderas herbolarias de ser brujas porque eran capaces, según la inquisición, de tratar con el diablo, o lo que es lo mismo, con el equivalente malvado de Dios, a través no sólo de conjuros específicos, sino esencialmente de pócimas en que la hiosciamina del beleño, la escopolamina de la mandrágora o la bufotenina de la saliba y la piel de sapo se constituían en llaves para abrir las puertas del otro mundo.




Caricatura de Don Juan Matús, el misterioso Brujo Maestro de Carlos Castañeda.

Recordemos incluso que la parte central de la misa católica es la Consagración y que en ella el sacerdote, representando a la comunidad, bebe del cáliz la sangre de Cristo, si bien el componente base de esta sangre no es la hemoglobina, sino el alcohol.
El uso lúdico e irresponsable que, sobre todo en estos dos últimos siglos, ha adquirido por desgracia el conjunto de las sustancias que englobamos bajo el epígrafe de drogas, incluído el alcohol, no oculta el hecho de que porcentualmente es mayor el número de credos originado en el consumo de una planta psicoactiva que el de los que asientan sus raíces en la fe, porque los primeros ofrecen a sus fieles la posibilidad, ficticia o no, de paladear, de conocer a su dios, mientras las segundas exigen el esfuerzo de confiar a ciegas en algo intangible y apartado del mundo.
Independientemente de lo que nuestro conocimiento científico y antropológico opine de ello, cuando un indio Pueblo del Medio Oeste de los Estados Unidos escucha al espíritu de un árbol, debemos creer que en verdad lo escucha, por más que nosotros nunca seamos capaces de arrancarle ni un saludo a una palmera. Desde un punto de vista lógico, resulta tan absurdo o tan razonable creer que la Virgen se comunicó en Fátima con tres pastorcillos, como que a un indio le hablen los espíritus de la naturaleza. En este punto de la experiencia religiosa, donde la ciencia no alcanza, todo contacto con lo maravilloso es verdadero o falso dependiendo de nuestro grado de ateísmo o positivismo, y, si aceptamos la verdad de un hecho religioso concreto, no hay motivos justificables para, previa revisión exegética y limpieza de embaucadores, no aceptar la verdad de otros que no son el nuestro y que se mueven dentro de una tradición tanto o más antigua que la nuestra. Así, seremos libres de creer que físicamente el indio Pueblo le habla a un árbol como nosotros le hablaríamos a nuestro reloj de pulsera, es decir, por chifladura, pero no dudaremos nunca de que, en un plano individual y personal, el indio sí experimenta la fuerza del espíritu de ese árbol, sea cual sea nuestra opinión sobre la objetividad del suceso. Y es que tal vez resulte cierto que ese espíritu existe, pero que nuestros ojos occidentales no lo ven. Dicho de este modo, los indios tendrían la experiencia espontánea de lo sobrenatural. Nosotros no.



Chaman Hopi

Para diferenciar los compuestos psicoactivos usados con fines religiosos de revelación o trascendencia, separándolos de otros usados como meros estimulantes o narcóticos, Robert Gordon Wasson acuñó el término enteógeno, expresión griega que significa Dios engendrado en el interior, y es específicamente a las sustancias enteogénicas a las que nos venimos refiriendo. Los pueblos que creen virtud de lo que ven, recurren a enteógenos; los que creen en virtud de algo que no ven, recurren a la oración, aunque evidentemente la mayoria de las tradiciones recurren a ambas.
Pero, siendo la fe en Cristo un dogma fundamental de la Iglesia, incluso en el Cristianismo se ha sentido la necesidad de experimentar de modo efectivo la presencia de Dios, y es esta necesidad la que ha dado origen a la Mística, entendida como una corriente de fe que, mediante un aislamiento interior y exterior, busca el regalo de la luz divina. Para ello es necesario un estricto recogimiento y otras muchas técnicas, llamadas precisamente las “técnicas del éxtasis”. En los mismo términos podemos referirnos a la mística oriental que arranca del primer budismo y al movimiento sufí dentro del mundo árabe, pero debemos recordar que tanto budistas como sufíes se ayudaban, para la necesaria meditación, con hachís puro, y no adulterado, como el que se distribuye ilegalmente hoy. Antonio Escohotado certifica personalmente el potencial alucinógeno del cáñamo, en especial algunas variedades, cuando no sufre adulteraciones. Y en cuanto a los místicos cristianos, Olivier Clement, en su obra La Oración del Corazón, escrita en colaboración con un anónimo monje de la Iglesia de Oriente, menciona el papel que la respiración tiene en el ejercicio espiritual de los monjes del monte Athos, en Grecia y que relaciona a los monjes de Athos con las técnicas chinas del Reiki y del Tai Chi, así como con el budismo zen y tibetano y con escritos místicos japoneses como El Secreto de la Flor de Oro, compendio de textos antiguos elaborado en el siglo XVIII donde se aconseja al lector sobre los modos de visionar, alcanzar y dominar la luz interior; y, en este punto de la iluminación, con el afamado Libro Tibetano de los Muertos, el Bardo Todol, donde específicamente se habla de dicha luz al final de un túnel que atraviesa el difunto, experiencia mucho más que semejante a las que hoy día conocemos como cercanas a la muerte, desde las investigaciones del psiquiatra estadounidense Raymond A. Moody. Un hombre que ha visto esa luz durante una muerte clínica narra lo mismo que ha de ver el difunto según el Bardo Todol.



Dying Alex Grey

Clement afirma que la obtención de la iluminación es un regalo de Dios, algo que el Altísimo ofrece por su propia voluntad, aunque dicho regalo no será recibido más que por aquéllos que se hayan entrenado para tener el corazón abierto. Además, el Cristianismo entiende el alma como algo ligado al cuepo pero sin depender de él, sin ubicación orgánica específica, y que se libera de sus ataduras terrenales con la muerte.
Aunque el budismo participa de la iniciativa necesariamente personal en la búsqueda de Dios, sin embargo entiende, como la tradición judeocristiana, que el atmán, es decir, nuestra alma, no reside en una zona concreta del cuerpo, sino que es algo inmaterial y unido a éste en espera de abandonar la rueda de las reencarnaciones.
En los sistemas de creencias vertebrados en una droga psicoactiva es evidente que la iluminación, los contactos con el más allá o el conocimiento de Dios ocurren porque los principios activos de dicha droga operan en función de que su estructura química puede confundirse con la de los neurotransmisores que vehiculan la información de un lado a otro del cerebro. Un complejo triptamínico suple a la serotonina mientras alcaloides betacarbolinos, como la harmalina, inhiben la enzima reguladora monoaminaoxidasa (MAO), permitiendo con ello la acción alucinogénica de la ayahuasca, o de cualquiera otra de las sustancias psicoactivas.
Bajo los efectos de un enteógeno, el trasiego de información por vía química en nuestros cerebros se ve distorsionado o alejado de los modos de percepción normales para entrar en un estado alterado de conciencia que nos transporta a mundos aparentemente ficticios, pero que son sentidos tan reales como los de nuestra vida cotidiana.





Microfotografia Viral, los mundos microscópicos estan tan alejados de nuestra percepción ordinária como las más remotas galaxias.

En un contexto religioso, las experiencias alucinogénicas se convierten en enteógenas y la ceremonia de ingestión de un psiquedélico se convierte a su vez en un rito iniciático de la verdad que se encuentra oculta a nuestros ojos. Un chamán jíbaro descubre esa verdad gracias a la ayahuasca, en tanto los koriaks siberianos comen o beben amanita muscaria; las culturas precolombinas de América del Sur y, hoy día en Méjico, los indios mixe de Oaxaca, los zapotecas y los mazatecas preparaban ololiuhqui, un extracto de semillas de dos plantas, Turbina corymbosa e Ipomoea violacea, que, muy significativamente, recibían el sobrenombre de Semillas de la Virgen. En tanto en cuanto una droga es el canalizador de lo trascendente, no podemos negar que en el modo enteogénico las experiencias con Dios son un producto del cerebro, pero ¿son a un tiempo reales?
Este es el punto en que la teoría se convierte en especulación, porque, aún descubriendo los mecanismos activadores de visiones y los procesos neuroquímicos que las provocan, todo juicio sobre la verdad de las experiencias con enteógenos ha sido y será un misterio durante mucho tiempo, quizá para siempre. Pero erramos cuando las afirmaciones en contra de su validez las hacemos por comparación con los cánones de nuestras religiones mayoritarias.
Partiendo de que no hay más decálogo que el mosaico, de que sólo Alá es grande y misericordioso y de que no hay otro camino que la fe, cualquier tipo de práctica enteogénica resultará una mera ilusión. Pero partiendo de una consideración histórica, la única ilusión sería conceder un crédito exclusivo a la propia fe, ya que la experimentación con sustancias alteradoras de la conciencia se sabe al menos tan antigua como 8.500 años antes de Jesucristo, datación de los restos hallados en el refugio de Bonfire Shelter, en Estados unidos, donde se han encontrado semillas de una planta psicoactiva, la Sophora secundiflora, cuya edad puede remontarse, según Peter T. Furst, hasta finales del Pleistoceno.




Las semillas de Sophora Secundiflora o Mescal.

Si hoy sabemos que los primeros pobladores de América entraron desde el Viejo Mundo cruzando el estrecho de Bering, podremos concluir acertadamente que los experimentadores de Sophora repetían en suelo americano una costumbre ancestral de sus antepasados ya desde África, donde Terence McKenna presupone un uso ritual neolítico de hongos psilocibes, cuyo alcaloide psilocibina es probablemente la sustancia natural más enteogénica que se conoce, después del LSD.


