diumenge, de gener 04, 2015

EL SIMBOLISMO DEL ARCANO LA GRAN SACERDOTISA EN EL TAROT

Oh Isis….
Eres la Señora de la tierra,
Has hecho que el poder de las mujeres
Sea igual al de los hombres
Himno a Isis







Explica una tradición hermética que sobre la supuesta tumba de Isis, ubicada cerca de Menfis, se erigía una estatua cubierta con un velo negro. En la base de la estatua, aparecía grabada la siguiente inscripción: “Soy todo lo que fue [QUID FUIT], todo lo que es [QUID EST] y todo lo que será [QUID ERIT] y mi velo jamás fue corrido por ningún mortal”.
Bajo dicho velo, se esconden todos los misterios y conocimientos del pasado…. El destape del velo de Isis representa la revelación de la luz y el correr el velo de Isis significa convertirse en inmortal. Todo ello, de algún modo tiene su representación en el arcano mayor del Tarot La Sacerdotisa.
Sin embargo, debido a una paradoja cuyo secreto permanece en manos de la historia, los griegos fueron los que cantaron por doquier el nombre de Egipto y difundieron por toda Europa el culto de Isis y Osiris. Fueron ellos los que revelaron algunos aspectos de la sabiduría de los antiguos sacerdotes. Respetuosos, guardaron silencio acerca de aquello que adquirieron del ciencia oculta en los santuarios. Dotados de una gran capacidad oratoria, dejaron que el velo de Isis cubriese los secretos iniciáticos, convirtiéndose en los herederos de los mismos.








Si deseas recibir la Luz de Ra, si deseas ser un “Iluminado”, debes limitarte, simplemente, a vivir el tiempo presente. Entonces serás capaz de olvidar el pasado. Dejarás, también, de temer al futuro. Sentirás, en ese momento, que para quien busca la Luz solo existe el ahora. Sabrás que nada del pasado y del futuro es real y a nada temerás.
En el blog nos hemos referido reiteradamente al tema del Tarot, no tanto desde el punto de vista de mancia adivinatoria, sino en cuanto nos sirve, para explicar de una forma simbólica, ese viaje del iniciado en pos de su propio descubrimiento, viaje universal, al que todos, consciente o inconscientemente, estamos llamados a seguir y que es magistralmente explicado en los 22 arcanos mayores del Taro o Tarot.
Dice Juan Eduardo Cirlot: “La psicología actual reconoce que las cartas del Tarot son, como lo han probado Eliphas Lévi, Marc Haven y Oswald Wirth, una imagen del camino de la iniciación y similares a los sueños. De otro lado, Jung coincide con las seculares intuiciones del Tarot al reconocer dos batallas diversas, pero complementarías en la vida del hombre:
a) contra los demás (vía solar), por la situación y la profesión;
b) contra sí mismo (vía lunar), en el proceso de individuación.
Estas dos vías corresponden a la reflexión y a la intuición, a la razón práctica y a la razón pura. El temperamento lunar crea primero, luego estudia y comprueba lo que ya sabía; el solar, estudia primero y luego produce. Corresponden estas vías también, hasta cierto punto, a los conceptos de introversión (lunar) y extraversión (solar); a con­templación y acción.





El juego completo de los naipes, que se designa con el nombre de Taraceo, se compone de 22 arcanos mayores cuyas imágenes son sintéticas y dotadas de un sentido completo hasta cierto punto, y de los 56 arcanos menores, integrando 14 figuras de cuatro series: oros (círcu­los, discos, ruedas); bastos (mazas, cetros); espadas y copas. El oro simbo­liza las fuerzas materiales. El basto, el poder de mando. La copa simboliza el sacrificio. La espada, el discernimiento y aplicación de la justicia.
Las 22 láminas mayores corresponden a las letras del alfabeto hebreo. En cada color de los arcanos menores se encuentran el Rey, la Dama (Reina), el Ca­ballero (Caballo) y el Valet (Sota). Se han asimilado las series a los poderes que dominan en la tierra y, consecuentemente, a las profesiones diri­gentes o superiores: gobierno (basto); ejército (espada); sacerdocio (copa); intelecto (oro), pues los tesoros en todas sus formas simbolizan siempre los bienes espirituales e intelectuales. Según Saunier, las imágenes de los arcanos mayores provienen de las pinturas simbólicas del libro egipcio de Thot Hermes, símbolo de la ciencia del universo. 






Sin embargo, Oswald Wirth, a quien seguimos principalmente para desarrollar el simbolismo del Tarot, reconoce que la arqueología no ha descubierto la menor traza de lo que pudiera ser un Tarot egipcio, árabe o incluso alquímico grecoárabe. Sin embargo, señala que la Cábala hubo de ser familiar a los autores del Tarot, por la fijación de 22 arcanos mayores, es decir, en número igual a las letras del alfabeto hebreo, cargadas de simbolismo, y a los théraphim, jeroglíficos utilizados por los hebreos para la adivinación. Cree Wirth que Italia es la pa­tria de estas imágenes alegóricas, a causa de que no se le puede negar la prioridad en los naipes. La primera representación de los arcanos mayores data de 1392. Según Eliphas Lévi, «el Tarot es una obra monumental y singular, sencilla y fuerte como la arquitectura de las pirámides, en conse­cuencia durable como ellas; libro que resume todas las ciencias y cuyas combinaciones infinitas pueden resolver todos los problemas; libro que habla haciendo pensar; acaso la obra maestra del pensamiento humano y con certeza una de las cosas más bellas legadas por la Antigüedad».
Los 22 arca­nos son los siguientes: I, El Mago. II, La Gran Sacerdotisa. III, La Empera­triz. IV, El Emperador. V, El Gran Sacerdote. VI, El Enamorado. VII, El Carro. VIII, La Justicia. IX, El Ermitaño. X, La Rueda de la Fortuna. XI, La Fuerza. XII, El Ahorcado. XHI, La Muerte. XIV, La Templanza. XV, El Dia­blo. XVI, La Torre herida por el rayo. XVII, Las Estrellas. XVIII, La Luna. XIX, El Sol. XX, El Juicio. XXI, El Mundo. XXII o O, El Loco.
Las láminas I-al IX constituyen la vía solar activa, consciente, reflexiva y autónoma. Las láminas XII a XXII, la vía lunar, pasiva, inconsciente, intuitiva y «posesa». No podemos explicar aquí las relaciones que pueden establecerse, las órdenes y significaciones que se derivan de esos enlaces, sin traspasar los límites del estricto simbolismo. Cada una de las imágenes alegóricas se analiza en su sentido particular en el lugar que le corresponde. Sin embargo, queremos trans­cribir aquí los significados más generales que Eliphas Lévi advierte en los22 arcanos:
I (El ser, el espíritu, la creación). Tratado en:




II (El santuario, la ley, el conoci­miento, la mujer, la madre, la iglesia).
III (El verbo, la fecundidad, la generación en los tres mundos).
IV (La puerta, la iniciación, el poder, la piedra cúbica o su base).
V (Indicación, demostración, filosofía y religión).
VI (Encadenamien­to, unión, antagonismo, equilibrio, combinación).
VII (Arma, espada, triunfo, realeza).
VIII (Balanza, atracción y repulsión, vía, promesa y amenaza).
IX (El bien, la moralidad, la sabiduría). Tratado en:







X (Manifestación, fecundidad, cetro paternal).
XI (La mano en el acto de tomar y mantener).
XII (Ejemplo, enseñanza, lección pública).
XIII (Dominación y fuerza, renacimiento, crea­ción y destrucción).
XIV (Estaciones, cambios de la vida siempre diferente e igual).
XV (Magia, elocuencia, comercio, misterio).
XVI (Alteraciones, sub­versiones, debilidades). Tratado en:







XVII (Efusiones del pensamiento, influencia moral de la idea sobre las formas, inmortalidad).
XIX (La ca­beza, la cima, el príncipe del cielo).
XX (Lo vegetativo, la virtud generatriz de la tierra).
XXI (Lo sensitivo, el carro, el cuerpo, la vida transitoria). Tratado en:







XXII (El microcosmo, el resumen de todo en todo).


0 EL loco Tratado en:




En estas imágenes se mezclan ideas relativas al mundo exterior y al mundo interior, a las formas y a las jerarquías del pensamiento. Con ellas se intenta crear un orden, más amplio aún que el de doce elementos constituidos por el zodíaco, formando una rueda que contiene todas las posibilidades arquetípicas de la existencia y de la evolución humanas”.


Pero veamos en detalle el Arcano 2, según las principales barajas de Tarot, comenzaremos por el Tarot de Marsella:








Simbología Básica:

El velo y la Tiara:
El velo simboliza el aislamiento y la ocultación de los pensamientos de quién lo lleva. La tiara o corona triple indica la potestad sobre los tres niveles cósmicos: el celeste, el terrenal y el infernal. La Sacerdotisa, portadora de la tiara, es soberana de la vida y de la muerte. Diosas como Ceres y Cibeles la llevaron. Las flores, símbolo del alma, son tréboles de cuatro hojas, consagrados a la diosa egipcia Isis.
La cruz:
Sobre la cinta que cruza el pecho de La Sacerdotisa aparecen dos cruces de San Andrés,que significan la unión de los contrarios, pues este arcano es un puente entre los mundoscelestial y terrenal. En algunas representaciones de La Sacerdotisa forman la cruz dos cintas que le cruzan el pecho.
El libro:
El libro es la representación del Universo manifiesto. Es el Gran Libro de la Vida, donde están “reveladas” las ciencias profanas y los misterios sagrados; por ello, quien logre leerlo desvelará el secreto de la Creación.
La cortina y las columnas:
La cortina que aparece detrás de la sacerdotisa representa la separación entre lo divino y lo profano. Asimismo, la materia de este símbolo, un tejido, está relacionada con el velo y el manto, que también son tejidos, ya que el acto de tejer es una representación simbólica del acto de crear, y La Sacerdotisa es la guardiana de la creación. En el Tarot marsellés, a diferencia de otras barajas, la cortina oculta las columnas que flanquean a La Sacerdotisa, que no por invisibles pierden su condición de símbolos. Como tales, pertenecen al grupo de los que representan el “eje del mundo”, al igual que otros elementos verticales, como el árbol, la escalera o el mástil; por su forma, entroncan con el simbolismo fálico. Puesto que se emplean para marcar límites y flanquear puertas, las columnas marcan el paso de un mundo a otro. Aquí representan las dos columnas del Templo de Salomón, es decir los principios activo y pasivo del conocimiento.