Bonfire Shekter

La climatología, la transhumancia, el cambio de las sociedades y la superstición acabaron dando al traste con un legado cultural rico y tan antiguo como el hombre y, a mi juicio, resulta pretencioso afirmar por la fe que no hay otro modo de llegar a Dios más que la fe. Además, se plantea una cuestión difícil de resolver. El alma judeocristiana, islámica y budista no tiene un asiento corporal determinado; el Camino es un camino ajeno a nosotros. Pero en la enteogenia ese camino se inicia en el cerebro y gracias a una sobreactivación de sus funciones podemos acceder al Paraíso. En el primer caso no cabe más que el estudio teológico; en el segundo, si aceptamos el cerebro como sede del alma, podemos implicar no sólo a la propia Teología, sino a la Psiquiatría, la Neurología, la Bioquímica, la Botánica, la Antropología, la Lingüística... Podríamos entender que esa parte insustancial del cerebro que llamamos mente abarca un ámbito mayor del que veníamos suponiendo. De hecho, si el alma duerme en nuestra cabeza, ¿no sería razonable pensar que puede ser activada por medios electroquímicos, exactamente igual que se hace hoy con diversas partes de ambos hemisferios cerebrales? Considerada como la función más compleja del cerebro, tal vez no resulte un disparate afirmar que la estimulación o alteración de la actividad neuronal por medio de alcaloides psicoactivos nos ayuda a abrir el cofre donde guardamos nuestro yo trascendente y alcanzar la realidad superior a la que en última instancia pertenece.




Tal vez el chamanismo tradicional ha descubierto la verdadera puerta del cielo y una montaña de prejuicios nos impide reconocerlo.
Pensemos un instante en la criogénesis. La evidencia de la preservación del cuerpo en frío para una futura reanimación plantea cuestiones de muy difícil respuesta. Si el individuo hibernado despierta cien años después en idénticas condiciones vitales, su organismo ha dormido, pero ¿;y su alma? Porque, si el alma también ha permanecido en suspenso, deberemos concluir que la tecnología es capaz de paralizar, luego de manipular en cierto modo, nuestro componente espiritual, que demostraría no ser tan independiente del cuerpo como propone nuestra religión. Y, aún más lejos, existe una modalidad criogénica que hiberna sólo el conjunto cerebro-médula espinal a la espera de que la medicina avance lo suficiente como para realizar un trasplante. El tiempo dirá si los trasplantes de cerebro son viables o no, pero, elucubrando sobre ello, de conseguirse alguna vez que el organismo huesped no rechace el cerebro trasplantado, ¿qué resultado tendría la operación? ¿El mismo individuo en un cuerpo distinto? ¿El alma cambiada de casa? Todavía habremos de esperar a que alguien dé respuesta a estas preguntas, pero si dicha respuesta fuera afirmativa, no necesitaríamos más para demostrar que nuestros cerebros son el hogar de nuestras almas.
Hoy en día estamos avanzando, incluso desde posiciones meramente teóricas, hacia una solución unificada al enigma de la trascendencia. El estudio comparado de las religiones nos lleva cada vez más a la certeza de que su variedad es un disfraz del Uno, y que los distintos dioses que han poblado y poblarán nuestro planeta no son sino, parafraseando a Joseph Campbell, las diversas máscaras que el único Dios, la única verdad, utiliza para manifiestarse. Los monjes del monte Athos saben, como los budistas, los yoguis, jainas, sufíes y confucianistas, que la respiración es parte del motor que mueve la máquina del espíritu, saben que controlar dicha actividad fisiológica les conduce a la áscesis, a la contemplación de lo divino. Y Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, los estilitas, los hesicastas y los padres del desierto sabían, como lo sabía Patanjali, redactor de los famosos yogasutras, que el ayuno prolongado y el sometimiento a un modo de vida austero también les acercaba a Dios. Y es que tanto un desfase por exceso o por defecto en la cantidad de oxígeno que recibe el cerebro, como la voluntaria restricción de alimentos, unida a una intencionalidad de búsqueda religiosa, proporcionan experiencias enteogénicas sin necesidad de recurrir a fármacos naturales o artificiales. Con ello quiero decir que en el fondo todo puede que se reduzca a lo mismo, porque, si la fe es lo único necesario para saber de Dios, ¿qué sentido tiene que los santos eremitas recurran a modificar su percepción emborrachando su cerebro aunque sólo sea con aire y ayunos?



Sadhu hinduista.
El teólogo de la mística William Johnston describe en su obra La Música Callada el éxtasis místico como un estado alterado de conciencia, es decir, en los mismo términos con que la etnobotánica describe el éxtasis químico de los chamanes. No olvidemos que a los iniciados en los antiguos misterios eleusinos, bebedores de kykeón, su filtro de cornezuelo, se les conocía como mystaí, y que la raíz de esa palabra, cuyo significado es "secreto, oculto", da origen al término mística. Así entenderemos que tanto un mystés como un místico cristiano, sufí, o budista recorrían un mismo camino para llegar a una misma meta, aunque con diferentes sandalias. ¿O es pura casualidad el empleo de una palabra de raíz idéntica para denominarlos? ¿Lo sería también el hecho de que Juan de la Cruz y Buda alcanzaran la Iluminación y vieran, si no a Dios, sí almenos el rostro de su sombra, toda vez que los mystaí, después de ingerir el kykeón eran llamados epoptaí, "los que han visto"?
Preguntémonos por qué nos alegramos con una buena noticia o nos sentimos alicaídos con otra mala. Felicidad y tristeza son conceptos tan insustanciales como el de alma, y los motivos de las reacciones psicosomáticas que desencadenan en nuestro organismo nos son completamente desconocidos. Pero lo que sí sabemos es que los correspondientes estados inducidos de euforia o depresión tienen lugar por una subida o bajada de los niveles de endorfinas, que son hormonas segregadas por el cerebro y, en última instancia, complejos bioquímicos.
Del mismo modo que podemos hacer una lectura química y, por consiguiente, asequible de nuestras fluctuaciones de ánimo, ¿sería descabellado proponer que tal vez habría una posibilidad de lectura idéntica para las cuestiones relativas al alma, aunque sólo fuera en la manera de acceder a ella? Eurípides compuso sus tragedias por combinaciones significativas de las letras del alfabeto griego, Dostoievski usó el cirílico, los autores bíblicos el hebreo, Mahoma escribió en arábigo y media humanidad a lo largo de la historia lo ha hecho con el latino. Todo creador ha expresado su genio recurriendo a un código cerrado de letras, formas, notas o colores. Y Dios ha escrito su obra combinando hasta el infinito un abecedario de ciento diez elementos químicos, o de uno solo, si tenemos en cuenta que todos ellos son a su vez el resultado de la combinación de un sencillo átomo de hidrógeno.
Traducir este inmenso texto en el que vivimos es una labor que implica a todas las áreas del conocimiento humano, porque en última instancia todas dependen, y esto es un hecho, de la correcta o incorrecta caligrafía del carbono.
Así pues, la semántica del espíritu que nos transmiten la Mística y la Teología puede y debe completarse con la morfología de la química y de la botánica, ordenándose el conjunto en la sintaxis de las disciplinas humanísticas.
Puede que sea el momento de ampliar la significación del término enteogénico para admitir en ella cualquier experiencia que incluya un contacto físico subjetivo con lo trascendente, entendiendo que ese contacto físico requiere un esfuerzo y un proceso también físicos, bien en forma de meditación, bien en forma de ayuno, bien en forma de alcaloides alteradores de la conciencia y obtenidos del mundo vegetal e incluso animal, o simplemente girando y girando como un derviche que busca a Dios en la rutina de su baile circular.




Sufi dance

La naturaleza guarda secretos que tal vez algún día nos ayuden a encontrarnos con la esencia de la Creación. Hasta puede que Dios nos haya regalado el manto verde que cubre el planeta con la intención de que busquemos en él y abramos nuevos senderos. En cualquier caso, este retorno a Gaia, a la veneración sagrada de la Tierra propia del chamanismo y al aprovechamiento ritual de sus frutos que implica la enteogenia, supone al mismo tiempo un regreso a nuestros orígenes más remotos y alienta la esperanza de que, en el respeto y comprensión de la propia naturaleza, sobrevenga el vuelco de espiritualidad que todos anhelamos.
Es mucha la maravilla que se encierra en una planta, y por ello no debemos temer la posibilidad de que una planta nos acerque al Paraíso. Antes bien, debemos abandonar todo prejuicio y aplicarnos al estudio y la experimentación con una mente abierta y rigurosa, porque siempre ha sido ése el único modo de descubrir la Verdad. Decía Francisco de Asís aquello de que uno podía encontrar a Dios con sólo admirar las flores del campo.
Bueno, puede que en el fondo tuviera razón.