-Principio receptor- Las leyes del Universo- Intuición
-Subconsciente- Sabiduría- Lo femenino.





Significados adivinatorios:

Este arcano trata de situaciones que sólo puede resolver la intuición; sus cualidades son inspiración, sabiduría, discreción y memoria. Revela lo oculto y es fuente de energía, esperanza y talento creador para los artistas. Exhibe una personalidad magnética. Puede significar la ayuda de una mujer sabia e inspirada. Está relacionada con la cultura. Si el consultante es mujer, podría personificarla.
En posición invertida.- Indica retrasos por falta de iniciativa o de fe, o intenciones ocultas. También significa amargura, hipocresía, tristeza, rencor, pereza, misticismo absorbente e imprevisión. Si el consultante es hombre, representa a una mujer que le esclaviza emocionalmente.

Análisis simbólico del arcano:

En este arcano puede verse a una mujer madura, sentada como si fuera el eje central de las dos columnas del Templo de Salomón, Jakin la de la derecha y Boaz la de la izquierda, que representan  solidez y fuerza, así como justicia y sabiduría: son los principios activo y pasivo del conocimiento. Estas columnas están tapadas por una cortina, que , a su vez, enmarca la figura de La Sacerdotisa, y el hecho de que estén cubiertas indica que debenpermanecer ocultas a los ojos de los profanos.
También los cabellos de La Sacerdotisa están ocultos por un velo blanco, símbolo de pureza. Sobre él luce una tiara o corona triple, que aquí aparece cortada, que manifiesta su poder sobre la vida y la muerte. En algunas representaciones de La Sacerdotisa, la tiara aparece rematada con un semicírculo, que es una manifestación de la polaridad yin del Universo.
El manto azul con el que se cubre la aisla del mundo y es representación de lo espiritual. La cruz o cruces de San Andrés en su pecho afirma su posición como guardiana de la sabiduría y puente entre los mundos divino y humano. Su vestido es rojo, para simbolizar que el misterio que tan celosamente guarda reside en el interior de la materia. En sus manos sostiene el llamado Gran Libro de la Vida, símbolo del Universo, y lo muestra al iniciado para incitarle en su búsqueda.
La escena que la carta representa tiene lugar en el interior de un recinto, a fin de mostrar que el poder de La Sacerdotisa se manifiesta de dentro hacia afuera, pues ella es la Gran Iniciadora.







Sentido general:

La Sacerdotisa es la manifestación de la polaridad pasiva de la mente; la sabiduría oculta tras los velos de Maya, que es la apariencia ilusoria del mundo. Representa el velo del Templo que hay que rasgar para adentrarse en la Luz y el conocimiento. Es el inconsciente, esa intuición que permite penetrar en la raíz misma de todas las cosas. Con el arcano II se entra en el reino de la dualidad, ya que La Sacerdotisa representa el principio femenino y lunar en el plano espiritual, del mismo modo que La Emperatriz en el terreno material. Si con el Mago se avanza en el torbellino de la Creación, La Sacerdotisa arrastra hacía su propia esencia para abrir con la llave del conocimiento el corazón del misterio.
La Sacerdotisa en los diferentes planos:
El significado de cada uno de los arcanos debe interpretarse en relación al plano psicológico o del subconsciente, al plano mental o del consciente, al de las emociones o del amor en el sentido más amplio, y al plano material, relacionado también con la salud.
-En el plano psicológico: La Sacerdotisa pone de relieve el papel de la intuición, por la que el hombre comprende la esencia de las cosas sin participación de la razón. Es la manifestación del conocimiento directo y representa la acción del subconsciente, donde las limitaciones de la razón y el espacio-tiempo desaparecen. Asimismo, es el “ánima” de los alquimistas.
-En el plano mental: Representa la mente subconsciente y deductiva que irrumpe en la vida cotidiana bajo la forma de un instante de claridad en el que se produce la comprensión de la verdad y que desaparece de modo tan rápido como llegó. Es la sabiduría oculta y la inspiración y se manifiesta a través de la memoria.
-En el plano emocional: La Sacerdotisa evidencia una serenidad total en el plano emocional. La aparición de ese arcano en una lectura indica el correcto fluir de las emociones y una total receptividad que conlleva la empatía con todo lo creado. Representa el amor desinteresado, la amistad sin intimidad y el desapego.
-En el plano material: Encarna una persona serena e intuitiva. La Sacerdotisa, es decir el inconsciente, recoge los datos en forma de deseos, pensamientos y sensaciones que se forman en el consciente y tras procesarlas, actúa en consecuencia. También caracteriza a una mujer sabia capaz de aportar soluciones.
Veamos éste arcano desde otro punto de vista, el del Tarot Cosmopsicológico que tan interesante nos parece:








DENOMINACIONES.

El nombre normalmente aceptado de este Arcano es el de la Sacerdotisa.
Una mayor exactitud la conseguimos si enclavamos al Arcano 2 entre LA SACERDOTISA, LA PSIQUICA Y LA BRUJA.
En los tres casos hay una clara relación con la psiquis femenina y su analogía con la Luna.
El inconsciente es tan profundo que para poder penetrar en él hay que someterse al reinado de la diosa de la Luna, una de cuyas denominaciones, la Triple Hécate, nos confirma la existencia de varias vibraciones lunares: mental, psíquica e instintiva.
La Luna más sublime es la del romanticismo, la magia de la sensibilidad, los reflejos de la Luna en el agua magnética de los jardines de la Alhambra de Granada (España), 







la paz emitida por la mente femenina realizada, la protección psíquica que puede dar la mujer, las teclas más elevadas del sentimiento, que son como un suave alimento para el alma endurecida...
En otro nivel, la Luna genera apego afectivo a personas, lugares y experiencias, cualidades materiales, amor a los niños, dedicación al hogar y a la nutrición, etc. En el nivel instintivo, la LUNA es un saco sin fondo que absorbe energía, crea dependencias psíquicas a personas dejadas y que no tienen voluntad, genera un subconsciente enfermizo alimentado por emociones poco claras, etc. 
La trilogía del Arcano 2 puede ser mejorada como: LA SACERDOTISA, LA SENSITIVA y LA BRUJA, aunque siempre se ha de tener en cuenta que la Luna como planeta astrológico tiene una tendencia a ser desarmónica. 






Es decir, la diferencia entre la Sensitiva y la Psíquica es que, en el caso de la primera, predomina una sensibilidad armónica y controlada, tendiente a captar los misterios de la naturaleza sin la influencia de las pasiones o las envidias femeninas. En la Psíquica, en cambio, hay ya una clara propensión a usar esa receptividad para manejar e influir veladamente en la vida de otros, mediante el manejo de apegos y dependencias inconscientes.

4.2. RELACION COSMOPSICOLOGICA.

La analogía del Arcano 2 es con la Luna, de diversos nombres en la Mitología: Hécate, Febea, Diana, Artemisa, Isis, etc.
La SACERDOTISA representa la fuerza espiritual femenina, basada en la receptividad, la elevada entrega psíquica y emotiva, la comprensión profunda de la parte de la experiencia terrestre regida por la Luna (maternidad, el mundo del inconsciente, fuerzas Yinn, etc.). La capacidad de protección psíquica al polo masculino, la clarividencia o visión en los planos superiores, la sabiduría interna, la espiritualidad receptiva, etc.
La Luna en el plano espiritual es capaz de amoldar, suavizar, crear recogimiento, magia emocional, amor entregado y profundo, dulzura en las formas, experiencias de profunda intimidad psíquica, Iniciación en el seno del hogar como célula primordial de la unión humana, etc.
La Sacerdotisa es la mujer que ha realizado plenamente su papel como polaridad femenina, pero manteniendo una conexión armónica y complementaria con la espiritualidad solar. La Sacerdotisa revela el misterio de la vida y abre las aguas del mundo del inconsciente, de la psiquis...de la Magia de la Luna, en definitiva.
Esta Magia de la Luna es la que hace que el ser interno necesite la introspección para calmar el estanque de las emociones y las impresiones psíquicas.
La psiquis genera una tremenda fuerza magnética que alimenta el alma del más reseco de los buscadores.
Atrae hacia sí el alimento que convierte una tormenta interna en un lago tranquilo, manso y con un uniforme reflejo de la Luna.
Percibe la música de los hilos del alma de cada ser humano, sugiriendo otra melodía más adecuada para la persona en cuestión.
Ablanda las durezas de la psicología humana, las que tanto hacen sufrir al que se apega y se ata a las formas pasajeras. Conoce en profundidad las diferentes formas de la psiquis, los estados de ánimo y emotivos, haciendo la función de un espejo en el cual nos viéramos psíquicamente.







La Sacerdotisa es el oasis del luchador del desierto, pero no un espejismo que le hace alegrarse para luego llevarlo a una mayor desolación que el estado anterior.
La Sacerdotisa se coloca en los planos psíquicos superiores y rasga el velo de Isis de los reflejos falsos de la realidad. Domina y maneja las formas cambiantes, poniéndolas al servicio de lo solar o absoluto.
Es el alma en la que el hombre solar se ve reflejado con una mayor perfección y conciencia interna.

Estudiemos a la SENSITIVA.

Es una mujer cuyo aroma es como el de la flor. Hay algo especial en esa flor: su textura, su aroma, su fragancia, la disposición armónica de los pétalos, así como los mágicos colores. Igualmente, la Sensitiva es acogedora, servicial, recogida, íntima y predispuesta a la intimidad. La Sensitiva es la mujer que capta las cosas que suceden en el exterior, en ella y en los demás, especialmente en su polaridad solar, como quien lee en un papiro de una lengua extraña pero conociendo el significado de los signos. No es necesario llamarla porque ella sabe cuándo la necesitan y no es preciso explicarle demasiado lo que sucede porque ya intuía los acontecimientos, pensamientos y sentimientos. La Sensitiva recoge la energía del varón en su polaridad masculina, se revitaliza a sí misma y la vuelve a entregar en forma de afecto, amor, devoción y entrega.






La Psíquica, en cambio, ya tiende a absorber energías astrales de las que se alimenta, pero las cuales no quiere revertir de nuevo, sino que prefiere atraer energías para luego retenerlas y mantener a otras personas en dependencia con ella y moviéndose de acuerdo a sus caprichos y debilidades.
Esto se lleva hasta sus últimas consecuencias en la BRUJA. La Magia de esta mujer es mezquina y llena de egoísmos, mentiras, chismes, bajas influencias astrales, intromisión en la vida personal de otros, penetración en las debilidades de las personas para desnudarlas y mantenerlas aparentemente protegidas y, manejo deliberadamente falso de la imagen personal, para lograr apariencias que escondan los verdaderos propósitos y sus intenciones.
Es la maliciosa Luna Negra, la Lilith de los astrólogos. Ya no es receptividad, sino actuar como una esponja de vitalidad ajena. No se trata en este caso de un subconsciente rico y sugestivo, sino de un psiquismo dañino y malévolo que es capaz de diluir buenos propósitos, atenazar libertades y apagar entusiasmos.
¡Cuidado con la Bruja!, porque ella representa la astucia femenina mal dirigida y las facultades psíquicas encaminadas a lo egoísta y malicioso.
Sus artes son crear desprotección psíquica o aprovecharse de la ya existente, para intervenir en las vidas emocionales de los débiles o engañados.





El Mago en su vertiente más nefasta pasa a ser el Brujo que hace prodigios para conseguir poder en el dominio de la polaridad Yang: prerrogativas, reconocimiento, influencia, etc. Pero la Bruja es más peligrosa en los mundos internos porque puede penetrar más en lo subconsciente y crear remordimientos, falsas esperanzas y otras creaciones paralizantes. Por supuesto que al hablar de la Bruja no sólo está limitada a la que en los cuentos viaja en escoba o a las personas que socialmente o por propia iniciativa son llamadas así, sino que la bruja puede ser quien menos pudiera parecerlo exteriormente pero, eso sí, con sus atributos de sumidero de energías y manejo del subconsciente de las personas.

4.3. EL ARCANO 2 DEL TAROT COSMOPSICOLOGICO.

La figura es una mujer madura, simbolizando el polo femenino o magnético de la naturaleza conjunto a la experiencia acumulada.






El pelo es bastante largo. Ya sabemos que los cabellos son como antenas cuyas raíces nerviosas van en última instancia hacia el sistema central, transmitiendo las energías psíquicas y cósmicas, uno de los factores por los cuales la mujer tiene tendencia a ser más intuitiva si se respeta la tradición del pelo largo.
El velo que cubría el rostro o espejo del alma está descorrido hacia un lado, pues la Sacerdotisa está mostrando gradualmente los secretos de la interioridad astral humana. Es el velo de Isis, la diosa lunar de los egipcios, que ha pasado de ser Isis con Velo a Isis sin velo. 








Es el paso del inconsciente psíquico al alma que se autoconoce a sí misma mediante la introspección y la profundidad.
La figura está dirigida a tres cuartos hacia su lado derecho. Por ello, a pesar de que ella está sentada o en posición más bien reposada físicamente, hay actividad (lado derecho) en cuanto a su polaridad femenina, es decir, actividad en el escenario de lo psíquico-emotivo-inconsciente.








Su sillón es esbelto, de madera y se abre hacia arriba, con una línea más bien clásica. Se abre hacia arriba porque la Sacerdotisa es sumamente mística, siendo la madera un elemento noble que en lo anímico representa las cualidades elevadamente talladas. El estilo clásico explica que la Sacerdotisa no se está inventando cosas, sino que se apoya en una tradición. Su manto con tres piezas establece las cualidades receptivas en lo somático (físico), psíquico y pneumático (espiritual). En su pecho tiene una T con color dorado formando parte de las cintas de su manto. Es la T de la Tierra, o naturaleza sobre la que se desarrollan las cualidades lunares. Recordemos: hay tres niveles de experiencia (evolución), en relación con la Tierra, la Luna y el Sol.
A la altura de su plexo solar está el símbolo del Sol, pues aunque la Sacerdotisa se desarrolla más que nada en la polaridad lunar, del Sol toma la energía que le da la vitalidad y que es su conexión con la esencia de la vida. El libro de los Misterios o de la Sabiduría está sobre su regazo y medio cubierto con un pliegue en el lado izquierdo del manto respecto a ella. No todo se puede enseñar y la Luna siempre tiene su cara que no es visible desde la Tierra. Con la mano derecha protege el libro y señala la página correspondiente que revela en cada momento.
Las tres Lunas hablan de la Triple Hécate o triple diosa lunar. Una luna es negra, otra es blanca y la tercera es dorada.









Dentro de la experiencia de vibración lunar se polariza la fuerza correspondiente hacia la luna negra o la luna blanca. La Luna negra es la fuente de las pasiones psíquicas e inconscientes más profundas del alma humana. Indica una necesidad de chupar energía y tinieblas de forma apremiante para a su vez seguir ejercitando las mismas funciones. La Luna blanca, en cambio, es la luna emotiva, familiar y fecunda.







La Luna que está fuera del Templo, viéndose a través del arco árabe, da una apariencia dorada, representando al astro que recoge la luz solar y la vuelve a emitir con una fuerza magnética, psíquica y mágica especial.
Las dos columnas lógicamente hablan de esa doble polaridad dentro de lo lunar. Una columna es más blanca y la otra es más obscura. Aunque siempre la Luna es receptora, tenemos que saber si esa energía que recibe va sólo a alimentar su enferma psiquis, o bien, se trasluce de nuevo hacia fuera como romanticismo, capacidad de afecto y entrega.
Todo el suelo de la estancia es como de cristal, manifestándose dos mundos, uno de las formas y otro de sus reflejos. Debajo está el nivel del subconsciente y del inconsciente, que se abre con facilidad asombrosa para la receptiva mente de la Sacerdotisa.
La esfera de cristal es el mundo o el planeta Tierra en el plano psíquico, capaz de poner cerca lo que está lejos y de generar conexión psíquica con cualquier parte. La Sacerdotisa domina y observa el mundo en su plano psíquico, atendiendo con plena calma el suceder en él.

En su frente tiene la serpiente saliendo del entrecejo, el símbolo de la mujer altamente realizada, cuya sabiduría y poder se desarrollan de forma sigilosa y serpenteando las circunstancias. Es el centro psíquico-mental del entrecejo, que abre las facultades para penetrar en el alma de los seres humanos.
La fuente, casi coronando su cabeza, es el agua que se abre hacia el cosmos, con el sentimiento y la sensibilidad más sublimes y universales. Es la paz y la viveza del sonido mágico de la fuente.

El arco árabe y uno de los maravillosos jardines de esta cultura dan el toque preciso para penetrar en el secreto de las energías duales y alternantes. El propio arco árabe con sus dos colores da la idea de que el mundo se cimenta sobre tal ley. Los mágicos jardines árabes tienen tal fuerza magnética por los circuitos energéticos que realiza el agua en su recorrido, que embriagan el entorno de dulces melodías físicas y astrales.

4.4. ARQUETIPO EN RELACION.

La mujer con poderes psíquicos es uno de los arquetipos inconscientes en los cuentos, el folklore, las leyendas y las tradiciones. 
Desde el Hada Madrina hasta la Bruja va la gama de influencias de este esquema humano del inconsciente colectivo (arquetipo). 








La Pitonisa o el Oráculo femenino son algo normal en todas las antiguas civilizaciones. Sus dotes para colocarse por encima de la barrera del tiempo con su receptividad, hacía que los Templos de Iniciación de mujeres fueran venerados por el pueblo.
Este Arcano, en definitiva, se manifiesta en todas las culturas como la mujer que es capaz de ponerse en contacto con lo divino por su pureza y su mística profunda.
La Virgen, madre del Cristo, era en su verdadero sentido la mujer elevada en el Colegio de Iniciación y predispuesta por sus sublimes cualidades espirituales para cumplir con tal misión. En cambio, las religiones más bien han adorado a la virgen material o Emperatriz (Arcano 3), como símbolo de reinado sobre tierras y municipios o como dadora de bienes materiales y felicidad.

4.5. OTROS PERSONAJES.

La Neurótica o psíquica desequilibrada es otro personaje del Arcano 2, que en este caso representa la polaridad femenina cuyo psiquismo está descontrolado y que no es capaz de mantener un equilibrio mínimo interno.
La Supersticiosa es la fémina que tiene una tendencia a las interpretaciones de los acontecimientos según factores ocultos, pero que son de obscurantismo y magia barata. Aquí conviene aclarar que aunque este Arcano, por ejemplo, tiene una clara afinidad con lo femenino y, por lo tanto, con la mujer, hemos de dilucidar que el varón tiene una parte más o menos desarrollada del polo femenino, al igual que la mujer para estar equilibrada ha de poseer algunas tendencias del polo eléctrico o positivo del universo, lo llamado masculino. Así, en cuanto a personajes, este Arcano al igual que los restantes puede representar en un determinado momento a un hombre, pero con las cualidades ya explicadas de receptividad psíquica, inspiración, mística, etc., o bien, superstición, absorción de energías astrales e imaginación enfermiza.