Albert Durer

Por lo que atañe a nosotros, hombres y mujeres de Occidente, la negativa a aceptar la posibilidad de Dios por vía experiencial, y no sólo por la fe, parece en realidad una cuestión de dogma legal más que de esencia propia del Cristianismo. El primer Cristianismo, aquél más próximo a los años de Jesús, tenía el evidente carácter de una religión mistérica, igual que otras corrientes religiosas de la Europa de aquellos años, como los misterios de Mitra, de Isis, los Órficos o los de Eleusis. En ellas se ofrecía al iniciado la posibilidad de comprender desde dentro a su dios mediante una comunicación con él que solía implicar la ingesta de un enteógeno determinado, es decir, la predisposición espiritual y química del individuo para el trance místico. De este modo, los iniciados y participantes de cada credo no aceptaban por la mera fe las verdades que se le ofrecían, sino que saboreaban esa verdad por sí mismos, y finalizaban su experiencia no con la confianza (tal es el significado de la palabra fe) en la existencia de un dios, sino con la certeza de la existencia de ese dios o de esa vivencia espiritual.
Los estudios de diversos autores (Ruck, Staples, Samorini, Heinrich...) plantean con argumentaciones poderosas que sin duda los primeros cristianos debieron tener esa posibilidad de comunión completa con su Dios-Jesús gracias a la utilización de algún enteógeno, presumiblemente ciertas variedades de hongos, y esta tesis viene apoyada, se quiera o no, con la propia iconografía religiosa, especialmente del período románico.
Veamos algunos ejemplos:



Vic 1

Se trata de la típica representación de la entrada de Jesús en Jerusalen, las multitudes rodean al Maestro que montado en un pollino hace su recorrido, pero... entre la multitud destaca a un enfervorizado fiel que ofrece al Maestro... unos hongos...



Vic 2

Mencionaremos ahora el más famoso de los ejemplos, aquél que todo aficionado al estudio de los enteógenos conoce sin la menor duda y que ya nos había llamado la atención en la comunicación anterior: la pequeña capilla de Plaincourault, en Francia, muestra a todo aquél que quiera visitarla un fresco, a la derecha del altar, en el que Adán y Eva se hallan respectivamente a la izquierda y derecha del Árbol del Conocimiento del Jardín del Edén. Pero este árbol no es un árbol cualquiera, y mucho menos el manzano que, a pesar de no figurar en el texto bíblico, todos hemos creído siempre que era. Se trata de un enorme ejemplar del hongo enteogénico Amanita muscaria, de cuyo tronco brotan ramas que, a su vez, son pequeñas amanitas. Los investigadores no enteogénicos tenderán a ver en el sombrero del hongo rojo con puntos blancos una representación del cielo estrellado o cualquier otro concepto que omita una referencia a la posibilidad de que lo enteógenos pudieran alterar su consciencia voluntariamente para conectar con el inaccesible Dios de los dogmas. Pero el ojo inocente del observador desprovisto de prejuicios sólo verá un hongo, y se preguntará qué hace ese hongo ahí, en un contexto religioso y decorando el altar mayor de una iglesia, es decir, el lugar donde se ejecuta la ceremonia del sacramento eucarístico, donde los fieles reciben a Dios después de ingerir un trozo de pan, ni siquiera el vino que los evangelios prescriben como necesario para la correcta rememoración de la Última Cena, quizá porque el vino es un alterador de conciencia y el prejuicio dogmático prohibe la presencia de un alterador de ningún tipo durante el sagrado acto. El pan es transustanciado en cuerpo de Cristo, y este cuerpo transfiere al nuestro el don sagrado de la fe, de la confianza ciega, nunca la certeza, de que Dios ha entrado en nosotros, lo cual no es sino una adaptación inocua del verdadero sacramento enteogénico, que implica el contacto directo con la divinidad.




Adán y Eva, junto al árbol (?) del conocimiento del Bien y del Mal.



¿Qué tiene que ver esto con el Árbol de la Vida o del Bien y el Mal?
Nos dice el Antiguo Testamento en el libro de la creación:
Génesis 2:9
"Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso
a la vista, y bueno para comer, también el árbol de vida
en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal".
En principio, parece que se puede tratar de dos árboles diferentes, uno el de la vida y otro el de la ciencia del bien y del mal. Y Dios le da al hombre la posibilidad de disponer de todo lo creado, excepto del árbol del bien y del mal, bajo la advertencia de que morirá si lo hace. Nada parece decir del árbol de la vida en su prohibición.
Génesis 2:16-17
"Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol
del huerto podrás comer,
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de el comieres, ciertamente morirás".
Esta prohibición se hace antes de la creación de la mujer a partir de la costilla de Adán, pero posteriormente la mujer en su conversación con la serpiente (como contaba Pikaza, símbolo de la medicina/veneno y de la sabiduría vital), la mujer deja claro que conoce la prohibición que pesa sobre el árbol, aunque ella lo sitúa como el “árbol que está en medio del huerto”, donde nos dice el Génesis que estaba el árbol de la vida.
La serpiente tienta a la mujer y he aquí lo que sucede:
Génesis 3:2-7
"Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los
árboles del huerto podemos comer;
pero del fruto del árbol que esta en medio del huerto dijo
Dios: No comeréis de el, ni le tocareis, para que no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
sino que sabe Dios que el día que comáis de el, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el
bien y el mal.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría;
y tomo de su fruto, y comió; y dio también a
su marido, el cual comió así como ella.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera,
y se hicieron delantales".
La misma representación se encuentra en las pinturas del abside de la Iglesia Románica de Sant Sadurní d’Osormort en la comarca de Osona:



Sant Sadurní d’Osormort general





Sant Sadurní d’Osormort detalle

El resto es bien conocido: el castigo divino por haber incumplido la prohibición que pesaba sobre ese árbol, que una vez es llamado de la vida y otras del bien y el mal, pero situándolo en el mismo lugar central en el huerto.
Esta narración refleja el contacto de dos seres humanos, incompletos hasta el momento, con una fuente vegetal que les “abre los ojos”. Fuente vegetal de sabiduría y conocimiento, que permite discernir entre lo bueno y lo malo, transformando a esos proto-humanos en seres con el conocimiento de un Dios. Realmente, aunque la amenaza por consumir ese fruto es la muerte, esta no ocurre físicamente sino que se produce una transformación radical que amplía la conciencia pre-existente o que crea una nueva conciencia a niveles no sospechados. Tal vez una forma metafórica de muerte, seguida de un renacimiento como un nuevo ser en el espectro de lo mental/espiritual.
La pareja vivía en Edén en un estado de perfecta inocencia, pero Dios puso en medio del jardín un árbol que podría hacerlos conocer el bien y el mal si comían de su fruto, así que les advirtió que no lo hicieran pues de lo contrario morirían sin remedio, pero si Dios es "El que todo lo sabe", sabía sin duda cual sería el resultado de su prohibición, como sabía también que sucedería al autorizar la entrada de la serpiente en el Edén.
Al sopesar los riesgos y los posibles beneficios, Eva tomó la primera decisión de carácter moral en la historia: comió del fruto y lo compartió con el varón; sus ojos se abrieron, en efecto, pero no para mirar como dioses sino para darse cuenta de su desnudez, su temor y su desamparo. Dios los increpó por su falta, pero en vez de imponerles la muerte inmediata, los expulsó del jardín y condenó a la mujer a dar a luz con dolor y a someterse a su marido y su castigo no sólo afectó a los dos "culpables", sino a todos sus descendientes por los siglos de los siglos...amén!...
Tambien en el momento de la creación de los astros el Sol, la Luna y las estrellas, estaba presente nuestro hongo, como emuestran las pinturas de la abadia de Saint Savin



Saint Savin

LA SERPIENTE

Si en realidad todos los símbolos son funciones y signos de lo energético, la serpiente es simbólica por antonomasia de la energía, de la fuerza pura y sola; de ahí sus ambivalencias y multivalencias. Otra razón de la diversidad de sus aspectos simbólicos se deriva de que éstos provienen o de la totalidad de la serpiente o de uno de sus rasgos dominantes: avance reptante, asociación frecuente al árbol y analogía con sus raíces y ramas, muda de la piel, lengua amenazante, esquema onduloso, silbido, forma de ligamento y agresividad por enlazamiento de sus víctimas, etc. (...)

Serpientes de Escher.

Las serpientes son poderes protectores de las fuentes de la vida y de la inmortalidad, así como de los bienes superiores simbolizados por los tesoros ocultos. (...)
La serpiente simboliza la seducción de la fuerza por la materia (... Adán por Eva), constituyendo la manifestación concreta de los resultados de la involución, la persistencia de lo inferior en lo superior, de lo anterior en lo ulterior, (...) La serpiente es el símbolo, no de la culpa personal, sino del principio del mal inherente a todo lo terreno.
Las cualidades centrales de la serpiente, como dijimos, determinan sus significaciones. Es un animal dotado de fuerza magnética. Por su muda de piel, símbolo de la resurrección. Por su carácter reptante (y sus anillos estranguladores) significa la fuerza. Por su peligrosidad, el aspecto maligno de la naturaleza...
Hay aquí, probablemente, un símbolo de la ascensión de la fuerza, desde la región dominada por el sexo, hasta la del pensamiento-idea que cabe explicar por simple aplicación del simbolismo-. (...)
La serpiente aparece con frecuencia asociada a otros elementos. El más frecuente es el árbol que, como unitario, puede ser considerado correspondiente al principio masculino, simbolizando entonces el ofidio el femenino. El árbol y la serpiente prefiguran míticamente a Adán y Eva. También, y por analogía, hay en esa situación de envolvimiento del árbol por la serpiente (...) una imagen simbólica del dualismo moral.




Éstas características ambivalentes quedan perfectamente representadas en la imagen bíblca de la serpiente en la cruz.
Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos.
Ed. Lábor, Barcelona 1991 Págs. 407-410

SATÁN

La figura de Satán, o el diablo, es una de las más misteriosas de la Biblia, ... El nombre Satán es hebreo, pero rara vez es citado en el Antiguo Testamento; en cambio, en el Nuevo aparece escrito en griego más de 30 veces y denotando siempre un ser de gran poder y maldad. La palabra hebrea Satán y el sustantivo griego diabolos -del que proviene “diablo”- significan “adversario”, “acusador” o “difamador”; estos significados son importantes en el contexto en que se cita al diablo, ...