La Reveladora es otra de las figuras de este Arcano. Su función es la de contener en su psiquis los secretos de la naturaleza, pero necesitando de la polaridad masculina para sacarlos a la luz desde el inconsciente.
La Inspirada es aquélla que tiene cualidades de veneración mediante la introspección y la apertura del alma.


4.6. PALABRAS-CLAVE TRASCENDENTES.



INCONSCIENTE: sólo unos pocos momentos en el día son los que tenemos realmente de plena conciencia. Con frecuencia nos maneja en buena parte el gran almacenaje de información y de sensaciones psíquicas que albergamos en las capas profundas de la memoria, el cual nos influye muchas veces sin que nos percatemos.
INTROSPECCION Y RECOGIMIENTO: la Luna se repliega hacia dentro y estudia su cara oculta.
LA NOCHE: es la que potencia las facultades imaginativas y los ensueños, así como los temores infundados y los fantasmas de la mente.
LO OCULTO Y SILENCIOSO: el silencio y el aislamiento de lo exterior ayudan a descubrir lo que es imposible alcanzar con el ruido externo y los pensamientos tumultuosos.
LA FIDELIDAD REPOSADA Y SERENA: ella está allí, paciente y pendiente de la lucha del gran guerrero del desierto, para atenderle momento a momento con intuición y amor.
LA DISCRECION DEL ALMA: sus sentidos internos y astrales están plenamente activos mientras el mundo está alborotado.

QUIETUD EXTERIOR Y ATENCION INTERIOR.

LA CLARIDAD PSIQUICA DE LA SABIDURIA.

ENERGIAS YINN: lo que se retira, lo que acoge, lo que recibe, lo vacío...captando energías para dar lugar a la fecundidad física y psíquica.
DUALIDAD FECUNDA: los pares de opuestos y los relativos dan lugar a las dualidades, a las divisiones celulares a el trasvase inconsciente-consciente...


4.7. SECUENCIAS.







Captamos los reflejos de la verdad con nitidez, como la Luna se refleja en el limpio estanque en la noche. Sabemos que es la Luna aunque no la estamos mirando directamente. Esperemos a que llegue el momento para hablar y decir lo que hemos visto. Antes hay que callar y seguir registrando el interior de las cosas que nos pone en contacto con la dualidad cósmica Yinn.
Tenemos una conexión con el polo de lo masculino, proyectando esa energía en conservación y fecundación de las formas físicas que dan la vida: alimento, protección, procreación, afecto educador...
Somos capaces como Alicia de ir detrás del espejo del inconsciente, o como Mary Popins, de traspasar la barrera del lienzo del cuadro y colocarnos detrás de él. Es el supraconsciente pasivo de la mente, cuna de las profecías y los ensueños que conectan indirectamente con grandes verdades. Paciencia y voluntad silenciosa, sabiduría y amor maduro, ablandamiento de lo tosco y duro...suave ungüento para las heridas, delicado lienzo para enjugar el sudor, agradable crema para la piel irritada por el Sol, cuna de niños felices y entendedores de lo intuitivo, todo ello sin solicitar nada a cambio. Es la Gran Madre Psíquica Universal, gracias a la cual a veces nos sentimos como en nuestra casa estando en cualquier situación dura o extraña.





Vemos al Hada Madrina, la generadora de hechizos y encantos felices que hace volar la imaginación hacia los más intensos sueños de la infancia, donde en el verdadero y real reino de la fantasía nada es imposible.
Sentimos la energía cósmica, la cual conservamos haciendo de mediadores psíquicos para que se manifieste en el mundo de los símbolos y, también, de la realidad por la procreación fecunda de la Luna.



4.8. EXPERIENCIAS.


La Sacerdotisa inspira sueños y visiones, siendo el puente entre las mentes conscientes e inconscientes: las dos columnas.
La mentira y el engaño rondan la mente de la Bruja. Una de las claves de la experiencia del Arcano es el saber callar y observar con los sentidos internos, sin precipitaciones y siempre consultando el libro de la sabiduría interna, calmando las aguas del subconsciente.
En este Arcano, evidentemente por la receptividad hacia el polo psíquico femenino, se evidencian las influencias a un nivel emocional y mental de las mujeres.
Los factores de fuerzas ocultas, en el trabajo y el hogar se manifiestan por la clara relación entre psiquis y acción. Hay peligro de estar desconectada de la realidad por la tendencia a la pasividad y la imaginación descontrolada de la Psíquica. Existe falta de disciplina y de previsión como, quizás, incapacidad para entender a las mujeres o para entenderse entre ellas.
La misticonería evasiva lleva a autoengaños y depresiones. En lo espiritual significa una situación que no puede manejarse sólo con las facultades de los sentidos o de la razón. Hay una situación que se percibe indefinible y un velo por rasgar.







Existe posibilidad de subterfugios, propósitos ocultos o dobles intenciones.
La Sacerdotisa representa la naturaleza fecundable universal sagrada (sacra, secreta).
Es la esposa divina, con sus posibilidades de engendrar eternamente y de crear las realidades ilusorias de la maya (la materia perecedera, para los hindúes), la matriz universal... La Sacerdotisa es pasiva en relación al Mago, pero él puede hacer poco sin ella. Esto es así porque el principio activo se perdería en el infinito si no encontrase el polo pasivo que le retiene, le envuelve en su manto protector y modela (da forma) a aquello que quiere crear.
A veces hay sufrimiento psíquico y, otras, sublimación de los sentimientos, pero ambos conducen a la dicha espiritual. El principio femenino genera la atracción sexual que, en el caso de la Sacerdotisa, es una atracción magnética y de las más bellas cualidades psíquicas femeninas.
A veces el velo de esta mujer puede representar las pasiones y las debilidades que la aprisionan y la hacen esclava, pero un velo blanco es la percepción de la naturaleza pura, leyendo el libro que revela el conocimiento del pasado, el presente y el futuro.




4.9. MITOLOGIA.




El culto a Isis vino de Egipto para ser en el imperio romano una de sus más misteriosas religiones. Ella era una gran madre diosa con muchos aspectos, formas y símbolos. Ella era "la de muchos nombres" o la de "diez mil nombres," como también "la que lo es todo". Ella era la mujer ideal y completa o el prototipo para la mujer humana.
El mito central de la misteriosa religión de Isis es la historia de cómo su marido, el buen rey Osiris, fue muerto por su malvado hermano Seth. Isis dolorosamente buscó por todos lados su cuerpo y, cuando lo encontró, usó su magia para devolverlo a la vida y concebir a su hijo Horus con él. El resucitado Osiris se convirtió en un dios y el mito de su muerte y resurrección en algo que podían alcanzar a su vez los seres humanos. Al regresar Isis a la vida a Osiris, a partir de ese momento sus misterios dieron la vida eterna a los que se iniciaban en su culto. Estas ceremonias incluían una muerte y resurrección simbólica o mental. También estaba el matrimonio sagrado o unión sexual del Iniciado con la mujer -que representaba la diosa- con el fin de alcanzar lo desconocido y ganar la salvación.






Anubis, el dios chacal u hombre con cabeza de chacal, es el fiel servidor de Isis, el que deja a las almas después de la muerte ante el Muro de la Verdad para ser juzgadas. La estrella de Isis es Sirius, la estrella del perro, cuyo naciente marca el día del nuevo año egipcio.
En realidad, la diosa de la luna tanto se asimiló con la mujer altamente espiritual como con los aspectos más instintivos de la naturaleza femenina.
Hécate se asimiló a la brujería, los fantasmas, las encrucijadas, las pesadillas, la sangre y el terror.



4.10. LAMINA DERECHA (TENDENCIA ARMONICA).




Hay serena conciencia, sagacidad, sabiduría, comprensión, serenidad, penetración, iluminación y emotividad controlada. Se produce revelación de las cosas ocultas y, por ende, triunfo sobre el mal.
Hay plenitud emotiva y autoconciencia interna con recogimiento.
Por el poder psíquico y la serenidad interna se atraen las circunstancias, suavizándolas, dándoles intimidad y predisponiendo a la mutua entrega.



4.11. LAMINA INVERTIDA (TENDENCIA DESARMONICA).



Hay entorpecimiento y pasividad. Las circunstancias se hacen una carga psíquica. Las sugerencias de la mente trastornan el sentido y se convierten en falsas.
Las energías se disipan y se tiende a sometimientos y apegos a fuerzas obscuras, tenebrosas y absorbentes.
El chisme, la mentira, la calumnia y el falseamiento de la imagen (Luna), llevan a obsesiones y supersticiones que desmorronan la voluntad y ciegan la verdad.
¡Cuidado con las dependencias hacia personas que trabajan el psiquismo de baja estofa!.
El inconsciente tira con tanta fuerza que se está en el riesgo de perder el centro propio de la individualidad. Se tiende a vivir de la energía de otros.


4.12. LETRA HEBRAICA EN CORRESPONDENCIA.

Se le asocia a la segunda letra del alfabeto hebreo, BETH, que significa casa. Es la idea del santuario, la mansión inviolable de Dios y del hombre. Representa el Templo del ser interno, la morada de toda acción interior. De ahí la idea de enseñanza, ciencia de lo interno, gnosis, ciencia oculta o cábala.


Y en el de Waite

La Sacerdotisa de Waite (Londres 1910) que espera la unión mística.  
REPRESENTA: la energía femenina, la intuición, la clarividencia, la inteligencia emocional, la gran sabiduría que se encuentra latente en todo ser humano, el reino de la mente subconsciente, lugar en el que están ocultas tanto las potencialidades creativas como las destructivas, es decir, la dualidad o principios antagónicos: masculino y femenino, actividad y pasividad, claridad y oscuridad, el bien y el mal... Simboliza la noche, la matriz, y la semilla, o sea, aquello que permanece en estado potencial. Ella posee el secreto del destino del individuo, el cual se gesta en la oscuridad del inconsciente hasta que se cumple el tiempo de su manifestación.


Este Arcano personifica el aspecto mental del arquetipo femenino y es el emblema de la "verdad interior". 






SIMBOLOGÍA


.La Papisa está sentada, símbolo de pasividad externa.
.Tiene la mano derecha oculta, lo que indica que la actividad no tiene lugar en el mundo exterior, pues la zona derecha del hombre se asocia a la mente consciente, al día, a la claridad..
Sólo muestra la mano izquierda, signo de actividad interior, ya que la zona izquierda del hombre se asocia a la mente subconsciente, a la noche, a la oscuridad.
.Está vestida con la vestimenta simbólica de las sacerdotisas de la diosa egipcia, Isis con Velo. La Papisa es la personificación de esta diosa lunar virgen, guardiana del mundo subconsciente y sus secretos, cuya virginidad se asocia con el inconsciente sin explorar.
.Viste una túnica azul, color asociado al elemento Agua y a todo lo que éste simboliza (ver arriba, Elemento). Refleja emociones placenteras, actividad sentimental y afectiva, fidelidad, serenidad, sosiego, quietud.
.El velo, que lleva sobre la túnica, representa la pureza y lo que es sagrado. Es un elemento de resguardo y ocultamiento que establece una clara distinción entre el exterior y el interior, y este último es precisamente lo que se pretende cubrir. 
.En su cabeza luce una corona lunar triple, atributo de la diosa Isis. Figura el poder femenino de la inteligencia emocional y las diferentes fases de la luna: 
.La luna creciente se vincula con la primera edad del hombre (infancia), con el crecimiento, la regeneración y la luz.
.La luna llena, con la segunda edad del hombre (juventud), con la plenitud, la fuerza y el poder.
.La luna menguante, con la tercera edad del hombre (madurez) y con todo lo que decrece. 
.La luna nueva se asocia a la cuarta edad del hombre (vejez). Al no ser visible se vincula con la oscuridad y la muerte.
Las fases lunares simbolizan la renovación perpetua y, por tanto, la inmortalidad y la eternidad.
.En sus manos sujeta un pergamino enrollado o papiro de la sabiduría. Es el Libro de la Vida, la Torá o Ley de Dios, signo de sabiduría, del reino oculto y de la magia, en el que está escrito el conocimiento superior. La Papisa lo mantiene enrollado porque no podemos leer su contenido, ya que comprenderlo es el cometido de los Arcanos Mayores en su totalidad. 

.En el pecho tiene una cruz solar. Los brazos de la cruz son iguales, tienen la misma longitud. El brazo vertical representa el mundo de la conciencia y la razón, la energía masculina y activa; el brazo horizontal, el mundo del subconsciente y la intuición, la energía femenina y pasiva. La cruz, por unir estas dos energías y estos dos mundos antagónicos, figura armonía y equilibrio entre principios opuestos, perfecta unión entre los contrarios, y la resolución de la dualidad en el mundo físico.
.A sus pies descansa una luna amarilla en cuarto creciente. Representa el cumplimiento de todos los deseos debido a que la Sacerdotisa sigue las Leyes de Dios oLeyes Cósmicas, las cuales permiten la realización de todas las aspiraciones.
.Detrás de ella hay dos pilares o columnas que figuran la entrada al templo de Isis y al antiguo templo de Jerusalén, el lugar que es morada de Dios sobre la Tierra. Simbolizan la dualidad, los opuestos, el acceso al ámbito del inconsciente, a la sabiduría y al conocimiento interior. La de color negro se llama "Boaz" y la de color blanco, "Jakin". Estos son los nombres que recibían los dos pilares principales del templo de Jerusalén.




.Boaz (columna negra) es el rigor, la pasividad, la oscuridad, la energía negativa y femenina, el misterio, el subconsciente, lo que yace bajo la conciencia y que, por tanto, es desconocido a la mente consciente pero que no por ello carece de existencia.

.Jakin (columna blanca) simboliza la misericordia, la actividad, la claridad, la energía positiva y masculina, lo revelado, la mente consciente, es decir, lo que podemos ver con los ojos y escuchar con los oídos.

.Las letras de las columnas corresponden a la indicación inversa: la "B" es blanca y la "J" es negra. Esto significa que la dualidad es ilusoria y que cada uno de los extremos lleva incorporado en sí mismo al otro.

.El velo que hay detrás de la Papisa aparenta lo que está velado a los cinco sentidos y que solamente el tercer ojo (sexto sentido) puede descubrir. 

.Las granadas, que podemos ver en el velo, encarnan la matriz, el útero femenino. Los griegos creían que la granada había brotado de la sangre de Dionisio. Pero el significado prevaleciente de la granada, debido a su forma y estructura interna, dominando sobre la impresión del color, es el del adecuado ajuste de lo múltiple y diverso en el seno de la unidad aparente. Por eso, en la Biblia, aparece como símbolo de la unidad del Universo.
.Las palmeras encarnan el falo masculino.
.Detrás del velo podemos ver un estanque. Representa el mundo que yace bajo la conciencia: el subconsciente o "mundo de la potencialidad", en el que se guardan las semillas de toda manifestación y el lugar que encierra una gran sabiduría. La parte visible del estanque representa la zona superficial del inconsciente. Su profundidad simboliza el inconsciente en sí y el gran subconsciente colectivo, es decir, la unión de todos los seres que se encuentra más allá de la razón. Es aquí donde se esconde esa inestimable sabiduría, los misterios que permanecen velados a los cinco sentidos y verdades muy hondas. En la parte más abismal del estanque se encuentran los miedos más recónditos y la parte más degradante de la naturaleza humana. El hombre, al llegar al nivel del arcano mayor "La Luna-XVIII"* estará preparado para enfrentarse a esta parte de sí mismo y transformar esta energía negativa en positiva, liberándose de lo malo de su naturaleza de una manera definitiva.
.El agua del estanque está tersa e inmóvil porque en esta lámina sólo podemos ver la parte superficial del mundo interior, lo que significa que la Sacerdotisa no nos puede mostrar la profundidad del subconsciente. Se limita a indicarnos que dentro de nosotros hay mucho más de lo que podemos percibir con la mente consciente y racional, que todo ser humano posee en su interior una parte que le es desconocida. Es a causa de este desconocimiento que el inconsciente se nos aparece como algo oscuro y misterioso. Gracias a las lecciones de los 22 Arcanos Mayores podremos acceder a las profundidades de este estanque y conocer la sabiduría que allí se esconde.

Cómo nos explica  Sallie Nichols en su obra: “JUNG Y EL TAROT. Un viaje arquetípico”:

LA PAPISA: SACERDOTISA DEL TAROT

El mundo va a cambiar menos por las decisiones del hombre que por las adivinaciones de la mujer.
Claude Bragadon

"El arcano número dos del Tarot nos muestra una señora Papa de origen antiguo y misterioso. Históricamente no hubo nunca un Papa femenino, pero durante algunos siglos una mujer llamada «Papa Juan» disfrutó de vida en la imaginación del público". 
Veamos un poco el mito de la Papisa Juana, o Juan VII:







Es conocida la alergia que produce en la Iglesia católica el mundo femenino, al cual ha discriminado de forma sistemática a lo largo de su historia.
La Iglesia siempre ha buscado silenciar a aquellas mujeres que han jugado un papel importante en algunos Papados, como es el caso de Marozia de Spoleto o de Olimpia Maidalchini, a las cuales las ha enterrado en el absoluto silencio histórico, para que no se sepa de su existencia.La Papisa Juana
Si a estas mujeres se les ha silenciado en la historia de la Iglesia, debemos entender que una mujer fuera Papa, produce auténticos dolores estomacales y cardíacos a la todopoderosa iglesia católica. De ahí que el escándalo de una mujer Papa, hayan intentado por todos los medios ocultar la historia, o al menos ponerla en duda y hablar de una leyenda contra la iglesia.
La ortodoxia católica, no puede permitir que una institución como el Papado fuera encabezado por una mujer, debido a su enfermiza misoginia, lo cual le hace imposible de asimilar.
En lo mucho que he leído sobre la Papisa Juana, estoy convencido de que esta historia es real. Otra cosa es, que dispongamos de pocos datos, y algunos de ellos, están tergiversados intencionadamente, para que nunca la Papisa Juana fuera una realidad histórica.
Juana nace en el año 822, en Ingelheim am Rhein cerca de Maguncia (Alemania). Era hija del monje Gerbert, que forma parte de los misioneros cristianos mandados desde los territorios de anglos para cristianizar a los sajones y llevarles el Evangelio.
Juana vivió inmersa en un mundo de profunda religiosidad y en un medio en que el conocimiento cultural era práctica habitual cosa que no se daba en esa época oscura. Juana que era muy inteligente sabía que como mujer tenía pocas posibilidades de desarrollarse intelectualmente, por lo que decidió hacerse pasar por hombre.
Para poder seguir estudiando, Juana cambió su nombre por Johannes Anglicus (Juan el Inglés) y así pudo trabajar como copista en la abadía de Fulda, que le permitió profundizar en el conocimiento de la medicina.