La palabra Satán aparece citada tanto en el sentido de un contrincante humano como en el de un opositor o acusador sobrenatural. (...) A nivel sobrenatural, la palabra Satán se aplica a un ángel de Yahvé que fue enviado a obstaculizar, ... es enemigo o acusador que se opone a individuos buenos, tal como se describe a Satán en el Nuevo Testamento. (...)
Soberano de un reino del mal cerca del inicio de la era cristiana, los autores religiosos judíos comenzaron a hacer descripciones más prolijas de la perversidad de Satán. (...)
En la literatura precristiana hay numerosas tradiciones acerca de guerras celestiales, sobre conspiraciones contra Dios y sobre la caída de Satán del cielo. El Adversario es concebido siempre como una criatura de Dios, nunca como una deidad, a pesar de que suele imponer su voluntad sobre muchos de los seres humanos. (...)





4 jinetes

El libro del Apocalipsis revela la expresión más dramática y simbólica de la lucha continua entre el bien y el mal. Allí se describe una gran guerra celestial en la que el arcángel Miguel encabeza el ejército de Dios contra Satán: “Fue precipitado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satán, el seductor del universo, fue precipitado a la tierra, y sus ángeles con él. La batalla es encarnizada, pero el desenlace nunca está en duda: al final, Satán es arrojado al estanque de fuego y azufre... para ser atormentado noche y día por los siglos de los siglos”.
Curiosamente, también Satanás merece el honor de disponer de un hongo con su propio nombre





Boletus Satanás (mataparents), tal vez uno de los pocos hongos de una toxicidad capaz de llevar a la muerte a un ser humano, el tema de la asociación entre la muerte y Satanás dentro del judeo-cristianismo merecería un estudio mucho más detallado del que podemos llevar a cabo en ésta ocasión.



EL ÁRBOL


Como ya hemos visto, en el paraiso terrenal existían como mínimo dos árboles que a menudo se confunden: el árbol del “conocimiento del bien y del mal”, del que nuestros antepasados tenían expresamente prohibido comer sus frutos y el llamado árbol de la vida, que según algunos autores tiene sus raices en el cielo y crece al revés...





Tree of life celta.

El árbol representa, en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a inmortalidad. ... Como ese concepto de “vida sin muerte” se traduce ontológicamente por “realidad absoluta”, el árbol deviene dicha realidad (centro del mundo).




Árbol del conocimiento.

El simbolismo derivado de su forma vertical transforma acto seguido ese centro en eje. Tratándose de una imagen verticalizante, pues el árbol recto conduce una vida subterránea hasta el cielo, se comprende su asimilación a la escalera o montaña, como símbolos de la relación más generalizada entre los “tres mundos” (inferior, ctónico o infernal; central, terrestre o de la manifestación; superior, celeste). El cristianismo ... le reconoce esta significación esencial de eje entre los mundos, aunque, ... también simboliza la naturaleza humana (lo que, de otra parte, es obvio por la ecuación: macrocosmo-microcosmo). Coincide el árbol con la cruz de la Redención; y en la iconografía cristiana la cruz está representada muchas veces como árbol de la vida.




Representación egípcia del árbol de la vida.

La línea vertical de la cruz es la que se identifica con el árbol, ambos como “eje del mundo” (...), lo cual implica, o presupone, otro agregado simbólico: el del lugar central. En efecto, para que el árbol o la cruz puedan realmente comunicar en espíritu los tres mundos se ha de cumplir la condición de que se hallen emplazados en un centro cósmico. (...)
En el estrato más primitivo, más que un árbol cósmico y otro del conocimiento (o “del bien y del mal”), hay un “árbol de vida” y otro “árbol de muerte”, los cuales no se especifican, siendo el segundo mera inversión del sentimiento del primero. (...) Volvamos a considerar la duplicación del árbol, pero ahora según Gén 2, 9: en el paraíso había el árbol de la vida, y también el del bien y del mal, o del conocimiento, y ambos estaban en el centro del paraíso. (...)
Juan Eduardo Cirlot.- Diccionario de símbolos.
Ed. Lábor, Barcelona 1991. Págs. 77-81

LA MANZANA

Como forma casi esférica, significa una totalidad. Es símbolo de los deseos terrestres, de su desencadenamiento. La prohibición de comer la manzana venía por eso de la voz suprema, que se opone a la exaltación de los deseos materiales. El intelecto, la sed de conocimiento es -como sabía Nietzsche- una zona sólo intermedia entre la de los deseos terrestres y la de la pura y verdadera espiritualidad.
Juan Eduardo Cirlot.- Diccionario de símbolos,
Ed. Lábor, Barcelona, 1991. Pág. 297
La hipótesis que aquí introduzco, es la que muchos investigadores de diversos campos están barajando como el salto cualitativo mas importante de la evolución humana. La aparición de la conciencia en el ser humano provocada por el consumo de una o varias fuentes vegetales, que contienen sustancias enteógenas. El relato de lo que les sucede a los dos primigenios consumidores de este “fruto”, aunque breve, no deja duda de que no se habla de toxicidad fisiológica, sino de la inducción de unos cambios mentales y perceptivos, que son similares a los producidos por las sustancias hoy llamadas enteógenas.
¿Cuál sería entonces esa fuente vegetal que los primeros homínidos pudieron ingerir y que tuvo esos efectos sobre la mente, su nivel de conciencia e incluso sobre la génesis de la idea de la existencia de un ser superior o Dios?
Si bien hoy conocemos varias plantas y hongos que pueden producir estos estados ampliados
de conciencia, hay una en concreto que parece encajar más que las demás en esta hipótesis: la seta Amanita Muscaria.
Esta seta, que crece en todo el mundo, y que es ampliamente conocida incluso por las personas ajenas a la micología por su inconfundible imagen- la seta roja con pequeños puntos blancos sobre su sombrero- sería la más plausible de las candidatas a ocupar el puesto del fruto del árbol del bien y el mal.

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La primera objeción que se puede presentar, es que el relato habla del fruto de un árbol, y no de una seta. Pero resulta que esta seta es un hongo micorrizo, es decir, necesita de las raíces de un árbol para poder existir, y es en los bosques de pinos, hayas y abedules (entre otros) donde crece. Es por tanto, un fruto arbóreo y tiene ligada su existencia a éstos.
Durante mucho tiempo,- y aun hoy día se sigue transmitiendo la idea - se la ha estigmatizado como una seta mortalmente venenosa. Es este un tabú, que dependiendo de las zonas geográficas y culturales, se encuentra ampliado a todos los hongos. Hay pueblos micófilos y pueblos micófobos, pueblos que conocen sus setas y las usan ampliamente como los vascos o catalanes en España, o pueblos que las temen y las desconocen como los castellanos o los andaluces. Pero en cualquier caso, los nombres que unos pueblos y otros - no solo hispanos sino internacionalmente – han dado a esta seta, la vinculan con prohibición, peligro, locura, o con estados diferentes de animo, con duendes o gnomos, y con variadas tradiciones culturales, posiblemente forjadas por la relación entre el ser humano y este maravilloso hongo.
Y ¿por qué todo esto? ¿Por qué obviar el sentido común y apartar de los fieles la posibilidad de conocer a Dios más de cerca? ¿Por qué la negativa a hacer innecesaria la fe en provecho de la certidumbre? Ya Jesús nos dijo que la verdad nos haría libres, pero la verdad es correligionaria de la certeza, no de la fe, porque la fe es variada y depende tan sólo del objeto en que queramos depositarla. ¿Puede ser ésta la razón de que nuestro Cristianismo no sea ya enteogénico, que siempre ha resultado mucho más fácil dominar al ignorante que al instruido? ¿Se ha pretendido evitar que poseamos un conocimiento directo de Dios para así poder ejercer un control efectivo sobre nosotros? Son cuestiones de difícil respuesta sin duda, pero nada nos impide planteárnoslas, porque dudar es comenzar a aprender, y aprender es un camino que nos conduce directamente al conocimiento, y el conocimiento nos lleva a la verdad, que es precisamente lo que algún día nos hará, como Jesús prometió, verdaderamente libres.