Por cierto, os invito a ver esta extrordinaria película:



Esto hace que Juana pueda viajar de monasterio en monasterio (que en aquella época eran los únicos lugares donde se daba la cultura) lo que permitió conocer a los grandes personajes de la época.
Se sabe que viajó a Constantinopla y allí conoció a la todopoderosa emperatriz Teodora cuando ya era muy mayor, que era la esposa del emperador Justiniano, con la que entabló una gran amistad, debido a la sabiduría de ambas tenían.
Se sabe que estuvo también en Atenas, donde profundizó en el conocimiento de los grandes filósofos griegos y conoció al rabino Isaac Israelí, del que aprendió grandes conceptos de medicina y a sanar determinadas enfermedades.




Ya de regreso a su tierra alemana, fue llamado a la Corte del rey Carlos el Calvo, donde era escuchado debido a su profunda erudición.
En el años 848, Juana se traslada a Roma, donde es elegida para dar clases y pronto alcanzará gran fama, siendo bien recibida en los medios del Vaticano. En su estancia romana Juana aprovecha para profundizar en los estudios del trivium y quadrivium.
Debido a su erudición y a la fama que como profesor alcanza es presentada al Papa León IV, que se vio gratamente sorprendido por su erudición. La introduce en el mundo Vaticano, dedicándola a desarrollar la política de la Iglesia en los asuntos internacionales, además de ser su médico particular.
En junio del año 855 muere el Papa León IV, siendo elegido la Papisa Juana con el nombre de Juan VII.
Durante el pontificadoado de León IV, Roma está sumergida en una profunda crisis social y política. Las elecciones Papales dependían de las votaciones de los fieles romanos, pero sobre todo de las corruptelas protagonizadas por las grandes familias patricias romanas.
Era habitual que los Papados fueran de poco tiempo de permanencia en la silla de Pedro. Siendo habitual asistir a la destitución de Papas para nombrar a otro de una familia rival. Muchas veces los romanos hartos de estas corruptelas de las grandes familias romanas procedían a elegir un nuevo Papa.
El nombramiento de Juan el Inglés se debió a la gran debilidad de los patricios romanos y se procedió al nombramiento de la Papisa Juana debido a la fama que había adquirido de santidad y erudición. Los inicios de su Pontificado estuvieron llenos de placidez y de calma, rompiendo la alteración de los anteriores Pontificados.




A pesar de hacerse pasar por hombre, tuvo una vida sexual activa.   Se dice que ingresó en la abadía de Fulda siguiendo a un amante estudiante que había ingresado en ella.   En su estancia en Roma, mantuvo relaciones con el embajador de Sajonia en el Vaticano, Lamberto.   Como consecuencia de esta relación quedó embarazada.
A los trece meses de su Pontificado fue consciente de que estaba embarazada.   Los largos hábitos y las vestimentas alargadas  y unido a lo inimaginable que resultaba pensar en un Papa embarazado, permitió que nadie se diera cuenta del tal hecho.
Esto demuestra que Juana no era lo virtuosa que se decía.   Juana aceptó de mala gana dicho embarazo, pues le iba a dificultar y complicar su labor como Papa.   Aquí cabe hacerse algunas preguntas:
¿Por qué no abortó dado que tenía amplios conocimientos de medicina?   
Ella tenía asumido totalmente su rol masculino, de ahí la dificultad en la asunción de su embarazo y en que no hiciera nada. Su idea era ir a dar a luz en secreto y después ocultar a la criatura, por lo que esta situación era salvable.
El problema surge cuando se le adelanta en dos meses la fecha que ella tenía prevista para dar a luz.   Los hechos suceden cuando estaba presidiendo una larga procesión por las calles de Roma, que tenía una gran exigencia física.   




Dicha procesión iba desde la iglesia de San Pedro a la basílica Lateranense, en un lugar entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente.   En medio de una calle estrecha se puso de parto.    Por eso se dice en Roma nunca más ha pasado una procesión por este lugar.
Debido al gran esfuerzo empezaron los dolores, que al principio aguantó estoicamente pero pensando que no habría problemas siguió en la procesión. Estos dolores fueron a más y rompió aguas en medio de la misma.   De esta forma los obispos, el clero y el pueblo romano asistieron alucinados al parto en plena procesión del Papa.
Horrorizados, escandalizados y furiosos los devotos participantes en la procesión rodearon al Papa y lo apedrearon hasta producir su muerte.
La suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los Papas electos. Un eclesiástico estaba encargado de examinar manualmente los atributos sexuales del nuevo Pontífice a través de una silla perforada.









Acabada la inspección, si todo era conforme a la ley, debía exclamar “Duos habet et bene pendentes”, que traducido dice “tiene dos, y cuelgan bien”.
En los siglos XIV y XV, esta Papisa era ya considerada como un personaje histórico, y nadie dudaba de su existencia. Ocupaba un lugar entre los bustos de la Catedral de Siena. Bajo el Pontificado de Clemente VIII y debido a su solicitud fue transformado en el Papa Zacarías. El teólogo protestante Jan Hus hace mención de la Papisa Juana y nadie cuestionó históricamente su existencia. Este teólogo veía a la Papisa Juana como la encarnación de la prostituta de Babilonia descrita en el Apocalipsis.
Pero continuemos con la narración de Sallie Collins:
"El hombre puede propagar y celebrar el Espíritu Divino, pero sólo a través de la mujer se encarna el espíritu. Es ella la que acoge la chispa divina en su vientre, la protege y alimenta y finalmente la hace realidad. Ella es el vehículo de transformación.
Desde el punto de vista masculino de la ley y el orden, este acto creativo de Juana puede aparecer como un desafortunado accidente que interrumpió la procesión civilizada. ¡Qué choque pudo ser el afrontar la cruel y sangrante realidad (el bebé llorón y los pañales) en medio de la pompa y la solemnidad! 






¡Qué desconsiderada y antihigiénica la Naturaleza, que irrumpe de esta manera en una celebración del puro espíritu! Pero a pesar de que el hombre diga esto, ha de reconocer la tremenda importancia del poder de la mujer. «El espíritu puro» es pura tontería. Si a la inspiración alada no se la coge, se la trae a la tierra y se le hace tomar contacto con la realidad, se disipa sin meta ni propósito. Si no hay parto no hay procesión. Mientras el espíritu no toma realmente carne (no se encarna), su celebración papal podría carecer de sentido.





Así pues, aquí, sentada delante de nosotros en la carta número dos, hay una Mujer. A pesar de que se llame Papisa no es literalmente la mujer del Papa. Dado que en la serie ella sigue al Mago, que es un hombre sacerdotalmente sabio o mago, podemos pensar que ella es la gran sacerdotisa, que es, de hecho, como la llaman algunas barajas modernas. El Mago representa el principio Yang o principio masculino creativo; la Papisa puede verse como símbolo del principio Yin, o aspecto femenino de la divinidad. Encarna las cualidades de Isis, de Ishtar y de Astarté, todas ellas diosas que reinaron sobre los rituales de los misterios de la mujer. En su aspecto espiritualizado aparece como la Virgen María y como Sofía, la Sabiduría Divina. Su número dos es un número sagrado para todas las divinidades femeninas.





La Papisa es sustancialmente una mujer más bien mayor, sentada, posiblemente entronizada. Está vestida con traje ceremonial y la tiara de la Iglesia, lo cual representa el poder espiritual que está más allá de su persona individual. En sus manos sostiene un libro abierto, sin duda un libro sagrado, símbolo de la Divina Palabra. Quizá esté pensando en lo que acaba de leer, quizá sostiene el libro abierto para que nosotros también podamos ver La Palabra. .. Puede verse cómo empieza: «En el principio...». 






En algunas pinturas de la Anunciación la Virgen María está pintada en una postura semejante con un libro abierto, el libro de los Profetas, el cual predice su destino como portadora del Niño Dios. Aquí, en el Tarot, puede parecer que el libro tiene un significado similar, puesto que nos indica que es a través de la Papisa como el espíritu será «realizado», será llevado a la realidad. Tradicionalmente, la mujer no hace la ley pero es el instrumento de su realización; no controla su destino, pero éste evolucionará tal y como fue escrito. Esta mujer no emprende ninguna acción para conocer su destino, pues la esencia de lo femenino es la receptividad. Ella no escoge, es escogida. A ella le sucederá lo que estaba escrito «en el principio...».






El yugo azul que vemos sobre el pecho de la Papisa parece indicarnos que acepta su destino con una paciencia semejante a la de los bueyes y que servirá al espíritu con humildad. Da relieve, a la vez, al tramo horizontal de la cruz, a la dimensión terrena de la realidad. Conecta la derecha con la izquierda, el consciente con el inconsciente, uniéndolos de modo práctico al sujetar el libro de las profecías; acepta la palabra con todo su ser. Se hace eco de este compromiso el velo blanco, que no es distinto del que llevan hoy en día algunas órdenes religiosas o las chicas que hacen su primera comunión. Usado en la Edad Media, el velo hoy en día sigue siendo símbolo de dedicación especial el Espíritu Santo. Oculta el cabello de la mujer, su «corona de gloria», símbolo de atracción sexual y de poder de seducción. La Papisa lleva la cabeza cubierta por una tiara enjoyada, lo que insinúa su atracción hacia una gloria más preciada que la del cabello mortal. Su forma nos recuerda a una colmena, lo que simboliza fertilidad sempiterna, organización instintiva y alimento lleno de poder vital.
Su tiara triple nos muestra que su poder se manifiesta en los tres mundos: en el cielo, en la tierra y bajo el agua.
La triple tiara la conecta también con la bruja de tres caras llamada Hécate, una bruja del oscuro pre-Olimpo, figura con quien la Papisa tiene que compartir el dominio de los tres mundos. La dama de nuestro Tarot simboliza un refinamiento y espiritualización de la naturaleza instintiva muy alejada de la vengativa Hecate, ya que la Papisa no está de ningún modo en una postura relajada en su trono. El panal que cubre su cabeza quiere recordarnos constantemente que, cuando se desbaratan los instintos, pueden atacarnos con agudos aguijones envenenados, ya que protegen su miel celosamente. Detrás de la Papisa cuelga una gran cortina soportada por dos columnas que aparecen tímidamente a través del velo por el lado derecho y, debajo de su codo, por el lado izquierdo. Obviamente, está sentada a la entrada de algún lugar, quizá de un templo o de un santuario interior cuyos misterios guarda.





Se pueden apreciar las características misteriosas de la Papisa en comparación con el Mago. Él está dibujado al aire libre, todo lo que le rodea sugiere acción: la forma lemniscata de su sombrero, la varita que blande en el aire, la pequeña bola tan delicadamente sostenida entre el pulgar y el índice, así como los artilugios y herramientas que se exhiben sobre la mesa que tiene delante; todo sugiere acción.
Está a punto de hacer algo. Incluso su cabello de oro que cae libremente por debajo de su sombrero parece estar vivo. Su actitud, con los pies algo separados, es la misma que la de un director de orquesta en su podio cuando está a punto de iniciar un concierto.
Como un director de orquesta, el Mago no se queda quieto en el mismo lugar; cuando acabe esta actuación se trasladará a otro. Tampoco está ligado por las limitaciones del tiempo terrestre. La curva extravagante de su tocado le conecta con el infinito, indicándonos que su poseedor tiene acceso a la dimensión mágica del conocimiento impersonal que va más allá de las realidades mundanas del tiempo y del espacio.
No así la Papisa; ella está enraizada en el lugar, sentada pasivamente, inmóvil. Uno siente que ha estado allí desde siempre y que va a permanecer allí sentada hasta el final de los siglos. Mientras el Mago tiene la varita que sugiere acción y experimentación, la tiara y su libro indican comprensión y tradición. Estos pilares o columnas le marcan la limitación de la dura realidad, en contraste con la libertad espacial de la que disfruta el Mago.
El poder del Mago es fuego: calor, brillo y resplandor del poder solar; el poder de la Papisa es agua: frío, oscuro, fluido, el poder de la luna. Él controla por la rapidez de la fuerza, por el conocimiento y la idea; ella gobierna por la lenta persistencia, el amor y la paciencia femenina.
Los pilares repiten la dualidad expresada en el número dos de la Papisa. Su esencia es la paradoja. Ella lo abarca todo, abrazando ambas cosas, el bien y el mal, incluso la vida y la muerte. Ella, que es la madre de la vida, tiene que presidir también la muerte, pues todo lo que vive en la carne tiene que morir en la carne. Sólo la ilimitada luz del espíritu puro es inmortal.
La magia del Mago, así como su sexo, se nos muestran visibles. 







La magia de la Papisa está velada y oculta como su cabello. ¿Está quizá oculta tras la cortina que tiene a su espalda o está escondida «bajo su sombrero»? ¿Quizá está enterrada bajo las aguas de su vientre? Dondequiera que se halle escondida, como el secreto de la mujer, como su naturaleza misma, queda oculta a la penetración de la conciencia masculina. A los pies de una estatua de Isis, en Sais, están inscritas las siguientes palabras: «Yo soy todo lo que ha sido, es y será. Ningún hombre mortal ha sido capaz de descubrir lo que se halla bajo mi velo». Suyo es el reino de la profunda experiencia interior; no es suyo el mundo del conocimiento externo.
Nos parece que el poder del Mago se halla bajo el control de su conciencia, que puede dominar «el tiro». Éste no es el caso de la Papisa. La naturaleza de su magia le queda oculta incluso a ella. Sucede en parte «a sus espaldas», como vemos en el dibujo. Ella es quien custodia el nacimiento y el renacimiento, pero no los controla.
En las culturas primitivas se pensaba en la mujer como en la única fuente de vida. Esto sucedía así puesto que la relación sexual no se entendía como causante del embarazo.
El hombre no tenía ningún papel en el proceso de la concepción. Se veía como un intruso, más bien como una fuerza de destrucción para la naturaleza, como ejemplifica en la mitología la historia del rapto de Perséfone. Dado que el papel del hombre en el proceso de la creación no se comprendía, toda mujer que se sabía embarazada se sentía misteriosa e inexplicablemente elegida por los dioses. Como le sucedió a María, el anuncio del hecho tenía que bajar ineludiblemente como una anunciación del cielo.






El nacimiento de un niño era un misterio sagrado, era el misterio de la mujer. Los primeros recintos sagrados fueron los construidos para albergar el nacimiento de un niño; después se levantaron templos en estos lugares. El principio femenino encarnado en Isis, Ishtar, Astarté y después en María, se conectó no sólo con el nacimiento corporal sino con una nueva dimensión del conocimiento o de la sabiduría que trasciende la carne.
El hecho milagroso en sí mismo es aún un misterio; es el misterio de la mujer, le sucede a ella.
Para un hombre, el acto de la procreación sucede fuera de él, tanto física como psicológicamente. Un hombre puede engendrar una docena de hijos sin saberlo siquiera... Para una mujer la concepción, y el niño en sí mismo, sucede dentro de su cuerpo, en el mismo centro de su cuerpo. Desde el momento en que ha concebido, tanto si lo sabe como si no, la mujer está literalmente «con niño». Sea cual sea su actitud intelectual, en lo más profundo del inconsciente de cada mujer, el embarazo se experimenta todavía como un anuncio del destino; para ella, cada nacimiento es la recreación del Niño Divino.
Parece significativo que hoy en día la mujer empiece de nuevo a restablecer una conexión consciente con la experiencia del nacimiento de su niño. A través del parto sin dolor y de otras técnicas sin medicación, las mujeres son capaces de permanecer conscientes durante el momento del nacimiento de los hijos, de modo que se establezca una conexión emocional y espiritual con esta experiencia y participen conscientemente en este supremo acto de creación. Es más significativo aún el hecho de que a los padres, lejos de excluírseles de los «recintos sagrados», se les invite a presenciar el acontecimiento y a participar en el ritual para compartir la experiencia como co-creadores. 







Por fin la creatividad femenina y el principio femenino (que durante tanto tiempo han sido negados en nuestra cultura) están entrando en posesión de lo que les es propio. El movimiento de liberación de la mujer se considera a veces como si no tuviera más meta que liberar a la mujer del esclavizante trabajo de la casa, así como de los prejuicios con respecto al hombre en otras áreas de la vida. De lo que se trata en la actualidad es de liberar a los dos, al hombre y a la mujer, de la esclavitud con la que se les somete a ambos al principio masculino; una regla que, debido a su largo período de implantación, ha llegado a ser tiranizante para los dos por igual. A su nivel más profundo, este movimiento no es una guerra entre los dos sexos sino más bien una batalla que se libra por parte de los dos para liberar a la Papisa del calabozo del inconsciente y para elevarla al lugar que le corresponde, que es el de cogobernadora junto con el principio masculino. La revolución social y psicológica que está teniendo lugar en el presente puede considerarse como la actualización en términos humanos del dogma de la Asunción de la Virgen María, que fue proclamado como tal por la Iglesia Católica hace pocos años. Según la teología, la Virgen María tiene ahora un lugar seguro a la derecha de Dios Padre. Después de siglos de genuflexión espiritual ante el principio paterno (cosa tan común y dominante en nuestra cultura judeo-cristiana) le es difícil a la mujer, tanto como al hombre, conceder el mismo valor al principio femenino.
Uno de los problemas puede ser que el concepto de «iguales pero diferentes» sea algo muy difícil en nuestra sociedad competitiva, donde cada cosa, persona y lugar son computerizados al instante, evaluados y etiquetados. Podría ser que en nuestro esfuerzo por experimentar los dos sexos como iguales llegáramos a olvidar sus diferencias. Comprensiblemente, esta etapa de transición es capaz de confundir a cualquiera; parece que esto es más marcado entre aquellos de nosotros que fuimos educados en una época en la que las diferencias sexuales, aunque distorsionadas por la cultura, no estaban claramente definidas. 
No pasa así hoy en día. Simples amas de casa nos adelantan a zancadas y empujando en el supermercado; héroes del fútbol, que antaño lucían un esmerado equipo, posan hoy para la prensa con delantal de cocina y rizos. Más confusión producen aún los vestidos y uniformes que en la actualidad se llaman «unisex»; todos llevan cabello largo y téjanos y cada uno lleva a hombros su propia mochila y su saco de dormir; casi no existe una clave para descifrar a qué sexo pertenece cada uno.




Quizá no merezcamos saber quién es quién o quizá no sea necesario, ya que cada uno ha comprendido bien lo que es la vida y sus necesidades. Podríamos compartir la admiración que por la tortuga siente Ogden Nash al decir que su sexo está encubierto de un modo similar. «Pienso que es lista, la tortuga, en este empeño por ser tan fértil.»
Confiemos en que pronto aparecerá un destino «igual pero distinto» para el hombre y la mujer. Una de las maneras en que podemos ayudar a que esto suceda es experimentar más profunda y conscientemente el principio femenino tanto tiempo abandonado, e intentar observar de qué manera opera dentro de nosotros, tanto de los hombres como de las mujeres.
Como primer paso para ello vamos a clarificar nuestra terminología. Los términos masculino y femenino, tal como los usa Jung, no suponen la dicotomía psicológica entre hombre y mujer. Por eso, términos como «yin-yang» o bien «logos-eros» pueden ayudarnos, pues nos aclaran que lo que aquí tratamos son dos principios vitales que actúan a la vez en el hombre y en la mujer, y en la naturaleza. Sin embargo, es importante distinguir en nuestro lenguaje estas diferencias de sexo. El sexo es el paradigma de la experiencia humana para la realización de los opuestos y de su posterior trascendencia. A través de la «otredad» de la relación sexual experimentamos el poder dinámico de los opuestos en nuestras energías, y es a través del éxtasis de la reconciliación entre ambos como percibimos la totalidad de la trascendencia de la carne mortal.