UN CONOCIMIENTO PROHIBIDO

Parece, por desgracia, inevitable que la llegada de una teoría científica revolucionaria vaya acompañada de su rechazo por parte de la comunidad científica, interesada más en mantener su propio monopolio en el status quo de sus ideas, que en abrirse a reevaluaciones y nuevos descubrimientos que pudieran enriquecer nuestro conocimiento dentro de su campo. Galileo supo de ello cuando fue amenazado de excomunión por la Santa y Apostólica Iglesia de Roma a menos que se retractara de una verdad que le había revelado el propio Dios, pero que no se hallaba en concordancia con el parecer de los representantes de este mismo Dios en la tierra.. Darwin padeció las burlas de sus colegas y de los bastiones del sistema cuando teorizó y concluyó que el hombre y el mono eran algo más que primos hermanos. Einstein presentó su revolucionaria y nueva teoría de la relatividad con una notoria escasez de años, y ello sólo le procuró la indiferencia y el rechazo por parte de sus colegas físicos, quienes se erigieron en jueces cuando tuvo la osadía de proponerla. El tiempo concede el olvido de los males, al decir de los griegos, pero también descorre el velo de la verdad. Se oponga alguien a ello o no, hoy sabemos que la tierra gira sobre su propio eje, que las especies animales no han permanecido invariables desde la Creación y que, a despecho de nuestros sentidos, las coordenadas de nuestra vida son eternamente relativas.
Traspasado el umbral del siglo XXI, ya no cabe esperar que el libre pensamiento se vea impedido por las cadenas que encontró para afianzarse en el pasado: debe esperarse que toda nueva teoría sea considerada por sus propios méritos y que no se tope con un muro de prejuicios construido a partir de comparaciones previas. Por ello confiamos en que una obra de investigación, cuyas propuestas podrán dejar al lector de cualquier modo excepto indiferente, no haya de luchar contra alguno de estos muros. Con The Apples of Apollo: Pagan and Christian Mysteries of the Eucharist (Durham, NC, Carolina Academic Press, 2001, 272 pages, 46 ilustraciones, ISBN 0-89089-924-X, http://www.cap-press.com/bookinfo.php3?id=1028) Carl A. P. Ruck, Blaise Daniel Staples y Clark Heinrich han investigado el gran mito de la civilización humana: utilizando las herramientas del análisis comparativo, y tal y como un equipo de arqueólogos excavaría los restos de un yacimiento, han sacado a la luz una verdad escondida, recomponiendo paso a paso, argumento a argumento, el andamiaje del que probablemente sea uno de los más antiguos arquetipos de la Humanidad: el hallazgo de un dios que crece bajo los árboles, cuya semilla es sembrada en la tierra por el viento y fecundada por las nubes y sus lluvias, un dios cuya naturaleza se yergue sobre una sola pierna y que luce entre la hierba y las plantas de los bosques un estípite de un blanco puro, coronado por el rojo intenso de su capitel con motas blancas. Ruck, Staples y Heinrich rastrean la Antigüedad buscando la presencia del hongo sagrado, Amanita muscaria, en la génesis y el desarrollo de diversos mitos, siguiendo una cadena que enlaza figuras tan en apariencia carentes de relación como el Perseo matador de la Gorgona, los Esenios devueltos al mundo en Qumrám y los taumaturgos más notables de nuestra era.

Perseo

Quien se acerque a sus páginas deberá aceptar el reto de beber vino nuevo en odres viejos, y entonces no sólo descubrirá una nueva óptica sobre viejos temas, sino todo un nuevo método interpretativo, fructífero en su esencia y fructífero en su forma.
Científicos norteamericanos han comprobado que un alucinógeno presente en un hongo es capaz de provocar lo que universalmente se conoce como experiencia mística, así como cambios positivos en los comportamientos y actitudes de las personas. La investigación proporcionó a 36 voluntarios el así llamado hongo mágico (psylocibe) y el 60% de ellos manifestaron haber experimentado un estado en el cual se disolvió el tiempo y la conciencia ordinaria. Esta experiencia cambió sus vidas. Algunos de los voluntarios experimentaron efectos secundarios negativos, pero leves. La investigación se desarrolló con mediciones empíricas de las reacciones que se observan en aquellas personas que consumen el hongo, y sin ninguna pretensión religiosa, Según Griffiths, la investigación no intenta ni validar ni invalidar la verdad de lo que la gente pueda considerar como realidades metafísicas. De hecho, el juicio sobre estos temas está más allá del campo científico, afirma.
La labor que deben realizar los investigadores es la de estudiar los cambios de humor, valores, autoconciencia y comportamiento de la gente tras estas experiencias místicas. Y, señala Griffiths, no debería confundirse la experiencia de algo con ese “algo” en sí mismo.
Los hongos que contienen psilocibina producen alucinaciones algo más leves que el LSD. Dependiendo de la dosis, los efectos incluyen distorsiones de la vista y del oído, y también pueden producir sensaciones de entusiasmo, ansiedad, y paranoia. El agente activo que poseen, la psilocibina, produce en el cerebro humano un efecto similar al de la serotonina, aunque aún no se sabe en que partes del cerebro actúa ni de qué manera.
Ya no hay dudas posibles sobre que un pequeño hongo en forma de cuerno, Claviceps purpurea, se constituía en ingrediente básico de la bebida sagrada de Eleusis, el kykeón, ni del hecho de que se constituía en agente de la experiencia mística obtenida por fieles que venían desde todo el ámbito griego para reunirse en Eleusis a celebrar los misterios y experimentar la visión mística. Una peregrinación espiritual llevada a cabo de manera similar a las deudas de fe de los musulmanes con su peregrinaje a La Meca o al camino que conduce hasta Santiago de Compostela. Tampoco caben dudas sobre la verdadera identidad de Soma, el dios que se materializaba en la India como Amanita muscaria y que se derramaba sobre sus adoradores como una dorada lluvia de beatitud, como la lluvia de oro que Zeus derramó sobre la griega Dánae para que ésta pariera al divino Perseo, el recogedor de hongos.
Sin embargo, muchos dudan todavía sobre la presencia del hongo sagrado en la estructura de nuestros complejos míticos, no importa que éstos sean griegos, hindúes, hebreos o de cualquier otra cultura del mundo. En el proceso dialógico intelectual, la respuesta más obsoleta e improductiva será siempre una inmediata negativa, el rechazo irreflexivo; la prudencia nos obliga examinar una idea con juicio y objetividad. A partir de aquí debe surgir la discusión de la idea misma. Pero esta misma prudencia desaparece cuando golpeamos los pilares de la fe.
Se está usando psilocibina, en EEUU, con pacientes terminales, para prepararles frente al momento de la muerte, con resultados espectaculares en la mejora de su calidad de vida. También en España se ha vuelto a reabrir (cerrado por motivos políticos) el ensayo terapéutico que llevaba a cabo José Carlos Bouso, psicólogo, psicoterapeuta e investigador, con MDMA – conocido popularmente cono “éxtasis” - con pacientes con síndrome de estrés post-traumático por agresiones sexuales, y que paralelamente se lleva a cabo en Israel con víctimas de atentados terroristas.
Se llevan a cabo estudios con otras pocas sustancias como la LSD, la ibogaína, pero siempre a pequeña escala y por desgracia sometidos a presiones y cambios que nada tienen que ver con la ciencia.
Como otras tantas cuestiones, está lejos de nuestras manos la toma de decisiones respecto a estos asuntos, pero la información y la divulgación de la misma, así como el conocimiento que se está rescatando de las culturas que durante milenios han usado los enteógenos, tal vez en el futuro nos permita tener una mayor comprensión, teórica y empírica (para quien quiera), de aquello que en el Génesis se llamó fruto del “árbol del conocimiento del bien y del mal”.
Sin lugar a dudas, el episodio más controvertido en The Apples of Apollo es el capítulo quinto, Jesus, the Drug Man, en esencia el punto de fuga de toda la obra. En él se enfrentará el lector con un Jesucristo vinculado al uso de enteógenos, un Jesucristo dispensador de gloria gracias al hongo, un Jesucristo, en suma, que atenta contra la esencia del Cristianismo que viene tras él. Este Cristianismo posterior pretende el acercamiento a Dios por la fe, por una aceptación ciega de verdades indemostrables, en lugar de por la experiencia directa de Dios.

El Champiñón Sagrado y la Cruz

Yojesús

John Alegro ha escrito uno de los libros más interesantes sobre los orígenes del mundo y fuentes de la religión. Se conoce como "El Champiñón Sagrado y la Cruz" y fue publicado en 1970. Alegro fue uno de un equipo de investigadores empleados por el Estado de Israel y el gobierno inglés de descifrar los "manuscritos del Mar Muerto" cuando fueron descubiertos en el año 1950. Otro de los motivos por el que fue contratado fue porque era un erudito bíblico y sabía sumerio, egipcio, hebreo, cuneiforme.
Su última conclusión fue que “Jesús” era nada más que el culto al hongo consumido por los Esenios y encubierto para mantener las autoridades romanas en la oscuridad acerca del culto de la fecundidad de los Esenios . Alegro advierte que las personas antiguas consideraron la lluvia semejante al esperma de Dios con el que fertilizaría la tierra (de Madre tierra) y permitiría crecer las cosechas. Si la lluvia fue una fuente de la "Esperma Celestial" entonces debe haber un Pene gigantesco en el cielo que debiera producirlo y así pues se le conocía como "Esperma Celestial". Después de la lluvia, el champiñón crecería, permitiendo "Hablar a Dios" y el champiñón se parecia a un Pene miniatura que crece del suelo. John Allegro afirma que se les manifestió el "Hijo de Dios que bajó a la Tierrra para mostrarles en persona la forma que tenía."
"Joshua" es una palabra o nombre de origen hebreo y viene de una frase sumeria que significa "semen que salva" o "restaura". La fecundidad Dios de los griegos, Dionisio (de otro modo conocido como Baco, el bueno de las mujeres silvestres conocidas como Bacchantes), cuyo símbolo fue el pene erecto, tiene virtualmente el mismo nombre que Joshua (o Jesús), que es como nosotros ahora lo denominamos. Sus ritos orgiásticos fueron derivados de la misma droga de la Amanita Muscaria.
Pudo realmente ser el Jesus Historico Jehoshua Ben Pandira ,el Druida o Medico del que habla el Talmud y quien fue ahorcado por los Hebreos?. Mme Blavatsky –co-fundadora de la escuela teosófica- dudaba mucho. He aquí, en efecto, uno de los pasajes donde se explica más claramente sobre este punto: «Para mí, Jesucristo, es decir, el Hombre Dios de los cristianos, copia de los Avatares de todos los países, del Chrishna hindú así como el Horus egipcio, jamás ha sido un personaje histórico. Es una personificación glorificada del tipo deificado de los grandes Hierofantes de los Templos, y su historia contada en el Nuevo Testamento es una alegoría que contiene, ciertamente, profundas verdades esotéricas, pero es una alegoría». Esa alegoría, bien entendido, no es otra cosa que el famoso «mito solar»; pero prosigamos: «La leyenda de la que hablo se funda, así como lo he demostrado en diversas ocasiones en mis escritos y en mis notas, sobre la existencia de un personaje llamado Jehoshua (de donde se ha hecho Jesús), nacido en Lud o Lydda hacia el año 120 antes de la era moderna. Y si se contradice ese hecho, cosa a la que apenas me opongo, entonces será preciso adoptar una determinación y considerar al héroe del drama del Calvario como un mito puro y simple». No obstante, un poco antes, Mme Blavatsky se había expresado de una manera muy diferente y mucho más afirmativa sobre el «hecho» de que se trata: «Jesús fue un Chretos… que vivió realmente durante la era cristiana, o un siglo antes, bajo el reinado de Alejandro Jannés y de su mujer Salomé, en Lud, como lo indica el Sepher Toldoth Jehoshua». La fuente que cita aquí es un libro rabínico compuesto con un evidente partidismo de polémica anticristiana, y acerca del cual se está de acuerdo en considerar su valor histórico completamente nulo; eso no impide que, al responder a «algunos sabios según los cuales esta aserción sería errónea», y entre los cuales es menester colocar a Renan mismo, Mme Blavatsky agregue en nota: «Digo que los sabios mienten o desbarran. Son nuestros Maestros quienes lo afirman. Si la historia de Jehoshua o Jesús Ben Pandira es falsa, entonces todo el Talmud, todo el canon judío, es también falso. Fue el discípulo de Jehoshua Ben Parachia, el quinto presidente del Sanhedrin desde Ezra, quien reescribió la Biblia. Comprometido en la rebelión de los fariseos contra Jannaeus, en el año 105 antes de la era cristiana, huyó a Egipto, llevando consigo al joven Jesús. Este relato es mucho más verdadero que el del Nuevo Testamento, del que la historia no dice palabra». Así pues, he aquí hechos cuya realidad le había sido garantizada, si la creemos, por sus «Maestros» mismos, y, algunos meses más tarde, ella ya no se opone a que se les trate de simple leyenda.
Otro acontecimiento por lo menos sospechoso de estar relacionado con el consumo de sustancias enteogénicas se produjo tras la muerte y “resurrección” (?) de Jesús que por cierto no fué declarado dogma por parte de la Iglesia hasta el año 675 de nuestra era, fenómeno éste que afectó a todos sus discípulos en la festividad de Pentecostés...

La venida del Espíritu Santo

La Tora describe esta festividad en términos puramente agrícolas. Tal como se relata en Éxodo 34:22: “ La festividad de las Semanas habrás de hacer: las primicias de la siega del trigo; y la festividad de la Recolección, al concluir el año”
Al ser una de las tres fiestas de peregrinaje, en Shavuot se organizaba una peregrinación al Templo. Los sacerdotes ofrecían al templo dos hogazas de pan de trigo leudado para señalar el fin de la cuenta del “Omer” y el comienzo de la nueva estación.
La Torá prohibió que comamos o tengamos jametz en nuestro poder en Pésaj. El jametz es el resultado de la unión de cualquiera de las cinco especies de cereales (trigo, centeno, cebada, avena y espelto) con agua. Es por eso que si se juntó harina de trigo o cebada o centeno o avena o espelto con agua y esa masa se horneó inmediatamente, obtendremos lo que se llama matzá, pero si la mezcla no se horneó rápidamente, esa masa leudó y es considerada jametz.

El período de cosecha duraba siete semanas, desde la cosecha de cebada en Pesaj hasta la cosecha de trigo en Shavuot. Este trigo se utilizaba para hornear las dos hogazas de pan que se llevaban al Templo como ofrenda. Luego de ello, el trigo de la nueva temporada podía utilizarse para preparar las comidas ofrecidas al Templo.
“Desde vuestras moradas habréis de traer el pan para macerlo: dos, de dos décimos de efah, de harina de flor habrán de ser, panes leudos cocidos. Primicias ante Adonai.” (Levítico 23:17)
“Y cuando seguéis la cosecha de vuestra tierra no habrás de concluir de segar el rincón de tu campo ni habrás de espigar en tu cosecha. Para el pobre y para el extranjero los habrás de dejar. Yo soy Adonai vuestro Dios.” (Levítico 23:22)

Hechos 2.1-13
“1 Cuando llegó el día de Pentecostés, (Lv. 23.15-21; Dt. 16.9-11) estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,
11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.”



La Glosolalia

El vocablo “glosolalia” se compone de dos palabras griegas (glossa=hablar; lalia=lengua) que significan en conjunto “hablar en lenguas”. El fenómeno se conoce originalmente como parte de la extraordinaria experiencia religiosa que tuvieron los discípulos de Jesús en la ciudad de Jerusalén con ocasión del día de Pentecostés.
Según se narra en el Nuevo Testamento, Libro de los Hechos, capítulo 1, momentos antes de su ascensión Jesús dice a sus discípulos: “No salgáis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, de la cual oísteis de mí, porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos, cap.1, vers.4 y 5).
En efecto, el día de Pentecostés, estando reunidos los discípulos “unánimemente juntos” en un “aposento alto” de la ciudad de Jerusalén, ocurrió lo que se relata en el mismo libro de los Hechos: “De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban, y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran” (Hechos, cap.2, vers.1 al 4).
Esta experiencia de la iglesia cristiana primitiva seguramente tenía un propósito práctico en términos de su importante y abarcante misión, tal como lo revela el mismo texto bíblico que estamos analizando. En palabras de Jesús: “... recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos cap.1, vers.8).
Por otro lado, con ocasión de la fiesta judía de Pentecostés, se encontraba reunida en Jerusalén una gran multitud de judíos de la diáspora, es decir, dispersos en el extranjero desde su nacimiento, los cuales casi no hablaban el idioma hebreo; pero que gracias al don de lenguas de los cristianos podían ahora escuchar el evangelio en sus propios idiomas. Corroborémoslo: “Vivían entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Al oír este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban atónitos y admirados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos éstos que hablan? ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y el Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.” (Hechos cap.2, vers.5 al 11).
Se ve cómo los discípulos, galileos y la mayoría de ellos humildes y sin educación, reciben en aquella ocasión - entre muchos otros dones espirituales - un poder especial, el “don de lenguas”, que les permite cumplir con el mandato expreso de Jesús: Predicar el evangelio a todas las naciones.
Ahora bien, desde principios del siglo XX, se viene manifestando en el seno de las iglesias protestantes una glosolalia misteriosa, que nadie comprende, y que dio origen a las llamadas iglesias “pentecostales” o “carismáticas”. Dicho fenómeno comenzó en los Estados Unidos y luego se extendió por Latinoamérica y Europa. En dichas congregaciones el centro mismo de la experiencia cristiana consiste en “hablar en lenguas”, fenómeno que debe ocurrir necesariamente, como requisito y prueba de la conversión. “El ‘hablar en lenguas’ sobreviene, por lo general, en un ambiente de frenesí colectivo, en el que un dirigente religioso va enfervorizando a la congregación hasta que una persona, o varias al mismo tiempo, después de la imposición de las manos o sin ella, prorrumpen en exclamaciones y sonidos en ‘lenguas’ desconocidas de manera simultánea, a veces con gestos y movimientos sobre los cuales la voluntad no tiene dominio”.
El apstol Pablo, refiriéndose a manifestaciones similares en la iglesia cristiana de Corinto, recalca que el hablar en lenguas debe responder a la edificación de la iglesia y a la conversión de los creyentes, y que debe hacerse todo decentemente y con orden (1 Corintios cap.14 vers. 2 al 5). Es decir, el apóstol daba a entender que si bien el don de lenguas era un don del Espíritu Santo, era posible que el mismo fenómeno tuviera otra causa si no era para predicar el evangelio o para edificación de la iglesia. En efecto, él dice: “El que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie lo entiende, aunque por el Espíritu Santo habla misterios... porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación” (vers. 2 al 5). “Si, pues, toda la iglesia se reúne en un lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos e incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?... si alguien habla en lengua extraña, que sean dos o a lo más tres, y por turno; y que uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios... porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz... Así que, hermanos, procurad profetizar y no impidáis hablar en lenguas, pero hágase todo decentemente y con orden” (vers. 23 al 29).
Las ponderadas y fraternales amonestaciones del apóstol Pablo le vienen muy bien a las actuales congregaciones denominadas “pentecostales”, en las que ocurren estos fenómenos, ya que con dichos sucesos sólo proyectan al observador una suerte de desorden y confusión: No hay entendimiento ni interpretación de los sonidos emitidos por los que hablan en lenguas, además que los extraños que los observan piensan con justa razón que los fieles o están locos, o están poseídos por fuerzas extrañas que los ridiculizan, independientemente de su fervor o de su sinceridad religiosa de la que por cierto no dudamos.
Se ha querido incluir este fenómeno dentro de la clasificación anterior a pesar de su carácter netamente religioso, por cuanto es muy gráfico respecto a lo que sucede con los fenómenos de carácter anómalo: Se manifiestan en extremos opuestos, son del todo anómalos e inexplicables, evidenciando en cada caso poderes suprahumanos en juego, unos respetando la voluntad del sujeto así como la coherencia y propósito del mensaje emitido, y el otro anulando su voluntad y produciendo confusión respecto al mismo mensaje.
En todo caso, frente a este fenómeno anómalo, que es real, palpable y cotidiano en las iglesias pentecostales de hoy, es responsabilidad del mundo cristiano probar, como lo dice la misma Biblia “si los espíritus son de Dios”