Así pues, los términos masculino-femenino se utilizan aquí para señalar polos de energía positivos y negativos, cuya interacción dinámica propaga, motiva e ilumina nuestra vida. Por ejemplo: así como el cuerpo del hombre tiene sus características femeninas secundarías, su psique (su comportamiento y modales) se ve afectada por lo que Jung llamó el ánima, es decir, su así llamado «lado femenino». Cuando un hombre no es consciente de su ánima puede verse influido de una manera destructiva y ser dominado por ella. En cuanto se haga consciente de ella y de sus necesidades, ella puede inspirarle y conducirle hacia su propia totalidad. En términos junguianos, la Papisa representaría para el hombre un gran desarrollo de su ánima. Ella es la que simbolizaría la figura arquetípica que le pone en contacto con el inconsciente colectivo. Para una mujer, la Papisa puede ser una forma de Eros muy acentuada: simboliza la femineidad, un sí-misma espiritualmente desarrollado.
Las diversas facetas de la espiritualidad femenina no pueden encerrarse en palabras, ni tan siquiera en imágenes; he seleccionado, sin embargo, algunas ilustraciones que pueden aclarar y enriquecer el significado de esta carta. Quizá meditando sobre estas imágenes podamos conectar con la «magia lunar» que habita en nosotros mismos.
Todos nosotros, hombres y mujeres, tenemos a nuestro alcance dentro de nosotros mismos los poderes tanto del Mago como de la Papisa. Si no tuviéramos estos dos polos interactuando en nosotros, no podría haber vida ni creatividad.
Una de las ilustraciones nos muestra una estatua de alabastro de una antigua deidad lunar, símbolo de la fertilidad y de la reproducción, probablemente Astarté.







Representa una forma mucho más primitiva del principio femenino que la que hemos estado examinando; bajo los ropajes de la civilización, es la sangre de Astarté la que corre por las venas de la Papisa, así como por las nuestras. Estas deidades hembras eran diosas lunares debido a que se suponía que las fases de la luna eran las que controlaban el nacimiento, el crecimiento y la decadencia. Aún hoy en día, muchos «civilizados» campesinos consultan su almanaque antes de plantar las cosechas...
El poder lunar es muy sutil pero muy fuerte. Controla las poderosas mareas, ya que se decía que en Egipto las lágrimas de Isis gobernaban las aguas del Nilo. Comparándola con el sol, que es constante, predecible y brillante, la luna es inconstante, velada y oscura. La naturaleza de la mujer es lunar, cambiante como la luna, que lo mismo puede dar la vida que traer inundaciones o sequías, dependiendo sólo del capricho de la Gran Diosa.
Ambos sexos están sujetos a los caprichos de esta diosa, pero las mujeres, por simpatía, se dan cuenta más fácilmente de su influencia y se preparan para afrontarla.
Los ciclos rítmicos de la menstruación, con los cambios de humor que los acompañan, ayudan a la mujer a esperar lo inesperado, así como a reconocer y a aceptar lo irracional como parte de la vida. El temperamento de la mujer, así como el de la diosa, está más relacionado con los ritmos de la naturaleza que con los sistemas de la lógica.
Para el hombre la situación es diferente tanto psicológica como fisiológicamente; se siente menos sintonizado que la mujer con el ir y venir de sus humores. Como resultado de ello, la diosa puede sorprenderle. Algunas veces parece usurparle su personalidad entera, de modo que un hombre en este estado parece incluso hablar con voz de mujer, de una manera mujeril, irracional y algunas veces hasta histérica.
Cabe imaginar fácilmente que la Deidad lunar que aparece en la figura sea vengativa y brusca. ¡Mire profunda y conscientemente el principio femenino tanto tiempo abandonado, e intente observar de qué manera opera dentro de nosotros, tanto de los hombres como de las mujeres.
¡Mire esos ojos! Nótese también su «tercer ojo», situado no en su frente sino en su ombligo, en el vientre, el centro de todo. El elemento con el que ella conecta es el agua. En la mayoría de los mitos sobre la creación, se describe el agua como el poder de recibir, producir y también es capaz de construir. Desde lo más profundo del océano, desde el interior de las rocas, surgió la creación y toda forma de vida. Desde lo más profundo del inconsciente surgió la conciencia. Así como el embrión individual se contiene y alimenta en el líquido amniótico, así toda entidad individual se contiene y alimenta en el profundo inconsciente de cada recién nacido. Es, pues, del inconsciente de donde nace la conciencia.






Simbólicamente, la mujer es agua: mar, mare, mer, mere, y Mary (madre y María). Su conexión con el agua se resalta en esta carta (fig. 19). La carta pertenece a un Tarot inglés del siglo XX; la versión de esta Papisa pertenece al Tarot de Waite, y la llaman La Gran Sacerdotisa. Aquí podemos ver cómo las vestiduras fluyen y se convierten en agua. Este arroyo, como la mujer, fluye por la línea de la mínima resistencia, adaptándose a los contornos de la tierra y recogiendo a su paso charcos y lagos que reflejan el cielo. La naturaleza femenina es reflectiva. A través de la inmersión en las profundidades de la mujer es como el hombre llega a conocerse a sí mismo. Buscando las imágenes del profundo inconsciente, nosotros nos conoceremos a nosotros mismos.
La duplicidad, la dualidad y la memoria pertenecen al lado femenino. Alan Watts, en su libro Las dos manos de Dios, nos recuerda que, cuando Isis reunió los diferentes miembros del cuerpo de Osiris, lo que estaba haciendo literalmente era re-membrarlo.
La remembranza no es solamente un acto mecánico como podría ser sacar una fotografía de un grupo; es básicamente un acto restaurador y creativo. Pues cuando recordamos a alguien, cuando lo remembramos, recreamos su imagen. A los añicos y piezas desparramados referentes a una persona o hecho añadimos una parte de nosotros mismos: un contenido emocional de nuestra propia experiencia. Así pues, al recordar a alguien creamos una nueva entidad. Traemos lo olvidado a una nueva plenitud, reinstaurándolo en el mundo colectivo.
El acto creativo de la memoria es un atributo especial del principio femenino. Está siempre coloreado por la emoción. De hecho, como nos recuerda Watts, la palabra inglesa «memoria» deriva de la del antiguo inglés «mourn», que significa lamentarse o afligirse. Es por la aflicción por lo que uno «se vuelve Electra». Esta habilidad de conectar de manera creativa con sus emociones pertenece también a los hombres que están en contacto con su lado femenino; éste es el don particular de los poetas que nos ayudan a «llorar por Adonais».
Nuestra cultura occidental tiende a enfatizar el aspecto ligero y puro de la femineidad, por lo que resulta difícil en el arte europeo encontrar retratos de mujeres espirituales que estén «verdaderamente enraizadas en su cuerpo». Un ejemplo de ello es la Papisa, tal y como la pinta el Tarot de Waite. Esta baraja modernista inglesa fue diseñada bajo la dirección del erudito A. E. Waite y realizada por Pamela Smith, quien además creó decorados para las obras de Yeats. Esta mujer-Papa sufre cambios significativos. La sacerdotisa se dibuja como una bella mujer sentada, erguida y orgullosa. Las aguas a sus pies dan soporte a la luna creciente. Aunque está sentada entre las columnas del Templo de Salomón, apoyada contra los antiguos símbolos de la fertilidad, con un pergamino en el que se lee «Tora» en la falda y cubriendo su cabeza con la corona de Hathor, la mujer por sí misma es totalmente británica hasta la médula de los huesos. A pesar de lo complejo de la simbología que la rodea, o quizá precisamente por ello, me parece una figura carente totalmente de pasión, alejada de su entorno y desconectada de su cuerpo. ¡Cuan lejos está esta casta doncella post-victoriana de la figura de Astarté, la cual llevaba cuernos y aquel ojo en el ombligo además de los dos fogosos de la cara!
A esta sacerdotisa del siglo XX de Waite, que es bella y perfecta, le falta algo; comparándola con la Papisa que tenía un buen cuerpo de mujer y unos ojos llenos de sabiduría, esta joven parece pura e intacta, demasiado buena para ser verdad. Lo mismo le sucede a la Virgen María, a la que idealizan de modo que nos aparece carente de cuerpo y casi etérea. Desde que se proclamó el dogma de la Asunción, su cuerpo ha pasado a ser aceptable para el cielo y para nosotros. Quizá ha llegado ya el tiempo de que a la palabra «virgen» se le devuelva su fuerza original y su sentido.
En la actualidad hablamos de una virgen como de alguien se-xualmente pura; originalmente, la palabra «virgen» no tenía nada que ver con la castidad física.




«Virgen» significaba nada más que «mujer sin casar». Como escribe Esther Harding, al no pertenecer a ningún hombre se pertenecía a sí misma de una forma especial. Era libre de darse a Dios; estaba físicamente disponible para el Espíritu Santo. Virginal en este sentido era el Oráculo de Delfos. No se trataba de un espíritu desencarnado flotando entre pálidas gasas y ectoplasma. La Pitonisa era una diosa encarnada sólidamente en su cuerpo; ya que esperaba el impacto del Espíritu Santo, el recipiente tenía que ser sólido. En la novela de Par Lagerkvist «La Sibila» se nos relata muy bien lo que es «ser escogida» por Dios. Conviene leer este libro que fue galardonado con el premio Nobel en los años cincuenta, pues nos ampliará algunos aspectos de la Papisa.
Dado que los poderes de la Papisa no se pueden describir tan sólo con palabras, un buen ejercicio para enriquecer la sensación de este aspecto arquetípico que tenemos en nosotros mismos es buscar distintas imágenes de la misma y analizar sus distintas cualidades".

En éste sentido os ofrezco ésta presentación, donde he recogido una buena parte de las imágenes de la Gran Sacerdotisa en diversas barajas del Tarot:





Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.