Conclusión

Para las personas que han experimentado con enteógenos, bien en formas químicas o bien en formas vegetales, queda patente que se trata de una experiencia que queda fuera de cualquier intento de comunicación verbal de la misma. Nuestro lenguaje, por rico que sea, se queda en pañales a la hora de intentar describir los efectos subjetivos de estas increíbles sustancias, y cuando una mano diestra intenta hacerlo, la descripción se suele encontrar plagada de superlativos y alusiones al espíritu, Dios en cualquiera de sus manifestaciones, un sentimiento de amor oceánico, una experiencia de muerte y resurrección, o la propia experiencia de Dios en nuestro interior y el contacto con Él o Ello.
Pero no sólo pueden proporcionar este tipo de experiencias, la lista puede ser extensísima:
En términos generales, un estado alterado de consciencia puede definirse como un estado mental que puede ser reconocido subjetivamente por un individuo, o por un observador, como un estado diferente del estado normal del sujeto, ya sea por variaciones psicológicas o del estado de alerta propio de la vigilia. Es posible detectar los siguiente estados diferentes:1.- El estado de consciencia "normal": Es el estado de vigilia cotidiana caracterizado por la lógica, la racionalidad, la ley de causa y efecto, la intencionalidad y el sentimiento de que uno controla su propia actividad mental. El individuo es consciente de sí mismo en tanto que unidad experimental.2.- El estado de sueño: Puede identificarse con el electroencefalograma. Presenta períodos de movimientos rápidos de los ojos y ausencia de ondas cerebrales lentas. Este estado se produce repetidamente durante la noche como parte del ciclo soñar-dormir.
3.- El estado de dormido: Igualmente puede identificarse con el electroencefalograma. Hay ausencia de movimientos rápidos de los ojos y aparición gradual de ondas cerebrales lentas. Cuando se despierta a alguien de este estado, lo que diga será muy diferente de lo que diría al ser despertado de un estado de sueño.4.- El estado hipnagógico: Transcurre entre el estado de despierto y el sueño, al comienzo del ciclo dormir-soñar. Generalmente se caracteriza por una imaginería visual y algunas veces auditiva. Se diferencia de las formas de actividad mental que se dan durante el dormir y el soñar.5.- El estado hipnopómpico: Tiene lugar entre el estado dormido y el despertar, al final del ciclo dormir-soñar. Puede existir imaginería visual y auditiva, parecida al estado anterior. Se supone que las intuiciones más valiosas nos llegan en ese estado.6.- El estado hiperalerta: Se distingue por una vigilancia acrecentada y prolongada mientras se está despierto. Se puede inducir por medio de drogas que estimulan el cerebro (típico de los estudiantes que preparan exámenes), por medio de actividades que precisan una concentración intensa, como serían los deportes arriesgados (montañismo, carreras de autos, salto con paracaídas, etc), o en operaciones militares peligrosas.7.- El estado letárgico: Presenta una actividad mental aburrida y perezosa. Se puede producir por fatiga, falta de sueño, deshidratación, desnutrición, baja de presión o de azúcar en la sangre, por drogas que disminuyen la actividad cerebral. También se origina por estados de ánimo depresivos.8.- El estado de rapto: Se caracteriza por un sentimiento intenso y una gran emoción evaluada subjetivamente como estimulante y positiva. Se puede provocar mediante la excitación sexual; danzas frenéticas; rituales de orgía, como el vuduísmo; rituales iniciáticos, como el de la pubertad en tribus primitivas; en actividades religiosas , como el "don de lenguas", y por medio de ciertas drogas alucinógenas.
9.- El estado de histeria: Es producido por una emoción intensa evaluada subjetivamente como negativa y destructora. Puede ser originado por el pánico, la furia, el terror, el miedo a potenciasdemoníacas - temor de ser embrujado o poseído- por la actividad violenta de multitudes, como ellinchamiento, la persecuciones frenéticas; por ansiedad psiconeurótica o por ciertas drogas.10.- Estados de fragmentación: Hay una falta de integración entre segmentos importantes de la personalidad. Se habla entonces de psicosis, psiconeurosis, personalidad disgregada, disociación, personalidad múltiple, amnesia (sea esta parcial o del pasado total). Puede tratarse de trastornos temporales o de larga duración, provocados por ciertas drogas, traumas físicos o cerebrales, depresión endógena, algunos tipos de esquizofrenia, manipulación experimental (privación de sueño, hipnosis).11.- Estados regresivos: Presentan una conducta inapropiada respecto a la edad cronológica del individuo y de su psicología habitual. Puede tratarse de estados temporales inducidos por drogas, hipnosis, Dianética - en la que se le pide al sujeto que "retroceda en el riel del tiempo" - o estados de larga duración como ocurriría con un sujeto que sufra de alguno de los varios tipos de demencia senil.12.- Estados meditativos: Se caracterizan por una actividad mental mínima, ausencia de imaginería visual y presencia de ondas alfa continuas en el electroencefalograma. Pueden originarse por ausencia de estímulos externos, como la flotación en un tanque de agua, o por técnicas meditativas en el yoga o el budismo.13.- Estados de trance: Hay ausencia de ondas alfa continuas en el electroencefalograma; hipersugestionabilidad, pero no pasividad; vigilancia y concentración de la atención en un estímulo único sin responder a otros, haciendo posible las sugestiones posthipnóticas. Estos estados pueden provocarse mediante la voz de un hipnotizador, por escuchar los latidos del propio corazón, cánticos, observación prolongada de un objeto en movimiento (metrónomo, estroboscopio), por rituales monotemáticos, prácticas mediumnísticas, ciertas danzas tribales, por una tortura continuada, el ritmo de una canción de cuna, cierta clase de música, la voz monocorde de un orador, etc. También puede ocurrir por el desempeño de algunas tareas demasiado monótonas, como manejar un trineo a través de la nieve por varias horas, observar una pantalla de radar, fijar la atención en la línea blanca de una autopista mientras se conduce.14.- El estado de ensoñación: Aparecen movimientos rápidos de los ojos en el electroencefalograma, puede acompañar al estado de trance. Por lo general, lo provoca experimentalmente un hipnotizador que sugestiona al sujeto para producirle el equivalente de un sueño.15.- El estado de soñar despierto: Se producen pensamientos que se suceden rápidamente y que no tienen relación con el ambiente exterior. Puede ocurrir con ojos abiertos o cerrados. Con ojos cerrados pueden aparecer imágenes visuales acompañadas de movimientos rápidos de los globos oculares. Este estado puede ser originado por el aburrimiento, la soledad, la privación sensorial, el insomnio, las necesidades psicodinámicas, o períodos de fantasía que se presenten espontáneamente.16.- Estado de examen interior: Es cuando hay percepción interna de las sensaciones corporales en los órganos, tejidos, músculos, etc. La consciencia sigue estando presente, pero a un nivel no reflexivo si es que no hay de parte del individuo un esfuerzo determinado para esa percepción, o si las sensaciones corporales no se encuentran intensificadas por el dolor, el hambre, etc.17.- Estado de estupor: Hay una capacidad suspendida o muy reducida de percibir los estímulos. Es posible la actividad motora, pero su eficiencia está muy reducida; se puede utilizar el lenguaje de manera limitada y, a menudo, lo que se diga es carente de significado. Puede ser provocado por ciertos tipos de psicosis, por compuestos de opio o por dosis excesivas de alcohol.18.- Estado de coma: Hay incapacidad total de percibir estímulos. Muy poca o ninguna actividad motora, sin utilización del lenguaje. Puede ser provocado por un estado agónico, agentes tóxicos, ataques epilépticos, traumas del cerebro, hipoglicemia, deficiencias glandulares.19.- Estado de repaso de la memoria almacenada: Una experiencia pasada no se puede recordar sólo por la consciencia reflexiva de la persona. Sin embargo, los restos de los acontecimientos pasados (engramas) siempre existen en algún nivel de profundidad inconsciente. Pueden evocarse mediante el estímulo químico o eléctrico de la corteza cerebral, por hipnosis, por asociación libre en un tratamiento psicoanalítico o, aun, pueden surgir espontáneamente.20.- Estados de consciencia expandida: Se presentan con un umbral sensorial reducido y un abandono de las maneras habituales de percepción externa e interna. Pueden producirse espontáneamente o ser provocados por hipnosis o sobreestímulos sensoriales. Frecuentemente, son el resultado del uso experimental de drogas y plantas psicodélicas. En este caso, se presentan estados progresivos en cuatro niveles diferentes:a) A nivel sensorial, aparecen alteraciones de espacio, tiempo e imagen del propio cuerpo.b) A nivel recolectivo-analítico, las nuevas ideas y pensamientos emergen relacionándose con la psicodinámica o concepción del mundo y del papel que desempeña el sujeto dentro de él.c) A nivel simbólico, se presenta una identificación con los personajes históricos o legendarios, o con símbolos míticos y arquetípicos.d) A nivel integral, al que llegan relativamente pocos individuos, existe una experiencia mística de la presencia de Dios (o del Yo Superior) o en la que el individuo tiene la impresión subjetiva de estarse disolviendo en un campo de energía a nivel universal: satori, samadhi, consciencia cósmica, unidad oceánica, experiencia-cumbre.21.- Estado de liberación: Es el estado menos familiar en la sociedad occidental moderna y el más difícil de describir. Se le llama también "estado de despierto". A Gautama Sidharta, el líder religioso que se considera como paradigma del estado de liberación, se le llama Buda, que significa "el despierto". Esto quiere decir que la consciencia iluminada del Buda excedía la consciencia del hombre ordinario tal como el estado despierto excede en claridad e integridad al estado dormido. El hombre en estado de vigilia considera confusos y fragmentarios sus sueños, igual como lo hace el hombre liberado con su vidaanterior.Resulta difícil describir el contenido del estado de liberación. Incluso los místicos que afirman haberlo experimentado, raramente aseguran haber llegado a él por su propia voluntad o esfuerzo deliberado. En lo único en que todos concuerdan es en su naturaleza inefable: la imposibilidad de traducirlo en palabras. El estado de liberación no tiene comparación con la dimensiones de la vida ordinaria y no puede ser descrito sin distorsionarlo, Es el Gran Vacío, la Nada Divina, el Ser Incondicionado. Aldous HaxIey lo llamó “la mente en toda su amplitud en la que se resuelven todas las contradiciones". Lao-tse lo llamó "Tao", Camino; es decir, la ruta que es su propio destino en lugar de ser el medio que lleva a algún otro destino. El elemento común a todas las descripciones parece ser la idea de "flujo". En estado de liberación, el intelecto despierto ya no intenta fraccionar la realidad cortándola en segmentos o solidificándola en una entidad. En lugar de ello, fluye con el proceso cósmico del que forma parte.La noción de fluidez sugiere otra imagen para describir el estado de liberación. Es la de una sensación de hundimiento placentero en un algo misterioso parecido a la mente, sin sufrir las limitaciones espacio- temporales de la consciencia individual ordinaria. En la India ha sido corriente durante siglos describir el estado de liberación en términos de fusión. Atman, el alma individual, es descrita como liberada del inacabable ciclo de renacimientos mediante su reabsorción dentro de Brahman “como una gota de lluvia en el océano". Aunque dejan en claro que no es que la gota desaparezca en el océano, sino que el océano entra en la gota ampliándola al infinito.La difusión del uso de las drogas plantea inevitablemente la pregunta de hasta qué punto algunos o todos de los estados de consciencia de los que hemos hablado pueden ser provocados bioquímicamente. La respuesta es que casi todos ellos: por ejemplo, el estado hiperalerta con anfetaminas, el estado dormido con barbitúricos, el estado de sueño con derivados del opio, el estado de trance con pentotal sódico y el estado de consciencia expandida mediante compuestos que van desde la mezcalina hasta el ácido lisérgico. Sin embargo, ninguno de estos estados se produce solamente por la ingestión de drogas. Para la mayoría de las personas, en la generalidad de los casos, estos distintos tipos de consciencia han sido alcanzados sin el uso de drogas, como resultados de estímulos ambientales o internos. Stanley Krippner.
Como podemos observar, la expansión de la conciencia tiene consecuencias diferentes para cada persona, para cada momento vital y para entorno en el que se produce. De ahí el temor y respeto con el que todas las culturas han usado los enteógenos, ya que como cualquier herramienta, desde un simple cuchillo a la fisión atómica, y en medida de su poder y del uso correcto o no que se le de, puede resultar una bendición inenarrable o una desgracia equiparable.
Puede que el lector no logre desprenderse de los inevitables prejuicios en que todos nos hemos educado y ceda a la tentación de rechazar la propuesta antes de examinarla siquiera, pero éste sería un error inexcusable: los autores han obrado conforme a los más estrictos cánones académicos y aportan como apoyo a la revisión de su objeto de estudio una impresionante colección de datos a partir de todo tipo de fuentes disponible, e innumerables citas textuales procedentes de materiales de primer orden. Esta documentación, presentada como notas a pie de página conjuntamente con su asunto, le permite al lector disponer de la expresión original de los puntos que se tratan y considerar al mismo tiempo las nuevas interpretaciones que se ofrecen. Así, se concede al propio lector la capacidad de juzgar, a medida que progresa en la argumentación, el sentido de la verdadera materia prima, según su particular visión del mundo.
The Apples of Apollo nos confirma también que el carácter mistérico del Cristianismo primitivo no puede entenderse al margen del resto de movimientos mistéricos del mundo antiguo. Aún más, si todos ellos recurrían a la experiencia de Dios por medio de un enteógeno como medio para que el iniciado tuviera conocimiento de Dios mismo, ¿debe parecernos razonable que Jesús buscara convencer de su divinidad a sus hermanos judíos exigiéndoles tan sólo un voluntario acto de fe? Cuando yo era niño, el párroco nos hablaba en la catequesis de cuán malvados fueron los judíos al no aceptar la, según él, manifiesta divinidad de Jesús; pero, en realidad, si Jesús volviera otra vez al mundo proclamándose Hijo de Dios, ¿quién de nosotros lo tomaría en serio? ¿Quién de nosotros lo creería? A Jesús le sería necesario un acto de magia, un fenómeno telepático de control mental o, más sencillamente, tendría que probarnos mediante una demostración que, de hecho, Dios existe.
Los místicos Cristianos se sometían a sí mismos a terribles padecimientos (ayuno hasta padecer hambre, aislamiento análogo a una privación sensorial durante años, autotortura, etc.), todo a efectos de conseguir la experiencia de Dios; las danzas circulares de los derviches buscan un estado alterado de conciencia, y el mismo objetivo persiguen los yoguis en La India o los ejercicios respiratorios de los maestros Zen. Se trata de una tendencia universal: percibir de algún modo la divinidad. Consideremos el hachís de los sufíes o el peyote de los huicholes. La institución de la Eucaristía consiste ahora literalmente en la ingestión de un alterador de conciencia leve como es el vino, pero más turbador que la ineficacia del vino como llave para la revelación divina es que a la Iglesia le resulte preferible la idea de comer a Dios antes que la de comer la planta que, por definición, es ella misma el propio Dios, como la zarza que ardió en el Sinaí con fuego incombustible ante Moisés. El secreto de estas llamas es tan sólo uno de los revelados en estas páginas.
Huyamos, pues, de los prejuicios. Abandonemos el temor a reconsiderar nuestros dogmas bajo una nueva perspectiva. Sintamos otra vez la fascinación de lo desconocido. Recobremos la aspiración distintivamente humana de la búsqueda, aun a riesgo del dolor que pueda producirnos. Atrevámonos...

10 comentaris:

Hur ha dit...

increible informacion sobre los enteogenos, nunca me encontre en la red este enfoque sobre las plantas maestras.
de principio a fin estube al filo de la silla, una experiencia fabulosa.

ya les pase a mis amigos esta informacion, te agradezco mucho tu tiempo y esfuerzo.
saludos desde México D.F.

terraxaman ha dit...

Hola Hur:

Te agredezco tu comentario. Creo que estamos todos involucrados en el mayot conocimiento posible de todo aquello que pueda impulsar a los seres humanos a un mayor grado de desarrollo espiritual, etc.

Salut!

Kosmos ha dit...

Terraxaman... què puc dir...? Un article espectacular. Moltes gràcies per oferir tota aquesta informació.

Enhorabona pel teu bloc!!!

terraxaman ha dit...

Hola Kosmos:

Com podria agrair-te el teu comentari...? El tema dels enteògens dona per tant... L'hipocresia, la falsedat, els interessos creats, la necessitat del poder (polític i religiós) de mantenir els pobles en la ignorància han fet d'aquest un tema tabú del que se'n parla en termes maniqueus (bo i/o dolent) quan en realitat el coneixement sobre l'us "sagrat" d'aquestes substàncies -sota l'adequada preparació i guia, hauria de formar part dels rites de passatge que donessin pas a l'entrada a l'edat adulta, però ja veus, en comtes d'aixó t'ofereixen heroina, cristall, crac i estupefaents, tabac i alcohol, substàncies totes elles altament perilloses i alienants...

Salut!

Iswell ha dit...

Guau! muchas gracias, buenísimo, saludos

terraxaman ha dit...

Iswell:

Tambié debo darte las gracias a tí, por leer el contenido de éstos escritos. Como ya he dicho con anterioridad, entre todos debemos dar a conocer una verdad que ayude a cambiar éste mundo nuestro que se encamina a ciegas hacia el desastre.

terraxaman ha dit...

Lalado Luiz Pontal ha dit:

me encantó tu blog.
soy brasileño y vivo en argelaguer en la garrotxa.
trabajo y investigo con esencias florales con formación en la medicina de las selvas brasileñas.
tengo una pagina Fb.: amazonia alquimia.
se posible gustaria de estar mas en contacto contigo.
tus textos e temas son los caminos que sigo hace muchos años, con los quales me identifique por completo.
entendo, leo y parlo un poc de catalan....
me enamore de tu sagrada tierra y montañas, hace 4 años, sin dejar los projectos que tengo en amazonia, pues soy consultor para projectos de revitalización cultural con las asociaciones indigenas del rio negro del amazonas.

terraxaman ha dit...

Apreciado Lalado,
Muchas gracias por tu comentario, por correo privado, te respondo a las cuestiones más "personales"

Carmen ha dit...

Felicidades por los dos artículos sobre el antiguo culto a las setas. El enfoque es muy amplio y original, aparte de interesantísimo.
Lo único que he echado en falta es, en el 1º artículo, las fuentes de donde se han obtenido las imágenes.

terraxaman ha dit...

Gracias Carmen por tu comentario.
En general las imágenes estan bajadas de la web. En muchas de las entradas sobre todo en las primeras, decía que "si algunas de las imágenes son propiedad de alguien y desea que las retire lo haré encantado". No se a que imágenes te refieres, si me indicas cuales trataré de ofrecerte más datos.